Capítulo 20

3.6K 285 30
                                    

Capítulo 20

Habían pasado casi tres meses desde esa primera vez que Alec Vulturi irrumpió en mi habitación, casi tres meses desde que di mi primer beso, casi tres meses desde que volví a ser amiga de Seth, casi tres meses que le miento a la familia Cullen y casi tres meses desde que no me arrepiento.

Quién diría que en casi tres meses pueden pasar tantas cosas, Alec volvió a mi habitación más veces luego de esa noche y cada día que despierto luego de su visita consigo una rosa blanca como recordatorio, aunque me encantaría conservar eternamente todas esas rosas tan especiales es imposible, la única solución que conseguí fue la de guardarlas en medio de mis libros, cuando estoy sola con mis pensamientos las saco y las observo, siguen siendo hermosas.

Ahora tengo un libro solo con los dibujos de Alec, atrás de mi librero donde están todos mis libros del colegio, logre abrir un espacio en la pared y ahí escondo el libro dedicado solo a Alec. Es el lugar más seguro que conseguí, y creo que es el mejor así ni por error descubrirían mi secreto.

Mi madre termino por aceptar que soy amiga de Seth, claro pero todos creen que soy tonta, los había escuchado por accidente hablar durante la noche a toda la familia de esto y a la "fuerza" hicieron entrar a mi madre en razón. Ahora durante las tardes de cuatro días a la semana estoy en la reserva con Seth.

Hoy era una de esas tardes en las que estaba en la reserva, más específicamente en la playa la Push, era un viernes y había decidido faltar a clases, y pues pasar todo el día con mi amigo Seth, el invierno se acercaba y los muchachos de la manada estaban aprovechando el día saltando acantilados, me habían invitado pero el agua estaba lo suficientemente fría como para que mi valentía se fuera de viaje. Claro que cuando volvieron nadando todos mojados les pareció divertido venir a donde me encontraba sentada en la arena. Los idiotas amigos de Seth me abrazaron y luego me cargaron, termine en el agua completamente mojada con un grupo de chicos riéndose, y si como lo imagine, el agua estaba helada, no me sorprendería que a grados bajo cero y ellos ni siquiera lo notarían, ¡estúpidos perros!

-¡Son unos idiotas!- grite mientras salía del agua temblando y empapada, ellos como respuesta siguieron riendo a carcajadas, claro que estas no duraron cuando estornude, se detuvieron abruptamente y parecía que Seth los mataría con esa mirada.-Soy humana no aguanto tanto frio.

Seth vino corriendo en mi ayuda, me llevo a su casa mientras me cargaba en sus brazos, yo no hacía más que temblar y estornudar, en poco tiempo llegamos a su casa, me dejo en el baño y me dijo que tomara una ducha, cosa que hice, cuando salí había una toalla, sin dudarlo me envolví en ella, se sentía el calor muy a duras penas, medio abrí la puerta y asome mi cabeza al pasillo, ahí estaba Seth con un poco de ropa en sus manos que me dio mientras sus mejillas tomaban color en ese momento, yo solo saque mi mano, tome la ropa y volví a encerrarme en el baño.

Me coloque el mono y el suéter, ambos me quedaban enormes, pero eran calientes, le proporcionaban a mi cuerpo el calor que había perdido, la ropa mojada la tome en mis manos y la lleve a la secadora de la casa de Seth. Este por otro lado estaba en la pequeña sala de la casa junto a la chimenea, me senté a su lado sin decir nada, lo más cerca posible de la chimenea, seguía estornudando y era molesto, muy molesto.

-Disculpa a los chicos, suelen hacer las cosas sin pensar.- comento Seth y se le veía apenado por lo que paso, solo le sonreí un poco y seguí con mi tarea de lograr absorber todo el calor posible.-¿Estas molesta?

Su pregunta me tomo por sorpresa, extrañamente no estaba molesta, solo incomoda, lo cual era peor.- No lo estoy. Creo que lo mejor será volver a casa.

Me puse de pie y tome el teléfono de la casa de Seth y marque el número de la casa Cullen, en el segundo tono respondieron.

-Casa Cullen.- era Exen.

-Soy Juliette, podrías venir a buscarme a la reserva, surgió un problema.- en ese momento estornude de nuevo, me había enfermado. Odio estar enferma.

-¿Estas herida?- pregunto con urgencia aunque no me dejo responder.- en cinco minutos llego a recogerte.

Sin más colgó, me gire a ver a Seth y parecía culpable, le sonreí y fui a abrazarlo.-No estoy molesta, solo debo ir a casa, así Carlisle me da un medicamento y no amaneceré mañana con un gran resfriado.

-De acuerdo, te llevare a la frontera.

Así fue como llegamos tres minutos tarde y a Exen si aún fuese humano estaría a punto de un ataque. Luego de cerciorarse de que no estaba herida sino solo a punto de un horrible resfrío fue que dejo de ver a Seth sin su cabeza. En este tiempo creo que Exen se comporta como debería de hacerlo un padre, aunque no estoy muy segura pues nunca he tenido uno y no sé cómo deben de comportarse. Lo que sé es que él se preocupa por mí, no como todos en la casa sino de una manera diferente. Apenas llegamos a la casa me llevo al despacho de Carlisle y luego de que este me revisara y me diera unos analgésicos fue que Exen me dejo tranquila. Fui a mi cuarto y luego de cerrar la puerta de la habitación me di cuenta de que todas las luces estaban completamente apagadas. Luego de prenderlas, me di la vuelta y estuve a punto de gritar cuando una mano me lo impidió. Al ver sus ojos me calme.

-Alec.- dije luego de que me soltara.

-Apestas.- esa fue su única respuesta, algo decepcionante.

-Gracias, eso es lo que toda chica desea oír.- dije sarcástica. El me observaba con atención, su ceño estaba fruncido y sus hechizantes ojos destilaban furia, ira, estos por lo general son inexpresivos pero hoy habían cambiado, que lindo, el chico que te gusta con un excelente olfato viene a visitarte justo el día en que tienes ropa prestada de tu mejor amigo, solo eso me sucede a mí.

-Lo dije enserio, solo que tu no percibes la peste.- se volvió a quejar, ahora había matado por completo la ilusión que tenia de verlo.

-Puedes irte si quieres.- y regresaron los estornudos.

-¿Estas enferma?- ahora parecía preocupado, lo cual no me agradaba, quería que se fuera, no tenía ganas de concentrarme para hacerlo invisible de la familia de vampiros que están en el piso de abajo, solo quiero dormir y despertar perfectamente curada.

-Estoy a nada de un resfrío, pero creo que no te iras hasta en un rato así que, tomare un baño para no escucharte quejarte de que apesto.- espete técnicamente, tome mi pijama y me encerré en el baño de mi cuarto, tomando así otra ducha de agua caliente, cuando salí me vestí con rapidez y seque mi cabello lo más que pude.

Cuando salí del baño Alec estaba acostado en mi cama viendo al techo, se puso de pie y en segundos estaba a centímetros de mí, sus frías manos tomaron mi rostro con delicadeza y me beso. Se le había vuelto una costumbre desde que viene a visitarme, su respuesta cuando le pregunto el por qué lo hace es simple, le gusta el calor de mis labios sobre los suyos, es una manera sutil de decir que me está utilizando, y yo de tonta soy incapaz de quejarme pues me encanta como se siente cada vez que me besa, como un montón de sentimientos explotan en mi interior. Sí, sin duda estaba enamorada de este patán.

𝔻𝕚𝕤𝕔𝕖𝕕𝕚𝕥𝕖 𝕒 𝕞𝕖, 𝔸𝕞𝕠𝕣𝕖. | 𝐀𝐥𝐞𝐜 𝐕𝐮𝐥𝐭𝐮𝐫𝐢 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora