Capítulo 33

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Capítulo 33

-No puedo creer que estemos vivos.- y lo que decía era absolutamente la verdad, no podía creerlo.

-¿Qué esperabas? ¿Morir en Volterra?- a diferencia de mí, Alec estaba furioso por el desenlace de todo, pero yo no podía estar más agradecida a pesar de todo.- No debiste venir, no por mí.

Eso fue una puñalada, si estaba molesto no debía pagarla conmigo.

-Pues entonces deberías de volver a Volterra y rogarle a Aro que te mate, no planeo detenerte.- fui firme al decirlo y seguí andando sin volverme a verlo. Había cosas más importantes que el humor de Alec.

Sentí como me retenía, me hizo girarme y me zarandeó, su agarre en mis brazos era firme, fuerte y para nada delicado, mi cuerpo aún estaba resentido por la tortura de más de una semana a la que había sido sometida, no merecía este trato de parte de mi esposo, hice todo por liberarme de su brusco agarre pero era una pelea por demás inútil, me rendí y lo enfrenté, sus ojos rojos pero con matices negros no me parecían tan fascinantes como hace años. La ira en su mirada me daba escalofríos. Me jactaba de ser una persona que no se asustaba por la fría personalidad de Alec Vulturi pero esta vez era diferente.

-No debiste venir a buscarme, lo sabes perfectamente Juliette Vulturi, debiste quedarte con los chicos y los Cullen, segura, a salvo.- su voz era firme y contenía su ira, sabía que él tenía razón pero no pude evitar ir por él, a pesar de tener a mis dos hijos, la eternidad me parecía vacía y sin sentido sin él a mi lado para compartirla.- Me rompía el corazón verte sufrir. No debiste venir.

De ser humana sus palabras me harían llorar, podría apostar que mis ojos estarían llenos de lágrimas que mi orgullo me impediría derramar.

-¿A ti se te rompía el corazón? ¿Y qué hay del mío?- le pregunte ya sin importarme modular mi voz, había intentado ser optimista cuando nos dejaron ir pero me parecía irreal, sabía que al ir por Alec era probable que moriría, y estaba dispuesta a hacerlo, no iba a dejarlo solo.- Yo también sufría al verte así, eres mi esposo, en las buenas y en las malas, he estado a tu lado en las buenas,¿Cómo me pides que no esté en las malas? ¿Cómo puedes ser así de egoísta?

Me abrazo, y toda la tensión acumulada en mi cuerpo durante todo este tiempo se fue, así de fácil, así de rápido. Le devolví el abrazo con la misma fuerza. Estar juntos era lo mejor que los Vulturi pudieron concedernos a pesar que nos estaban castigando.

Yo había accedido a dejar mi mortalidad a un lado por él, por mi amor a Alec Vulturi, de otra manera hubiese seguido con mi vida humana, sin importarme lo efímera que era, más que dispuesta a olvidar este mundo tan siniestro, era por eso bajo ningún concepto habría permitido que él pasara por todo eso solo, yo había jurado ser su compañera en la eternidad, y si eso significaba morir a su lado, lo haría, una y mil veces, porque lo acompañaría en el siguiente viaje, uno completamente desconocido.

El viaje de vuelta fue difícil, haber tomado sangre humana como un regalo era una maldición, la sed en vez de mitigarse solo incremento, haciendo que nuestro contacto con los humanos se redujera al mínimo, especialmente para Alec que sin duda estaba más sediento que yo.

Llegar a Forks fue casi un milagro luego de una que otra casería no intencional, llegar era un alivio, aunque no muy grande, ambos teníamos un mal presentimiento, sabíamos que algo había pasado en nuestra ausencia, aunque yo me mostraba optimista, asegurando que todo estaba bien y solo era remordimiento de consciencia, cosa prácticamente imposible pero había que tener esperanza.

¿Y qué mejor esperanza que la de rencontrarnos con nuestros hijos?

Moría de ganas por abrazar a mi Edmund, había extrañado a horrores ver su ceño fruncido y esa adorable mueca que hacía con su boca cada vez que lo abrazaba. Y mi pequeña y dulce Lacey, quería abrazarla y no soltarla, dejar que me llenara de su amor, repartir besos en todo su bello rostro. Amaba a mis hijos y los extrañaba demasiado, era la primera vez que pasaba tanto tiempo alejada de ellos.

𝔻𝕚𝕤𝕔𝕖𝕕𝕚𝕥𝕖 𝕒 𝕞𝕖, 𝔸𝕞𝕠𝕣𝕖. | 𝐀𝐥𝐞𝐜 𝐕𝐮𝐥𝐭𝐮𝐫𝐢 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora