6~Imprevistos

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Capítulo dedicado a JaquelinChavarria ♥️🐣!

-No me pidas que me aparte de ti, no en este momento—y sin pensar, lo abrazó con fuerza. Por unos minutos estuvieron dándose calor mutuamente, minutos mismos que bastaron para que la tormenta que venía gestandose desde hacía rato, se concretara. Ella intentó apartarse y él la besó.

Debido a la circunstancia en que estaban, fue un beso pausado, húmedo, y no sólo por la humedad de sus bocas sino también por las lágrimas que de sus ojos emergían y por el agua que del cielo caía empapando su cuerpos.
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Departamento Chavero...

Dionisio, Atilio, tras salir del cementerio se dispusieron a dejar a las hermanas Chavero, Refugio y Victoria, en su hogar. Fue un viaje bastante incómodo, sobre todo para Victoria y Atilio que pese al abrazo compartido en el hospital, aún no solucionaban los contratiempos que habían tenido la noche anterior cuando hicieron el amor sin protección.

Tras aparcar el auto, Refugio salió disparada en dirección a la casa sin mencionar ni media palabra puesto que había dejado a la bebé con su vecina y ya habían pasado unas cuentas horas de eso y le daba vergüenza seguir explotando de la buena voluntad de la misma; Dionisio la siguió.

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-¡Ahhh...porquería de puerta!—gritó Victoria tratando de abrir la puerta del auto que se había quedado trabada.

-A ver permíteme...—pasó su cuerpo por encima de ella tratando de alcanzar la palanca. Victoria sintió como su cuerpo comenzaba a reaccionar tras ese tacto y la prueba empírica estaba entre medio de sus piernas.

Una vez la puerta se abrió, la morena intentó salirse de aquel pequeño espacio que la estaba tentando, más sabia que no podía caer. Atilio no se merecía su perdón tan fácilmente.

-Victoria espera—la sostuvo del brazo.

-Sueltame Atilio, quiero entrar a mi casa—le dolía hablarle en ese tono; había acabado de perder a su padre y aunque no lo demostrara por terco, sabía bien ella que estaba sufriendo por dentro y no quería agregarle una angustia más, pero ella también estaba dolida y él no había hecho nada por rebajar aquel dolor que le desgarraba el alma, así que no veía por qué hacerlo ella con él. Luego de unos minutos en silencio, mirándose a los ojos...—Será mejor que me dejes ir antes de decirte lo que pienso, no quiero—masculló sin apartar su mirada de la masculina.

-¿Aún estas sentida por lo de anoche?—su tono era plano y sin emociones.

-¿Qué tú crees?—de un tirón se logró salir del agarre que él imponía—Y sentida no es la palabra...más bien decepcionada—colocó uno de sus pies en la acera, volteandose de nuevo para verlo a los ojos—¿Y sabes que es lo peor? Que no se de que me decepciono si yo sabía desde un principio la clase de hombre que eras—escupió con veneno y se retiró tirando la puerta del coche con fuerza como imponiendo su ausencia.

Atilio la miró a través de la ventanilla polarizada, hasta que se disipó del todo de su campo visual, y una vez fue así con la mano derecha se frotó el rostro ofuscado y con la izquierda golpeó a puño cerrado el asiento a su frente mientras que de su boca dejó salir una frase que poco se entendió pero el tono utilizado fue molesto, por ende nada bueno en era.

Mientras tanto dentro de la casa Refugio se disculpaba con su vecina, mientras Dionisio yacía en una esquina a brazo cruzado mirando en silencio.

De repente Victoria entró armando todo un revuelo.

-¿Victoria que pasa, qué tienes?—al verla insertarse en la casa en un exigente portazo.

-Nada Chavero, tú a tus asuntos y yo a los míos—desvió la mirada a su costado y vio a Dionisio mirando la escena con una ceja arqueada—¿Y tú que miras? Hazte cargo de tu hija en vez de estar ahí como objeto decorativo—suspiró con pesar—Se ve que son hermanos...—murmuró para ella antes de perderse en los escalones hacia la segunda planta.

El rostro del mal (Finalizada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora