Capítulo 27

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Capítulo 27

Era bastante difícil de explicar lo que sucedió luego de haber sido clara con lo que pensaba, era como si los Cullen necesitaran escuchar esas palabras de mi boca para que podamos mantener una conversación tranquila, mi madre se veía insatisfecha pero ella es una persona muy difícil de satisfacer. No me mortificaba mucho eso, hasta cierto punto me causaba gracia el asunto.

-¿Madre, puedo irme ya?- la pregunta de Edmund me tomo desprevenida, no era que no la esperara pero su abrupta interrupción en la conversación logro que sintiera ganas de darle una buena colleja por irrespetuoso y maleducado.

-¿Por qué le dices "madre"? ¿Él es tu hijo?- la pregunta indiscreta de mi madre casi hace que me ría a carcajadas pero debía mantener la compostura.

-Eso es bastante obvio.- comento Edmund con un poco de desdén, nada impropio de él.- Pensé que serían más listos considerando que llevan años viviendo con dos hibridas.- Edmund chasqueo su lengua, mientras movía ligeramente la cabeza como si desaprobara la falta de observación que presentaron los Cullen.- Me equivoque.- su respuesta final no la esperaba, mi hijo solía ser impredecible muy pocas veces y solo cuando se lo proponía.

Se puso de pie para luego encaminarse a la puerta, rodé los ojos por su comportamiento, en cuestión de segundos Lacey lo seguía sin ninguna palabra de por medio, cosa que no me extraña, Edmund podía ser muy insensible pero eso no quita que Lacey lo siga a todas partes y que siempre estén juntos.

Antes de que nadie pudiera comentar nada ante la revelación de que tuve hijos con Alec, los chicos abandonaron la casa, Alec se puso de pie y con una sola mirada sabía lo que decía "seguiré a los niños y evitare que Lacey se meta en problemas por Edmund" y sin más abandono la habitación dejándome sola con aquellos que fueron mi familia hace más de una década.

-¿Cómo sobreviviste?- la perplejidad en las palabras de Carlisle trajo mi atención de vuelta a la habitación, por un momento me había desconectado para concentrarme en mi familia que está afuera con muchos lobos merodeando, eso no era bueno. Me puse de pie y comencé a caminar por la habitación, me sentía sofocada, algo impropio de mi naturaleza.

-Alec supo cuidarme.- respondí de manera vaga, en estos momentos no me interesaba hablar de mi precoz y peligroso embarazo.

-Era lo menos que podía hacer.- no sabía que mi madre había aprendido a emplear el sarcasmo y la ironía en una misma frase, comienzo a cuestionarme si la actitud de mi hijo la heredo del lado de su padre.

-No tiene sentido, mi embarazo fue muy duro y ni qué decir del de Amira, tu tuviste dos bebes, eso es mucho más difícil aun, es imposible que sobrevivieras.- las palabras de Bella no las esperaba, pero eso no quita que siga considerando a esta mujer muy tonta, ahora siendo inmortal y viéndola con detalle, mas allá de sus cambios físicos es hasta insignificante, su belleza no se compara a la de Rosalie o la de mi hija, incluso su don lo es, siendo humana era mucho peor esta chica.

-Todo es muy diferente, no logro ver tu punto de comparación, no me compares con mi madre y contigo.- respondí de manera cortante, pero ni la posición a la defensiva de Edward me detuvo.- La gran diferencia es que Alec estuvo a mi lado todo el tiempo, eso influye, también el hecho que necesitaba sangre y el menor esforzó físico posible, un lugar cálido también ayuda. Nunca llegue a verme tan mal como tú o mi madre.- sonreí con un poco de suficiencia, no entraría en detalles de ese momento de mi vida, ellos no debían saber y además mentía descaradamente, ella tenía razón hasta cierto punto.

-Te has vuelto muy grosera Juliette.- la respuesta calmada de Exen me desconcertó.

Pero cualquier respuesta que pude darle quedó opacada con el fuerte rugido que se escuchó en el exterior de la casa. Era lo que estaba esperando, corrí lo más rápido que pude dispuesta a matar a cuanto lobo se interpusiera entre mi familia y yo, más si les hacían el mínimo rasguño a mis hijos.

La escena en cuestión era digna de ver, y no era lo que me esperaba. Edmund por el contrario de lo que imagine, estaba sentado en la rama de un árbol en el borde del claro donde se encontraba la casa con Lacey a su lado, por otro lado Alec estaba frente al árbol con un lobo frente a él de color rojizo que estaba en posición de ataque, el lobo no lo dudo más y ataco solo para terminar lloriqueando por el golpe que se dio.

-No te metas Juliette, esta es mi pelea.- dijo Alec y por su voz estaba furioso, un detalle sin importancia, una voz gritando el nombre del lobo llamo mi atención.

-¡Jacob!- era Renesmee, mis recuerdos siendo humana con los años comenzaban a borrarse trayendo como consecuencia que no reconociera al lobo en cuestión, sin embargo eso no evito que me acercara a mi familia y que cuando el lobo intento atacarme obtuviera el mismo resultado anterior.

-¿Qué paso?- mi voz era suave y solo tenía ojos para mi Alec, nada era más importante que él en estos momentos, ni siquiera el lobo que estaba a mi espalda intentando hincarnos los dientes a como dé lugar.

-Intento atacar a Lacey.- la voz de Alec fue un gruñido bajo que denotaba advertencia lo vieras por donde lo vieras, todo su cuerpo en tensión y listo para atacar.

-¿Por qué aun no lo matas?- pregunte con simpleza y al parecer la falta de emoción en mi voz consterno a los Cullen, pude escuchar sus exclamaciones de asombro.

-Estas en el medio.- fue su única respuesta, a diferencia de mí que solo podía ver a Alec, él no me había mirado siquiera de reojo en ningún momento, sus ojos carmesí solo podían ver al gran lobo rojizo a mi espalda. Me encogí de hombros por la indiferencia demostrada por mi esposo y fui a sentarme a disfrutar del espectáculo al lado de mis hijos, ni bien quite la barrera el lobo ataco, era una pelea dura, el lobo había recibido varios golpes, por otro lado Alec ni siquiera se estaba esforzando, no pude evitar sonreír al ver a mi esposo divertirse un poco.

-Juliette detén esta locura.- prácticamente me exigió Edward, lo analice un momento y luego vi a la hija de este llorar de dolor al ver como lastimaban a su compañero, Emmett se acercó junto a Jasper dispuestos a intervenir en la pelea, salte del árbol para posicionarme frente a ellos.

-No le harán nada a Alec.- mi afirmación pareció que no se la esperaban, intentaron tocarme para quitarme del medio pero no pudieron.- Chucho inmundo deja a mi esposo en paz.- dije en voz alta para que el lobo se detuviera, cosa que hizo para asombro de todos, en cuestión de segundos una bruma negra lo rodeo privándolo de sus sentidos, me acerque al gran lobo con los Cullen detrás de mí, con uno de mis pies pise a la altura de sus costillas con el fin de lograr al menos una fisura, como resultado obtuve un gemido de dolor.

-No vuelvas a acercarte a mi hija o aniquilare a toda tu manada de chuchos y te dejare a ti para el final.- cuando Alec hablaba de esa manera lograba infundirme un miedo horrible, me hacía recordar todas esas horribles historias que los Cullen contaron sobre él, pero sin embargo, era incapaz de cuestionarme mi decisión de ser su esposa, porque sé que él me ama y juntos somos una familia y que no puedo hacerlo cambiar su forma de ser.

𝔻𝕚𝕤𝕔𝕖𝕕𝕚𝕥𝕖 𝕒 𝕞𝕖, 𝔸𝕞𝕠𝕣𝕖. | 𝐀𝐥𝐞𝐜 𝐕𝐮𝐥𝐭𝐮𝐫𝐢 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora