28~La Verdad: Parte ll

962 109 68
                                    


-Positivo – señaló Refugio – Tengo mucho miedo, Cristina.

Ambas hermanas se encontraban en el bordillo de la cama tomadas de las manos con un tez de embarazo de por medio. Habían trascurrido varios días de la primera vez que Refugio había presentado sus primeros vómitos y mareos aunados además a unos calores asfixiantes que la sofocaban al punto de perder el aliento. Al principio pensó que se trataba de algún virus transitorio, sin embargo, supo que la cuestión venía un poco más seria con la evanescencia insospechada de su período menstrual. Ese día había decidido hacerse una prueba instantánea de maternidad para despejar las dudas de su cabeza. La respuesta había sido positiva. Refugio le daría un nuevo hijo a Dionisio. Estaba emocionada y ansiosa, no le importaba nada más que esa noticia tan imprescindible como lo era el hecho de que dentro de unos meses se convertiría en mamá del hombre que amaba más allá de los límites de la cordura y con quien mantenía una relación bastante arraigada. Esos días que llevaban compartiendo como pareja sentimental habían sido vitales para ambos. Cada día cumplido era un motivo más para vivir.

-¡Felicidades, mi hermana!

En ese momento Cristina, se lanzó a los brazos de su gemela y con la palma de su mano izquierda le acarició el vientre.

Atrás se encontraba Génesis en su cuna que ajena a la charla de las adultas jugaba con sus juguete.

-Aunque he de confesarte que me siento nerviosa. No sé cómo vaya a tomar Dioniso este nuevo suceso.

-Es normal sentirse así – le contestó Cristina –, toda madre primeriza siente expectación ante la reacción del padre. Pero en mi opinión yo mo creo que Dionisio se lo vaya a tomar mal. He visto como se ha estado comportando de un tiempo para acá con Génesis y me parece hasta tierno.

Ambas mujeres rieron.

-Es espero – suspiró y con eso cambió radicalmente de tema – ¿Hoy era que le daban la libertad a Acacia, cierto?

Cristina mostró una sonrisa de dientes perfectos y blanquecino ante la interrogante de su hermana, después de varias semanas por fin Acacia sería dada de libertad esa misma mañana. Había sido una batalla enrevesada. Pero habían ganado. Recordó su encuentro con Joselyn Rivas y como había salido huyendo como una cobarde.

-Así es.

-¿Y no irás a recibirla? Después de todo fuiste tú quien luchó por su libertad.

-Claro que voy a ir – la miró con sus enormes ojos verdes repletos de
dolor – Pero antes tengo un asunto que resolver. Y muchas dudas que aclarar.

-Eres una mujer valiente, lograrás eludir con corazón de acero cada obstáculo que se interponga en tu camino.

Cristina sonrió.

-Eres sincera, pero no entiendes ¿Y si nada sale como yo espero?

-No sé muy bien de lo que me estás hablando – tomó una de sus manos, otro intento por darle ánimo – El hecho de que estés planteando esta pregunta, es un buen comienzo.

-Muchas gracias por siempre estar para nosotras. Siempre has sido la más consciente entre Victoria y yo. Te quiero mucho.

Refugio evitó preguntar que era eso que la atormentaba tanto. Las tres siempre habían sido muy cuidadosas con su privacidad. El ser hermanas no les daba el derecho de hurgar en la vida de la otra, o al menos con ese concepto habían crecido ellas.

^^A media mañana y con una sonrisa en los labios, Atilio Ferrer se bajó de la camioneta y, a paso rápido, ayudó a Victoria hacer lo mismo. Ese día estaría dando el primer paso de muchos con vista hacia el futuro.

El rostro del mal (Finalizada) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora