Capítulo 8

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Capítulo 8

-Hija, seré directa contigo, he tomado una decisión, que me hace muy feliz y espero que lo entiendas-dijo ella pero no me miraba, sino el bosque que nos rodeaba, la escuche suspirar y luego como si nada lo dijo.- Me voy a casar.

No hizo falta que dijera más nada, no hacía falta preguntar con quién porque eso sería estúpido, como la decisión de mi madre, ella se casaría, después de tantos meses viéndola sufrir por ese amor tan irracional para mí, aun así lo aceptaba, aceptaba volver con él, después que desapareció de la noche a la mañana, sin dejar rastro y que así como se fue, así mismo volvió.

No sabía cómo me sentía, me sentía decepcionada de mi mamá, ni siquiera lo hizo sufrir por lo menos un día, apenas él aprecio lo perdono y se arrojó a sus brazos literalmente, sin importarle lo que yo pensara y ahora me dice tan tranquila que se casara.

No digo que me pida permiso porque es su vida, solo que por lo menos me lo dijera antes de tomar esa decisión, pero no lo hizo, otra vez me había dejado de lado, otra vez no pensaba en mí, otra vez yo no era su prioridad, otra vez Exen Cullen era más importante que yo, su hija, la que siempre ha estado ahí, la que escuchaba sus malas experiencias en el trabajo, la que se quedaba sola en la casa todo el día esperando a que llegara por las noches así sea para verla por solo cinco minutos antes de dormir, la que estaría siempre para ella sin importar que.

Pero eso ya no importa, siempre seré todo menos que su prioridad.

-Okey, felicidades a ambos-digo sin saber que siento realmente en este momento, la veo sonreír sin notar que por dentro me estoy muriendo y trata de abrazarme pero simplemente me aparto, no soporto que intente tocarme, que no me conozca, que no se dé cuenta que odio la idea, que... la comienzo a odiar a ella y a Exen Cullen.

Entro en la gran casa sintiendo un torbellino en mi interior, los veo a todos en la sala más aliviados de cuando me fui, suspiro y me voy a la habitación en la que me encontraba ayer, la biblioteca, me encierro ahí con la puerta cerrada con seguro, me encantaría tirarme a llorar en este momento, pero sé que no tendría privacidad, que todos en esta casa sabrán lo que hago y ahí empezaran las preguntas que no podre responder sin gritar cuanto los odio a ambos.

Hago lo que he aprendido desde que llegue aquí, a guardar todo lo que siento, a no pensar en eso que me atormenta, a serenarme, porque si no pienso en eso, no sentiré nada, porque si no pienso en eso el dolor se apagara un poco, y así es más fácil para mí.

Me toma solo unos minutos y ya estoy bien, entre lo que cabe, el dolor sigue presente pero lo ignoro, me cuesta respirar y eso también lo ignoro, tomo un libro al azar y me siento a leerlo, sin leerlo realmente. Perdiéndome en mis pensamientos sin pensar nada realmente, hundiéndome en mis sentimientos sin sentir realmente.

Haciendo lo que mejor se hacer, perderme en mi misma.

No sé cuánto tiempo llevo aquí, tampoco me importa realmente, nada me importa en realidad. A nadie le importo. El único que mostro interés en mí por un tiempo, está ocupado en su propia batalla y merece su espacio para sanar. Cuanta envidia me da. Quisiera tener su espacio.

Cuando al fin decido que es momento de salir, me llevo una gran sorpresa al encontrar a Bella y Edward en la sala con los demás que voltean a verme, por un momento veo a mi madre, pero me arrepiento, siento ese torbellino de emociones, a mi estómago revolverse y aparto mi mirada de ella, no quiero estar aquí, es en lo que puedo pensar.

Me dirijo a la salida de ese lugar con el mismo pensamiento, no quiero estar aquí, llego a la puerta y la abro precipitándome a la oscuridad de la noche con el mismo pensamiento, no quiero estar aquí, siento mis ojos escocer y corro por el bosque, muy lejos de esa casa, con el mismo pensamiento, no quiero estar aquí, no sé cuánto tiempo corrí pero el único pensamiento que embargaba mi mente en todo momento era no quiero estar aquí, era un pensamiento repetitivo y un sentimiento muy fuerte que me hacía seguir sin importar cuan cansada estuviera.

De pronto me detengo abruptamente, ante mi hay un gran risco que separa el bosque, me paro en la orilla y veo hacia abajo, es una caída un poco larga y hay un riachuelo en el fondo, sé que si lo cruzo seré libre, no podrán encontrarme, lo presiento, tomando coraje me acuesto en el piso y voy bajando lentamente mis piernas hasta apoyar mis pies en una de las salientes y seguir con mi descenso, fue un trabajo arduo pero a la final lo conseguí, estaba en el fondo, por unas piedras que hacían un camino a través del riachuelo lo pase con sumo cuidado y llegue al otro lado, hice el mismo proceso anterior pero esta vez para ascender, esta vez fue más difícil y tuve varios raspones en mis manos pero eso no me detendría hasta llegar a la sima.

Estaba agotada, no solo físicamente también psicológicamente, todo mi cuerpo gritaba por un descanso, pero no me detendría ahora que había llegado tan lejos, seguí caminando en línea recta con el acantilado o como se llame eso a mi espalda, mientras más caminaba más aliviada me sentía, por momentos sentía que me observaban pero de seguro era mi imaginación, sentía que llevaba horas caminando hasta que al fin vi una luz a lo lejos y quise llorar de alegría, empecé a correr en esa dirección y lo que vi me emociono más que cualquier otra cosa, eran las cabañas de madera de los Quileuten, eso solo significaba una cosa, los Cullen no pueden entrar aquí, por lo tanto estoy a salvo.

Me dirigí al único lugar que sabía me recibirían, la casa de Seth, mis piernas ya no daban para más pero no me detendría hasta estar frente a su casa, luego de lo que me pareció una eternidad ahí estaba su casa, me acerque a ella y una vez en la puerta la toque, no sabía qué hora era pero debía de ser tarde por que las luces de adentro estaban apagadas. Cuando abrieron la puerta fue Sue la que me recibió, lucia cansada pero seguía conservando su cálida sonrisa y estaba sorprendida por verme en su casa a estas horas de la noche.

-Juliette, que sorpresa cariño, pero ¿qué te paso?-primero me saludo y luego exclamo un poco sorprendida al notar la suciedad de mi ropa, me invito a pasar y al entrar en ese cálido hogar me di cuenta del frio que tenía, no lo había notado hasta ese momento, me ofreció una taza de chocolate caliente.

Cuando ya había entrado en calor, se disculpó conmigo y llamo a Seth porque supuso que estaba ahí para verlo y en parte tenía razón. Cuando Seth llego a la sala tenía una cara de acabarse de despertar lo cual había pasado pero al verme allí, pareció que su sueño se esfumo, se acercó a mí y deje la tibia taza en la mesita para ponerme de pie y abrazarlo.

Es ahí en sus brazos que me di cuenta de cuan sola me sentía, cuanto necesitaba un abrazo, sentirme apoyada y protegida. Cuando siento su voz susúrrame que me calme y que deje de llorar, es que noto mis mejillas húmedas y es que caigo en cuenta de que estaba llorando, poco a poco ambos nos sentamos en el sofá de la sala donde anteriormente estaba sentada sin deshacer el abrazo, Seth me hace sentarme en sus piernas para abrazarme mejor, sus brazos son cálidos, me sentía protegida en ellos.

Le fui contando lo que paso, que prácticamente había escapado de mi casa, que no podía más sentirme encerrada, que quería alejarme de mi madre por un tiempo, que no soportaba verla, que ella se casaría, en cómo me sentía con respecto a ella, en que no le importaba, le conté prácticamente todo, y cuando ya había acabado el solo me dijo.

-

¿Te sientes mejor ahora?

-Creo que si- respondí en un susurro.

-Te diré que, puedes quedarte en mi casa hasta que lo consideres conveniente, y dejemos eso hasta aquí, necesitas descansar, mañana cuando estés más serena hablaremos al respecto ¿de acuerdo?- dice en un tono dulce y yo solo asiento, el me conduce a su cuarto, me ofrece su ropa y la verdad es que estoy tan cansada que solo me cambie de ropa y me acosté en la cama de Seth y espere a que entrara de nuevo al cuarto y le pedí que durmiera conmigo, cosa que acepto y ahí entre sus brazos, antes de quedarme dormida susurre <<Gracias>>.

𝔻𝕚𝕤𝕔𝕖𝕕𝕚𝕥𝕖 𝕒 𝕞𝕖, 𝔸𝕞𝕠𝕣𝕖. | 𝐀𝐥𝐞𝐜 𝐕𝐮𝐥𝐭𝐮𝐫𝐢 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora