Capítulo 17 - Las Chicas Son Raras

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CAPÍTULO 17

LAS CHICAS SON RARAS

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Aprovechando el buen clima y la disposición de sus discípulos en aumentar su estamina, Hatake Kakashi hizo algo que no había realizado en bastante tiempo: comenzó a tomar en serio su trabajo de instructor. Durante lo que quedaba de Agosto y hasta bien entrado Septiembre se dedicó a enseñarles cómo moverse de forma más rápida. Por su puesto, lo primero que organizó fue una pequeña misión de espionaje (a modo de juego). El objetivo fue que Sasuke captara con su sharingan todo el entrenamiento de Gai y Lee.

―¿Por qué siento que estoy robando? ―preguntó Sasuke molesto, mientras activaba su Sharingan, escondiéndose entre las ramas de los árboles.

―Porque estás robando ―respondió Kakashi―. El sharingan es un ladrón de jutsus, aprovéchalo.

Kakashi le había dicho que Rock Lee era el genin más rápido de la aldea y que por lo mismo debía aprender a moverse como él. Neji también se lo había mencionado. Por ello, observó la forma en que Lee y Gai entrenaban y aunque el 95% del tiempo sólo hacían cosas ridículas, hubo un 5% que se dedicaron a entrenar en serio. Su sharingan grabó aquello en su mente.

Después de eso, el resto llegó con facilidad. Los días que siguieron aprendió lo que era velocidad, moviéndose tan rápido como Lee, lo cual lo ayudó con todas las técnicas eléctricas.

Fue precisamente a finales de agosto, cuando el verano estaba llegando a su fin, que Kakashi les presentó un nuevo desafío.

Eran las siete de la mañana cuando Sasuke pasó a buscar a Hinata a la mansión Hyūga. La chica le entregó un pan caliente envuelto en una servilleta y ambos comieron en silencio por el camino. Siempre hacían eso, comían mientras se movían de un lugar de entrenamiento a otro. Se había vuelto tan rutinario que Sasuke ni si quiera se molestaba en cocinar en la mañana ya que sabía que Hinata le llevaría algo para comer, para almorzar y él en retorno la invitaba a cenar o iban a su departamento y cocinaban algo juntos. Se les había vuelto algo tan normal ese último mes, que Sasuke incluso iba a comprar al mercado los días domingo para tener comida en su despensa en caso de que Hinata y Kakashi fuesen a comer con él.

Sasuke acababa de terminar su pan cuando llegaron a las afueras del hospital de Konoha, el lugar donde se suponía iban a ver a su instructor. La aldea aun dormía, el sol apenas estaba poniéndose, y aun así, ambos llevaban despiertos al menos tres horas. Hinata practicaba su puño suave todas las mañanas antes de comenzar su entrenamiento y su compañero se dedicaba a leer de noche; pergaminos olvidados, libros de la biblioteca de su casa e instructivos que encontraba interesantes dentro de la biblioteca de Konoha eran devorados por sus ojos que los memorizaba. Lo último que había leído lo tenía aún bastante emocionado y era sobre algunos jutsus de fuego que quería practicar.

Kakashi llegó cuando el sol había alcanzado a pasar las montañas. Aquello era lo común con él, siempre atrasado y buscando excusas tontas para después justificarse a sí mismo ante los chicos.

―Llegas tarde Kakashi ―lo increpó Sasuke reclinado sobre la cerca del hospital y con los brazos cruzados―. Hemos perdido más de tres horas de luz por estar esperándote.

―Lo siento, lo siento... ―dijo Kakashi despreocupadamente y con tono divertido―. Estaba en camino cuando vi a un niño perdido y lo ayudé a encontrar su camino a casa.

Siempre lo mismo ―regañó Sasuke―. ¿Para qué nos citaste aquí?

―Pues, para entrenar ―respondió sacando un libro de su porta kunais, Sasuke leyó el título de reojo: "Icha Icha Dangerous".

Team Seven [Naruto Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora