Victoria miraba fijamente la puerta por donde tan solo minutos antes había salido Atilio, el hombre que le había acabado de confesar que la quería ¿Sería verdad eso? Mientras pensaba en que tan fidedigna era la posibilidad se cuestionaba si debería correr tras él o si era mejor dejarlo ir para que por primera vez en su vida experimentara lo terrible que se sentía ser rechazado. Así como él hacía todo el tiempo con su propio hijo.Los segundos se esfumaban y ella permanecía estática, realmente no lograba reaccionar porque no estaba segura de cual decisión era precisa para ese momento. Finalmente, y como si de un reflejo de su propio cuerpo se tratara se acercó a la puerta con precisión y acto seguido una Refugio sorprendida por la forma tan imprevista en que había sido abierta la puerta, se mostró ante ella.
—¿Qué tienes, Victoria?—preguntó al ver la ansiedad reflejada en el rostro de su hermana. La aludida bajó la mirada hasta la niña que dormía en brazos de Refugio y arrugó el entrecejo desorientada—Es una larga historia—entró a la habitación y seguidamente recostó a Génesis en la cama tras haber quedado rendida en sus brazos durante el trayecto de la mansión al hotel—Descansa mi gotita de miel—le sonrió para después depositar un cálido beso en su frente—Se estará quedando un tiempo con nosotras, ¿no te molesta verdad?—giró en dirección a la puerta y se desconcertó al ver a Victoria recostada a ella como quien tiene un pensamiento muy profundo.
—Se fue—susurró con la voz llorosa cuando sintió una caricia en su espalda—Se fue, Refugio.
Ese instante fue lamentable, Victoria se abrazó a Refugio y lloró amargamente por toda esa situación que la acechaba, aunque por otro lado se sintió esperanzada porque ahora sabía que aunque fuera un poco, Atilio la quería. Refugio la estrechó contra su cuerpo sintiendo como sus lágrimas le humedecían la tela de la blusa.
...
—¿Te sientes mejor?Luego de un rato habían pasado juntas al balcón con el fin de no depestar a la pequeña Génesis que descansaba a tan solo unos pies de ellas y bueno nunca está de más que un poco de aire nos refresque los pensamientos y ahuyente nuestras penas.
—Sí—contestó con la mirada perdida en el vacío.
—Hace un momento me comentaste algo sobre que alguien se había ido ¿Se trata de Atilio?—vio cómo su hermana sonrió amargamente y luego largó un extenso suspiro.
—El mismo que viste y calza—hubo un pequeño silencio—Me confesó que me quería.
—¿Y eso es malo?
—Supongo que no—se frotó las manos con inquietud. Refugio sonrió al presenciar los nervios de su hermana y le colocó una mano en el hombro a modo de brindarle su apoyo—Pero yo no sé si deba creerle. Me da miedo hacerme ilusiones en vano, además que él sigue sin aceptar a su hijo.
—Las personas tienen derecho a cambiar, Victoria, y sí, tal vez Atilio no haya sido el mejor de los hombres pero existe el arrepentimiento.
—¿Lo defiendes?
—No es eso—se alejó un poco del cuerpo de su hermana—Solo estoy siendo objetiva—decía mientras se acercaba un poco más a la baranda que protegía toda esa zona.
—¿Y qué te refieres exactamente con ser objetiva?—la siguió y se colocó justo detrás de ella—¿Estás diciendo que debo olvidar todo y entregarme a él por un simple te quiero?
—Tampoco seas exagerada por favor—suspiró y prosiguió hablando—El caso no está en que te entregues a él, sino que te des la oportunidad de comprobar si lo que te dijo es cierto o no, pues existe la posibilidad de que haya sido sincero. No creo que un hombre como Atilio Ferrer vaya por ahí diciendo "te quiero" sin realmente sentirlo.
ESTÁS LEYENDO
El rostro del mal (Finalizada)
FanfictionLa vida no te da a las personas que tú quieres, sino te da a las personas que necesitas. Estas personas a veces te ayudarán, a veces te "lastimarán"; a veces te abandonarán, a veces te amarán...pero sobre todo, te ayudarán a convertirte en la person...