Capítulo 26

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Capítulo 26

-Mamá, estuve pensando anoche.- comenzó a decir Edmund, y a lo lejos se pudo escuchar la voz de Lacey diciendo "eso no es nada bueno", y tenía razón, siempre que mi hijo comienza una frase con el "estuve pensando" solo significaba que un comentario considerablemente fuera de lugar vendría después.- Te escuche Lacey, en fin, en la cara de los Cullen cuando nos vean a mi hermana y a mí, será digna de ver, ojala este ese perro amigo tuyo, así le quedara claro que no tiene ni la más remota oportunidad contigo madre.

Lo mejor en este caso era ignorar gran parte de lo que dijo, sabe perfectamente que esa clase de comentarios no me agradaban, por eso el "madre" al final, le di un beso en la frente y seguí haciendo su desayuno, unos momentos después Alec llego a la cocina.

-Tienes toda la razón hijo, ese chucho no se acercara a tu madre.- y ahí estaba Alec envenenando la cabeza de su primogénito, desde que les conté tanto a Lacey como a Edmund sobre mi amistad con Seth, mi hijo cree que él estaba enamorado de mí, no importa cuánto le diga lo contrario, Seth solo puede amar a su impronta, seguro ya debió haberla encontrado.

-Deja de llenar la cabeza de tu hijo de cosas, seguro Seth ya encontró a su alma gemela así como yo.- le digo a Alec sin evitar golpear su brazo, este solo rueda los ojos y besa mi mejilla.

Estos hombres de mi familia me volverán loca, son tan parecidos, y solo cuando les conviene se unen, de resto cada uno por su lado.

Luego del medio día, y de hacer el almuerzo para mis hijos decidimos partir rumbo a la casa Cullen, Alec era el que sabía dónde estaba, seguimos una especie de formación yo delante nuestros hijos en medio y Alec atrás, íbamos corriendo, sería más impactante palabras de Edmund no mías, y quien soy yo para privar de ese capricho a mi amado hijo.

Para nuestra desgracia nos cruzamos sin querer por el territorio de los lobos, estos no tardaron en seguirnos, y eran rápidos, no podíamos ir muy rápido ya que Lacey no eran tan rápida, aumente mi velocidad y salte al árbol más cercano, Edmund salto a uno más por delante del mío, Alec tomo la delantera y se detuvo justo debajo del árbol en el que me encontraba, Lacey venía detrás con los lobos muy cerca de ella, Alec la tomo en brazos segundos antes de llegar a nuestra posición y la lanzo y sin perder tiempo siguió corriendo para saltar a otro árbol, mientras yo sostenía a Lacey evitando que cayera.

Alec y Edmund comenzaron a avanzar saltando de árbol en árbol, mientras Lacey y yo escalábamos para comenzar a avanzar, ambas íbamos más arriba como precaución a que mi pequeña y frágil Lacey cayera, ella había heredado más genes humanos como los llamo yo que Edmund, por eso es la más frágil de nuestra familia. Yo iba un poco por debajo de mi hija y así seguimos a un buen ritmo, los lobos estaban desesperados por hincarnos los dientes, idiotas.

Saltamos desde el ultimo árbol al suelo en el claro donde se alzaba la casa Cullen, la puerta no tardo más que unos segundos en ser abierta por Carlisle, igual que cuando desperté en esta nueva vida para ver a Alec a mi lado, me di cuenta que mis ojos humanos no le hacían justicia a su belleza, así mismo ocurrió cuando vi a Carlisle Cullen. Mi atención estaba centrada en el hombre frente a mí y en Alec junto a Lacey que caminaron hasta estar a mi lado, al no ver a Edmund me gire para verlo más entretenido en ver a los lobos tratando de romper con sus garras la pared invisible que nos separaba a nosotros de ellos.

Ver los ojos brillando de diversión de mi hijo era algo que me encantaba aunque fuese a costa de la desesperación de alguien más, con un carraspeo de mi parte logro captar su atención, con una mirada basto para que se olvidara de los lobos y termináramos lo que vinimos a hacer aquí. Con desgana Edmund camino hasta mi lado, le sonreí a mi hijo y juntos entramos a la casa, nadie se atrevía a pronunciar palabra alguna. Fuimos guiados por Carlisle por las escaleras hasta la sala en la que recuerdo siempre terminaban reunidos para hablar de algo importante.

𝔻𝕚𝕤𝕔𝕖𝕕𝕚𝕥𝕖 𝕒 𝕞𝕖, 𝔸𝕞𝕠𝕣𝕖. | 𝐀𝐥𝐞𝐜 𝐕𝐮𝐥𝐭𝐮𝐫𝐢 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora