Capítulo 30

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Capítulo 30

-Entonces Seth Cleawa... - guardó silencio mientras pensaba cómo es que seguía.

-Clearwater. -Dijo cansado ya de repetirle su apellido a la distraída chica que caminaba a su lado por las calles del pueblo de Forks.

-Lo que sea.- le restó importancia con la mano.- ¿Estás tratando de convertirme en el remplazo de mi madre como tú mejor amiga? - pregunto interesada Lacey mientras seguían caminando y observando a las personas que al igual que ella caminaban metidas en sus asuntos, aunque no podía compararse con ellas, ella era muy diferente y sus problemas igual.

-No.- dijo cortante, incluso la pregunta lo ofendía.- Solo estoy siendo amable.- era imposible que la hija de la chica que en algún momento fue la dueña de sus afectos pudiera remplazarla.- Y también que los Cullen me lo pidieron. Mi trabajo es solo distraerte de lo que estás pasando.

- ¿Si comprendes que recordándome el hecho de que mi adorado padre podría estar posiblemente muerto, no es una buena manera de hacerlo? ¿O sí?- Lacey trato de decirlo de una manera de que pareciera que el tema no le importaba, utilizando todo el sarcasmo del que fue capaz de reunir en ese momento, tratando de que su voz no se rompiera por el repentino nudo que tenía en su garganta y delatara sus inmensas ganas de llorar, el simple hecho de decir en voz alta sus temores la hacía sentir horrible y darse cuenta de que esa podía ser la realidad, una horrible realidad que no estaba segura de poder soportar o vivir.

-No me gusta Forks.- trato de cambiar de tema luego de que noto que Seth no decía nada y como no quería hablar del tema de sus padres para no echarse a llorar ahí mismo, decidió que lo mejor y más sano para ella era cambiar de tema y las palabras simplemente fluyeron solas.

-¿Por qué?- No entendía a que venía eso, se había quedado pensando en las palabras de la chica y pensando en la mejor manera de responder y consolarla de alguna manera, comprendía hasta cierto punto lo que ella podía posiblemente sentir en ese momento, aunque dudaba comprenderla realmente, él no podría entender jamás que clase de sentimientos podría albergar por un asesino como Alec Vulturi lo era, no podía entender que vio la dulce Juliette Summers en ese vampiro que la llevo a huir con él y tener dos hijos.

-Es muy silencioso.- la repentina respuesta de la chica Vulturi lo saco de sus pensamientos.

-¿Y eso que tiene de malo? ¿No es mejor el silencio?- Seth no entendía porque le molestaría el silencio, él particularmente lo encontraba relajante, por no decir reconfortante.

-Té hace pensar mucho, en todo y en nada.- respondió distraída.

Y otra vez se había quedado sin palabras, nunca Lacey podría ser parecida a Juliette, porque la chica que en algún momento fue su mejor amiga pocas veces lo dejaba sin palabras en medio de una conversación, era como si con ella las palabras simplemente fluyeran, no debía pensar mucho, todo era tan natural como respirar, en cambio Lacey tenía la capacidad de matar una conversación tan rápidamente y de forma tan repentina como se estornuda, y es que un estornudo era rápido y sin aviso. Y eso no era un insulto o algo parecido, para Seth era un constante recordatorio que ella no se parecía a su madre, que simplemente Lacey no era Juliette; sin duda los Cullen le habían dado una tarea muy difícil, distraer a una chica que no conocía y hacerle compañía.

Cuando desde hace años él particularmente no era una buena compañía.

Buscar un tema de conversación en esos momentos le era difícil a Seth y para Lacey ni se diga, estar con un antiguo amigo de su mamá y que según su padre y hermano posiblemente había estado enamorado de ella no hacia la tarea de socializar más fácil, para Lacey hablar con desconocidos era difícil, ella simplemente no tenía una lista larga de amigos de los que presumir, cuando iba al bachillerato la tacharon de rara por culpa de su hermano que se negaba a hablar con cualquiera, a menos que fuera estrictamente necesario que hablara con alguien, el resto del tiempo prefería la soledad como compañera y se mantenía lo más alejado posible de las personas. Ella por otro lado, intento ser amable al principio, pero los adolescentes suelen ser crueles en ocasiones y aunque ella podía presumir de que sus malos comentarios hacia su persona jamás llegaron a afectarla realmente, eso no quería decir que se dejaría amedrentar y maltratar solo por conseguir un amigo, así que respondía igual o incluso peor a muchos de sus compañeros, su hermano le decía que carecía de filtro verbal y que a veces se pasaba un poco.

𝔻𝕚𝕤𝕔𝕖𝕕𝕚𝕥𝕖 𝕒 𝕞𝕖, 𝔸𝕞𝕠𝕣𝕖. | 𝐀𝐥𝐞𝐜 𝐕𝐮𝐥𝐭𝐮𝐫𝐢 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora