Dos semanas después...Esa noche de sábado se llevaba cabo un cóctel de cierre de negocios que habían estipulado las empresas Ferrer con unos socios europeos que se encargarían de expandir su marca de bebidas por todo el marcado europeo. Dicha celebración tenía lugar en uno de los salones de eventos más elegantes de Ciudad México, el cual estaba elegantemente decorado, acorde con la ocasión.
Atilio, Demián y Dionisio se encontraban ocupados dando entrevistas sobre la nueva sociedad pactada, mientras Victoria y Cristina platicaban aparentemente con apacibilidad en un rincón del salón apartado de la jauría tumultuosa.
-No entiendo para que me hiciste venir acá, siento que mi presencia en esta fiesta está de más—masculló entre dientes.
-Victoria lo hice por ti, para que salieras, últimamente vives encerrada en la habitación del hotel...terminarás volviéndote una ermitaña.
-Eso son asuntos míos. Además perfectamente podía haberme quedado con Refugio cuidando a la chamaca de Dionisio Ferrer.
-Si hasta parece ahora que los instintos maternales se te han subido—lanzó sin recordar lo que le había contado Refugio semanas atrás. Victoria automáticamente prensó los dientes y largó un suspiro que denotaba cual obstinada estaba de esa situación.
-Creo que saldré a tomar un poco de aire.
-Espera Victoria—la tomó por el brazo antes de que se marchara—¿No quieres que hablemos mejor?
La citada elevó los hombros como restándole importancia al asunto.
-¿Hablar de qué?
-Vamos afuera mejor...
Victoria la miró con ojos curiosos pero sin muchas opciones que elegir, asintió y juntas salieron al jardín con el que contaba la lujosa construcción.
Mientras tanto los hermanos Ferrer terminaban de dar la última entrevista de la noche, sus semblante eran de dicha y alegría cuando por dentro cargaban una lucha interna muy pero muy difícil de librar.
-Necesito un coñac y doble—expuso Atilio aflojando el nudo de su corbata de rayas—Odio estos trajes.
-Yo también ya lo estoy necesitando, esta fiestas me agobian en sobremanera—esta vez fue Dionisio quien se quejó en tono poco agraciado.
-Están ustedes últimamente muy peleados con la vida...se traen unos humores...—realizó un ademán con las manos que esquematizaba a la perfección el tamaño del enojo de sus hermanos.
-Demián no seas imbécil, mejor búscate una mujer que te mantenga la vida entretenida.
El aludido rió sin disimulo captando la mirada de algunos presentes.
-Al menos me consuelo con saber que estoy tan desterrado del amor como ustedes dos—le palmeo el hombro a Dionisio y le hizo una seña a Atilio antes de retirarse de seguro a cazar faldas.
-A veces lo envidio ¿sabes?—repuso Atilio una vez estuvo a solas con Dionisio. Este último mencionado suspiró y estuvo de acuerdo con su gemelo.
-Yo también...sin hijos ni ex mujeres locas tratando de hacerte la vida imposible.
Uno de los camareros que habían contratado, en ese momento pasaba cerca de ellos con una bandeja y algunas copas de champagne a cuestas.
-¿Quieres?—preguntó el segundo de los hermanos a Dionisio mientras agarraba una copa para él.
-La necesito—entonces Atilio tomó otra copa y se la extendió.
-Gracias...
-No hay de que...y ahora volviendo al tema anterior, ¿por qué sacas el tema de tu ex mujer a estas alturas de tu vida?
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El rostro del mal (Finalizada)
FanfictionLa vida no te da a las personas que tú quieres, sino te da a las personas que necesitas. Estas personas a veces te ayudarán, a veces te "lastimarán"; a veces te abandonarán, a veces te amarán...pero sobre todo, te ayudarán a convertirte en la person...