Capítulo 36

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Capítulo 36

Para cuando Juliette llegó a la casa Cullen, su esposo ya salía de la habitación de Dereck, el chico seguía vivo podía escuchar su corazón latiendo de manera constante, decir que se sentía orgullosa era poco, su esposo había sabido controlar su temperamento lo suficiente como para no matar al chico. Aunque tampoco es como si fuera a alagarlo por eso, conociéndolo solo para llevar la contraria iría a matar al niño. Suspiro por ese pensamiento.

-Edmund está en nuestra casa, vendrá en un rato en compañía de su pareja, ella se encuentra algo delicada, nos gustaría, Carlisle, que la revisaras, solo para estar seguros.- dijo Juliette con tranquilidad hacia el vampiro rubio.

Compartió una mirada con su esposo y ambos de manera bastante sincronizada pasaron su mirada por los presentes en la sala de la mansión, primero posándola en Rosalie, seguido por Jasper, luego Esme, pasándola fugazmente por Lena y finalmente en Emmett.

Había algo extraño en la casa, ambos vampiros lo presentían, algo no cuadraba y era realmente molesto no poder hablar con libertad, mucho menos pensar. Jamás podrían ayudar a su hija si seguían así, pero ahora con la llegada de Edmund todo mejoraría, él podría cuidar a su hermana y así ellos podrían encargarse del ente externo que atacaba sin piedad a su hija.

La casería estaba a punto de comenzar.




***



-¿Le ocurre algo a Lacey?- pregunto quedamente Persephone, que estaba recargada en el pecho de su novio mientras este acariciaba sus oscuros cabellos de manera distraída. Ya la había puesto al tanto de su conversación con sus padres y como pronto irían a ver al doctor Carlisle Cullen para que la revisara y de paso vería a su hermana.

Persephone había notado cómo su Edmund no era el mismo, no es que él sea muy comunicativo o cariñoso pero esa actitud taciturna no era algo habitual, estaba metido en sus pensamientos y podía notar cierto arrepentimiento en sus palabras. Sabía lo importante que era Lacey Vulturi en la vida de Edmund, él siempre hablaba de su hermana (cuando está no estaba presente, claro) como su otra mitad, durante el tiempo que estuvieron juntos, arreglando todo para ir a Forks, Edmund constantemente se había quejado de que algo parecía ir mal, aunque no sabía qué.  Y no era para menos, la huida había sido relativamente fácil, habían logrado borrar sus pasos con relativa facilidad, todo había salido a pedir de boca, pero aún así había algo que había mantenido al híbrido intranquilo.

Ahora con la noticia de que algo muy grave le había ocurrido a Lacey todo parecía indicar que era eso lo que no iba del todo bien.

-Ella está delicada.- musitó mientras aferraba el cuerpo de su novia más cerca del suyo, Persephone se dejó hacer, entendiendo que no sacaría más de él. Aún no estaba preparado para hablar, así que lo mejor era brindarle su apoyo silenciosamente hasta que se sintiera listo de expresar en palabras sus sentimientos.

Persephone amaba con todo su corazón a Edmund. Era el único chico que había despertado sentimientos en su interior, era atento y comprensivo, silencioso y observador, podía ser divertido así como ser la persona más seria que ha pisado el planeta, tenia el don de hacerla sentir especial, única, amada, durante gran parte de su vida se había sentido como un objeto, un ser que debía solo existir y que su existencia era solo porque así una persona lo quería. Por eso no le molestaba estar en guerra abiertamente con su padre, si eso significaba estar al lado de Edmund. 

Ella admitía que los señores Vulturi habían sabido criar a sus dos hijos, ambos habían tenido una buena infancia, una rodeada de amor y felicidad, se notaba en ambos, con solo verlos a los ojos se podía ver que ambos habían sido niños felices. Ella había tenido una infancia ciertamente un poco solitaria, viendo personas entrar y salir de su enorme prisión de oro.

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⏰ Última actualización: Jan 15, 2021 ⏰

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𝔻𝕚𝕤𝕔𝕖𝕕𝕚𝕥𝕖 𝕒 𝕞𝕖, 𝔸𝕞𝕠𝕣𝕖. | 𝐀𝐥𝐞𝐜 𝐕𝐮𝐥𝐭𝐮𝐫𝐢 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora