Capítulo 29

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Capítulo 29

-Edmund, ¿qué le paso a mamá?- esa fue la primera pregunta que su hermana le hizo, y aunque no podía responderla porque lo único que le venía a la mente era algo impensable, era mejor ser honesto para así prepararse para el golpe.

-A ella nada, a papá...- fue inevitable no soltar un suspiro al no poder terminar la frase y mucho más al ver el rostro de su hermana.- No te preocupes, no les pasara nada, seguro solo mamá estaba exagerando y en menos de lo que crees ambos volverán he iremos a casa.- intentó ser positivo por el bien de ambos aunque eso sin duda no era lo suyo.

-Edmund no me mientas, eres pésimo haciéndolo, sabes tan bien como yo que si mamá actuó así es porque es muy grave.- para Edmund ver a su hermana así le dolía, se veía que le faltaba muy poco para ponerse a llorar y Lacey rara vez lloraba. Era duro para él saber que debía irse y dejarla sola en ese momento pero ya había tomado esa decisión antes de lo que estaba ocurriendo en ese momento.

-Sorella, debo irme, era lo que quería hablar con mamá pero esto es algo que no puede esperar, porque tiempo es lo que no tengo.- trato de ser sutil pero siendo honesto, no importaba cuanto endulzara la verdad pues lo que le dijo a su hermana con esa o con otras palabras para ella sería igual de duro afrontar esa situación pero no había otra opción.

-Fratello, no me dejes, por favor.- el puchero en los labios de su hermana lo hacían dudar de su decisión pero sabía lo que debía hacer.

-Debo ir, nos veremos en unos días.

Y sin más se fue dejando a su hermanita al cuidado de los Cullen, pero simplemente para Lacey no era lo mismo la compañía de su hermano con la que los Cullen podían ofrecerle y eso que eran muchos. Le habían dado la habitación que era de su madre, era extraño para ella estar en el lugar donde sus padres se habían enamorado, un lugar donde su madre había pasado una parte de su adolescencia, su habitación parecía un lugar que guardaba secretos, y ciertamente que los tenia y ella conocía algunos.

El primer día, luego de que su madre y su hermano se fueron dejándola atrás, se la pasó acostada viendo el techo de la habitación sin hacer nada y sin pensar, las horas pasaron con lentitud hasta que se durmió en algún momento del día, a la mañana siguiente fueron a despertarla Esme y Rosalie, fueron amables y la llevaron a desayunar y procuraron no dejarla sola. Y se los agradeció en lo más profundo de su alma.


Para Seth Clearwater los años habían pasado y cada vez se sentía más solo, sus amigos decidieron dejar de entrar en fase para así poder envejecer y vivir felices al lado de sus improntas, él aún no la encontraba y ciertamente no quería encontrarla todavía.

Le había tomado más de lo que pensaba reunir el valor para ir a ver y enfrentar a la que en algún momento fue su mejor amiga, gracias a los pensamientos de Jacob, sabía que ella había vuelto luego de años de ausencia a Forks a ver a los Cullen, y él necesitaba respuestas a las preguntas que llevaba años pensando, ella había roto más que su confianza, también había roto su corazón.

Recordaba perfectamente la última vez que la vio, lo bella que se veía sonriendo por la emoción de que faltaba un día para su baile de graduación, él estaba más que dispuesto a aceptar ir a ese baile con ella, lo de hacerse el difícil para aceptar era para ver cuánto aguantaba.

Aún seguía presente en él el sentimiento de cuan nervioso estaba esa noche antes de ir a recogerla para ir juntos al baile, esa noche estaba decidido a confesarle sus sentimientos que no eran solo de amistad, desde que la había visto en la Push había quedado prendado de ella y cuando se dio cuenta que no era su impronta lo acepto, pero al ver que no la encontraba decidió confesar sus sentimientos por su mejor amiga y dejarse sentir su amor por ella de la mejor manera, como se dieran las cosas en ese momento.

Pero aún despues de tantos años seguía con sus sentimientos ocultos y cerrados bajo mil cerraduras, jamás pudo confesárselo, jamás noto que su corazón ya tenía un dueño, jamás noto que no era tan honesta como se veía y que detrás de esa sonrisa se ocultaban mil secretos que con los años se descubrieron, aunque era difícil decirse engañado por ella cuando él mismo sabía lo buena que era para guardar y esconder las cosas, sus problemas siempre los escondía y solo los dejaba al descubierto cuando iba a sacar algún provecho.

Juliette Summers era sin lugar a dudas la chica más compleja que él había conocido en su vida aunque ahora tenía la duda de si debía ser Summers o Vulturi. Esa chica tan linda y que odiaba a los vampiros había terminado enamorada de uno de los peores que existían en el mundo, un vampiro con una historia llena de asesinatos que ella pareció olvidar con solo haberlo conocido.

Quizás jamás le perdonaría eso a la que alguna vez fue su mejor amiga.

Al llegar a la casa Cullen pensó que Carlisle le abriría la puerta pero en lugar de eso lo hizo Edward Cullen, el vampiro tenía una sonrisa en su rostro y él evitó pensar en lo que quería hacer yendo a esa casa cuando prácticamente nunca iba.

-Sígueme.- fueron las únicas palabras del vampiro y aunque se sentía inseguro lo siguió dentro de la casa.

Pudo ver a Jacob con Reneesme en la sala, ambos le sonrieron y él hizo el esfuerzo de corresponder pero el simple intento se sentía forzado así que desistió de su intento, escuchaba voces, unas conocidas y otras no, por un momento guardó la esperanza de que fuera ella, y quizo retractarse de su idea de ir y enfrentarla pero ya era tarde.

Apareció en la sala tres mujeres, dos eran conocidas para él y la otra no lo era, la chica guardaba un parecido aterrador para él con Juliette Summers, y pensar que la chica era su hija le producía nauseas, pues recordaba con absoluta claridad los embarazos tanto de Bella como de Amira y no habían sido agradables, pensar que su mejor amiga había pasado por lo mismo lo hacía odiar más al hombre que se la llevó.

La chica de paro justo frente a él y lo observo con atención, y él aprovecho de hacer lo mismo; la joven era realmente encantadora, hermosa, un cabello largo y laceó con leves ondulaciones, una piel tan pálida como muestra de la sangre de vampiro que corría por sus venas, unos ojos cautivadores de un intenso color azul, uno oscuro que te recordaba a las profundidades del océano, su cuerpo similar a un reloj de arena resaltaba con el vestido de un azul oscuro que combinaba con sus ojos. La chica podría pasar por una deidad, un ángel caído en la tierra para tentar a todos los hombres.

-Déjame adivinar quién eres.- incluso su voz era como un hechizo, te atrapaba y envolvía con la suficiente sutileza y fuerza como para hacer lo que sea que te pida, él no dijo nada, siguió en silencio como lo había estado desde que llegó a la casa, la chica sonrió y su sonrisa perfectamente podía iluminar la habitación por completo.- Eres Seth, Seth Cleawa... lo que sea, el ex mejor amigo de mamá.- comprobar que sabía su nombre, a medias pero lo sabía, lo hacía sentir confundido, Juliette si le había hablado de él, y eso solo quería decir que no lo había olvidado pero también confirmaba que ella si era su hija y no sólo era su imaginación jugando con él.

𝔻𝕚𝕤𝕔𝕖𝕕𝕚𝕥𝕖 𝕒 𝕞𝕖, 𝔸𝕞𝕠𝕣𝕖. | 𝐀𝐥𝐞𝐜 𝐕𝐮𝐥𝐭𝐮𝐫𝐢 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora