Capítulo 40 - Exordium

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CAPÍTULO 40

EXORDIUM

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Entrenar bajo esas condiciones no era nada agradable. Caminar el trayecto desde la casa de Sasuke hasta la zona veinticuatro se le hizo un doloroso sacrificio ―a pesar de que partieron con varias horas de retraso para darse un poco de tiempo para sentirse mejor― que estaba ansioso de concluir. Cada paso que daba era un esfuerzo sobrenatural, un combate entre sus piernas, su estómago y su cabeza. Todo le daba vueltas y hasta mantenerse en pie parecía una tortura cruel ingeniada por alguna Villa shinobi enemiga.

Definitivamente, había sido una horrible idea beber sake la noche anterior y ahora podía entender con claridad por qué era uno de los tres "no―no" del reglamento shinobi.

―No puedo seguir ―se quejó Naruto con el rostro tan pálido como los fantasmas a los que tanto temía, precaviendo que vomitaría―. Siento que voy a morir, ¿Realmente tenemos que ir a entrenar?

―No exageres ―respondió Sasuke sin detenerse.

―¿Quieres descansar un poco, Naruto-kun? ―le preguntó Hinata observándolo un tanto preocupada―. Luces enfermo... y e-estás pálido.

―Si nos detenemos ahora no terminaremos de entrenar a tiempo para reportarnos para la misión que Kakashi nos comentó ayer ―dijo el Uchiha, dejando en claro que no se detendrían―. ¿Acaso no puedes ahombrarte un poco y seguir caminando? ―le preguntó en un tono quieto que a Naruto se le hizo extraño, pues por lo general, Sasuke era más efusivo cuando daba una orden o se mofaba de él.

Sinceramente, pensaba que era una estupidez ir a entrenar cuando debían reportarse dentro de una hora con Kakashi, para así ser designados en alguna misión. Hubiese querido aprovechar mejor el tiempo que tenían, quizás, bebiendo café, vomitando, quejándose de estar vivo o durmiendo. No obstante, Sasuke había reclamado toda la mañana diciendo que el único motivo por el cual había accedido en ir a la tonta celebración en casa de Ino era precisamente porque entrenarían temprano y los hizo comprometerse que cuando volvieran de su misión, entrenarían todos los días desde las cinco de la mañana hasta que Kakashi los llamara para realizar alguna misión en compensación a haberse quedado dormidos.

De esa forma y sin haberlo realmente deseado tanto como lo fantaseó en sus solitarios días de exilio junto a Jiraiya, tendría su primer entrenamiento junto a su equipo después de tres años; al parecer, por la manera en que habían pasado el día discutiendo al respecto, todos se sentían un tanto inquietos por ello. Aún así, notaba que estaban incluso más ansiosos por la supuesta misión en que serían asignados ese día.

Sasuke comentó que seguramente los mandarían a cuidar mascotas, recoger basura o realizar alguna labor insignificante e indigna para un shinobi. Hinata pensó que lo más probable fuese que Tsunade-sama no quisiera dejarlos ir a algún lugar lejano o peligroso, porque era su primera misión como el equipo Kakashi. Sin embargo, Naruto creía firmemente que Ero-sennin debió haber alabado lo suficiente sus habilidades con la abuela Tsunade como para que les confiara algo más emocionante. No estaba dispuesto a hacer una misión ridícula sin protestar. No perdería su tiempo en ello, pues quería ser el Hokage de esa aldea algún día ―y no era realmente paciente para estar años esperando que sucediera― cercano; para ello, debía ir en misiones que demostraran su gran carisma, su talento y habilidad innata, que lo marcaran como el mejor shinobi que esa aldea había visto desde el cuarto Hokage y gravaran su nombre en la historia.

Frunció las cejas y se enderezó, dispuesto a seguir caminando. No dejaría que Sasuke se burlara de él, mucho menos frente a Hinata, quien parecía ser la única que se preocupaba sobre su actual estado de salud. Volteó el rostro lentamente hacia su eterno rival, dedicándole su mejor mirada retadora. Nadie le diría que no podía hacerlo, menos él. Sería el hokage y una tonta resaca no se iba a interponer en su camino.

Team Seven [Naruto Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora