Capítulo 21

3.5K 297 74
                                    

Capítulo 21

No había duda de que estaba enamorada de Alec y me importaba poco si él no sentía lo mismo. Alec me tomo en sus brazos y me sentó en mi cama para luego sentarse él con su espalda apoyada en el respaldo de esta, me tomo de la cintura y me sentó en medio de sus piernas dándole la espalda y me rodeo con sus brazos haciendo así que este recostada de él. Pasamos un tiempo sin decir palabra alguna, él solo tenía su barbilla recargada en la cima de mi cabeza, a pesar de que me sentía en las nubes al estar entre sus brazos hoy me molestaba su cercanía, sin duda estaba helado, y solo lograba que me diera más frio del que ya tenía, trate de que los temblores de mi cuerpo no los notara, los escalofríos se hacían casi imposible de disimular y paso lo que no quería y a la vez sí.

Alec se alejó de mí, sin tocarme, en segundos estaba de pie frente a mí, me observaba con atención y parecía molesto.

-Tienes frio y no me lo dices.- por su tono si lo estaba.

-No importa.

-Sí importa.- se quitó su capa, cosa que nunca lo hacía y la coloco sobre mis hombros y pude deleitarme con su olor, me abrigue con ella, cosa un poco imposible pues estaba igual de helada que su dueño. Alec me observaba, se paseaba de un lado al otro en la habitación. Hasta que en un determinado punto se detuvo.- Se mi novia.- lo soltó tan de repente que mi mente dejo de procesar por un segundo lo que estaba pasando a mi alrededor, hasta el frio era una nimiedad comparado con eso.

-¿Me lo estas preguntando?- pregunte porque eso no había sonado a pregunta.

-No, te estoy informando, si te lo pregunto hay una posibilidad de que te niegues.- eso si parecía ser algo que él diría. Una sonrisa se posó en mis labios y asentí, él solo se acercó a mí y beso mis labios castamente, estaba feliz, inmensamente feliz.

Solo algo empañaba esta felicidad que sentía, los temblores en mi cuerpo seguían, el frio seguía ahí y cada vez era más difícil soportarlo, esto lo preocupo.-Debo irme, así los Cullen te ayudaran.- se dio la vuelta con la intención de marcharse pero me negaba a que se fuera tan pronto, tome su mano y lo vi suspirar, algo completamente innecesario, se acercó y libero su mano de mi agarre, quito su capa de mis hombros y me sonrió luego de colocarla de nuevo en su sitio, beso mi frente y luego mis labios de esa forma única que me roba el aliento.

Cuando se alejó camino de forma lenta a mi ventana, todas las luces de mi habitación estaban apagadas, la única luz era la de la luna que se veía por el gran ventanal de mi balcón, abrió la ventana dejando entrar así la brisa, me estremecí por el frío repentino, no quería que se fuera.- Debo irme, pero antes tengo que decirte algo. Discedite a me, amore.- en un parpadeo desapareció de mi vista y un estruendo se escuchó, solté un pequeño grito por el sonido y solo eso basto para que todos los habitantes de esta casa entraran a mi habitación, un segundo me tomo para ver que una lámpara que estaba cerca del ventanal había caído ocasionando el ruido.

Yo solo podía ver la ventana por donde se había ido, pero eso no importaba, sentía como el aire me estaba faltando, como todo comenzaba a verse borroso, como llamaban mi nombre sin recibir respuesta de mi parte, y así todo a mí alrededor dejo de existir.

Cuando desperté estaba en la sala, acostada frente a la chimenea en uno de los grades sofás, sentía como alguien acariciaba mi cabello, estaba segura de que no era mi madre la que lo hacía, y no me equivoque era Rosalie, en ese momento a mi mente llego el recuerdo de esas extrañas palabras, "discedite a me, amore", no sabía que significaba.

-¿Dónde escuchaste eso Juliette?- esa voz, por un momento me asuste y me senté de golpe, era Edward que me veía fijamente desde la entrada de la sala, mi ceño se frunció automáticamente.-No estas bloqueando tus pensamientos.- explico con un poco de burla mi confusión. Me concentre para subir mis barreras de nuevo y seguí observándolo.-Nada ahora.- eso me hizo respirar más tranquila.

-Lo leí en un libro, no sé qué significa.- respondí con tranquilidad y pareció satisfecho con mi respuesta y así se fue dejándonos a Rosalie y a mi a solas.

-No me parece correcto que hubieses dejado la ventana abierta, Juliette, casi te mueres.- me reprocho y hay me di cuenta que seguro los Cullen asumieron que lo que sea que me paso por el frio fue gracias a la ventana, un verdadero alivio.

-Rosalie, estas exagerando.- dije de un modo que parecía una queja.

Obviamente me regaño no solo Rosalie sino técnicamente todos los Cullen, pero lo curioso es que en ningún momento mientras estuve inconsciente detectaron el aroma de Alec en mí, lo cual es un alivio y eso solo me hace pensar que mi poder o don es más fuerte de lo que yo misma creo que es, pues esto que recién ocurrió es solo una muestra de que lo es.

Cuando me dejaron volver a mi habitación me dijeron que había estado inconsciente durante dos días y que no iría al colegio por lo que resta de semana, claro que discutí con mi mamá cuando comento que no vería más a Seth pues eso que me había pasado había sido su culpa, esto termino en que los Cullen no estaban de acuerdo con la decisión de mi madre igual que yo y aún tengo el privilegio de ir a la reserva.

Una vez en mí habitación estando sola, vi tres rosas y eso solo significaba que Alec había venido tres veces, el día que me pidió ser su novia y los dos días inconsciente. Se había arriesgado demasiado solo por mí y esperaba que esta noche viniera otra vez para poder verlo.

𝔻𝕚𝕤𝕔𝕖𝕕𝕚𝕥𝕖 𝕒 𝕞𝕖, 𝔸𝕞𝕠𝕣𝕖. | 𝐀𝐥𝐞𝐜 𝐕𝐮𝐥𝐭𝐮𝐫𝐢 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora