El rostro del mal (Finalizada)

16~Afrodita

Capítulo dedicado a AnaClaudiaFerrerMune ¡Te quiero❤️!

Como si Demián estuviese adaptado al cuerpo de Cristina paseaba sus manos sin ningún tipo de decoro por todas los rincones correctos haciéndola plegarse de placer mientras sus bocas y lenguas se hacían el amor al mismo compás de sus erráticas respiraciones.

El tacto era algo salvaje, mientras sus labios se encontraban, Demián acariciaba con la palma de sus toscas manos la espalda de Cristina por encima de la tela que a decir verdad ya comenzaba a estorbar.

A falta de oxígeno en sus pulmones desprendieron sus labios bajo pesar y se dedicaron a mirarse fijamente. Sus ojos estaban esombrecidos por una densa capa de pasión, lujuria...deseo.

—Realmente es un crimen que prefieras a las mujeres. Eres toda una hembra Cristinita—farfulló sobre sus labios. Ella quiso agregar algo pero él la volvió a besar devorandose en el proceso cada una de esas palabras que no llegaron a manifestarse.

—Estamos locos—inclinó su cabeza ligeramente hacia atrás cuando lo sintió bajar con sus ardientes besos por su cuello, su clavícula, para morir finalmente en su pecho.

—Locos por rompernos en un exquisito orgasmo—fue bajando cuidadosamente hasta su abdomen mientras que con pericia desprendía uno por uno los broches de la camisa que vestía Cristina esa noche.

—Demián—quiso pararse cuando lo sintió masajear aquella piel que había quedado completamente expuesta pero él la sujetó de los brazos con fuerza y no permitió que se levantara hasta que no terminara su recorrido.

Conforme descendía, sentía como el cuerpo femenino cambiaba de temperatura. Se detuvo en su ombligo, y pudo observar una sección de las bragas de Cristina que sobresalían de su pantalón negro opaco. Eran del mismo tono del resto de su ropa entonces Demián pudo constatar que aquella morena que temblaba bajó su cuerpo tenía fijación y obsesión extrema por el color negro. En la orilla, el resorte era blanco y tenía una franja roja que decía "Criss" con letras claras.

—Critinita, ¿acaso tienes tu propia marca de ropa interior?—preguntó con una sonrisa retorcida.

—No, ¿por qué?—decía mientras levantaba su cabeza un poco. Sus mejillas estaban marcadas por un color rojo granada que se podía distinguir a metros de distancia.

Demián la detuvo, sabía que si ella lograba recuperar su posición, se aprovecharía y lo terminaría expulsando de la habitación como muchas veces anteriores. Así que la volvió a tomar por los brazos y con el peso de su cuerpo la aventó de vuelta a la cama quedando encima de su abdomen sentado.

—Es que tienes el diminutivo de tu nombre grabado en tu ropa interior, eso no es normal—recitó mientras le acariciaba el rostro con toques malignos en cada una de sus facciones.

—Cristina Hurtado...es la marca de ropa interior que uso...inculto.

—Es bueno saberlo—se mordió el labio inferior tentando—Ahora cada vez que vea o escuche hablar de esa marca me acordaré de ti y de tu ropa íntima—le guiñó un ojo y se lanzó con fiereza a sus labios. Ella sin poder evitarlo se abandonó a sus besos y terminó correspondiendo con la misma intensidad que él imponía.

Ella le clavó las uñas en la espalda cuando lo sintió ejercer presión con sus caderas como si quisiera ir más allá de la tela al tiempo que con sus labios succionaba la tersa piel bajo su oreja. Sus intimidades excitadas inevitablemente se rozaron prendiendo aún más la llama de sus cuerpos. Cuando Demián quiso besarla nuevamente, un toque en la puerta los detuvo. Se miraron fijamente a los ojos y detallaron sus labios rojos e hinchados, querían volver a retomar todo pero otro inoportuno toque aún más fuerte que el primero hizo que Cristina empujara a Demián para que saliera de encima de su cuerpo y tras abotonar y aclopar su camisa, abrió la puerta.