Capítulo 1

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Capítulo 1

Mi vida siempre fue tranquila, vivía en una casa hermosa desde que nací con mi mamá en una ciudad para nada tranquila, mi hogar era donde mi madre estuviera, la persona más importante para mí.

Iba al colegio de mi ciudad natal, el más famoso por su alto nivel de educación, lo único malo era que no tenía amigos ahí, yo era la chica invisible y nunca me importó, así lo prefería, la ventaja de no tener amigos era que mi promedio era el mejor por la razón que no tenía distracciones, aunque a veces me sentía sola al no tener a nadie con quien hablar durante los recreos.

Amaba la playa, la cálida brisa acariciando mi rostro, la arena seca bajo mis pies, el olor a agua salada, lo hermoso de ver el mar en el horizonte, leer un buen libro bajo la sombra de alguna palmera, simplemente perfecto, creo que la principal razón de mi amor al mar era que mi casa quedaba justo frente a este, podía pasar días enteros en traje de baño sin importarme nada sólo el mar.

Pero todo cambio un día.

Mi vida siempre había sido perfecta, una madre que me ama, una casa donde vivir con todas las comodidades, un promedio perfecto, no podía quejarme de nada.

Mi madre siempre trabajó mucho, pues al tenerme a mí a tan temprana edad fue difícil, siempre ha hecho todo por mí para que yo tuviera una buena vida, siempre he admirado su esfuerzo, su empeño, que a pesar de todo y de todos siempre ha salido adelanté sin importar nada, siempre ha estado allí para mí como yo para ella, la considero mi mejor amiga.

No me parezco mucho a ella, a diferencia de ella mi cabello no es rubio sino castaño oscuro podría pasar por el negro, mis ojos son verde esmeralda y los de ella azules, mi piel es pálida y suave como la porcelana dirían muchos, creo que en eso es en lo único en lo que nos parecemos, las personas por las calles no creen que yo sea su hija, pues a pesar de los años ella sigue siendo joven y hermosa. Somos diferentes mientras ella es más abierta yo en cambio soy reservada, somos muy distintas la una de la otra pero a pesar de eso yo sería capaz de dar mi vida por ella sin dudarlo, ella siempre ha estado para mi, es la única explicación que tengo para llegar a hacer esto por ella, lo es todo para mí y la amo más que a nada.

Creo que esa fue la razón para aceptar esto, mudarme y dejar mi hogar para aventurarme a un lugar desconocido para mi hasta hace un par de días, dejar mi amada ciudad, mis paseos por la tarde en las hermosas playas de aquí, todo por complacerla a ella.

Me encuentro dando mi último paseo por esta playa, la que me ha visto en todas mis etapas y que tal vez nunca más vuelvo a ver, doy una última mirada al mar antes de dar media vuelta y caminar hacia el auto y subirme en el donde mi madre me espera para ir rumbo al aeropuerto.

Es un viaje bastante largo del cual todo el tiempo me la pase mirando por la ventana, era hermoso ver las nubes tan blancas y esponjosas que parecían hechas de algodón tenía ganas de poder tocarlas, era simplemente fascinante la vista, pero tuve que apartarla cuando el avión empezó a descender pues eso me daba algo de miedo así como el despegue.

Me hubiese encantado decir que ya habíamos llegado pero aún falta un largo y cansado viaje en auto para poder llegar al pequeño pueblo en el que ahora sería mi hogar, ese pueblo por lo que mi madre me dijo es bastante tranquilo justo lo que ella quería, un lugar pequeño donde no pasará nada interesante, un lugar en el que encontrara la paz que tanto quería pues su trabajo era bastante estresante y agotador, ella trabajaba en una empresa muy reconocida como una de las vendedoras, su trabajo consistía en visitar negocios y vender la mercancía que producía la empresa, llevar los pedidos de sus clientes y a la semana siguiente ir a cobrarles, parecía fácil pero tenía a su cargo más de cien clientes a lo largo de la ciudad, era la misma ruta cada semana, y no solamente de eso, debía de estar pendiente de que la mercancía llegará a los negocios, la verdad no entendía muy bien su trabajo pero un par de veces en las vacaciones la acompañe en su trabajo y era simplemente agotador.

𝔻𝕚𝕤𝕔𝕖𝕕𝕚𝕥𝕖 𝕒 𝕞𝕖, 𝔸𝕞𝕠𝕣𝕖. | 𝐀𝐥𝐞𝐜 𝐕𝐮𝐥𝐭𝐮𝐫𝐢 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora