Capítulo 36 - Festival de las Estrellas

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CAPíTULO 36

Festival de las Estrellas 

El banco del río celestial es un lugar solitario en el cual esperar...

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Definitivamente era un buen día. Por primera vez en años no escuchó nada más que el sonido de las avecillas afuera de su ventana al despertar mientras rodaba enredándose entre las sábanas. No había ladridos fastidiosos, ni mujeres histéricas gritando. Nadie le estaba lanzando cosas por la cabeza para que despertara ni tampoco tuvo que escuchar la rutinaria comparación que su madre le hacía con el inútil de su padre; tan sólo estaban Akamaru, su cama y él.

Era el primer día de Julio, el verano estaba en su apogeo y pronto sería su cumpleaños número catorce (y también el de Akamaru); todo un hito en la vida de un hombre y su fiel mascota. Curiosamente, su aniversario era el mismo día del Tanabata, el séptimo día, del séptimo mes. Todo un presagio para alguien con fortuna como él.

Su madre y su hermana habían sido llamadas para una misión bastante importante en la cual servirían para rastrear a un grupo de criminales que se había visto en la frontera, atraídos por la visita que harían las distintas e importantes figuras de todo el país hasta Konoha a celebrar la noche de los siete dioses. Por lo que sabía, tanto Kurenai sensei como Kakashi Hatake habían sido convocados también en dicho grupo de élite, lo cual le daba el día libre al equipo ocho. Y al parecer, también al equipo siete (o lo que quedaba de éste, pues Naruto había estado fuera de la Villa por bastante tiempo ya).

Por ello, Hinata y él habían acordado practicar sus líneas para la obra, aprovechando que no tenían nada oficial que hacer durante el día.

Al principio, notó que su coprotagonista se veía un tanto insegura respecto a juntarse con él para poder ensayar, no obstante, debido a su gran insistencia y su inquebrantable ánimo de ser el mejor actor que esa aldea hubiese visto, Hinata terminó cediendo a su petición, acordando que se reuniría con él durante la mañana para que pudiesen interactuar uno con el otro durante las escenas más complicadas de la obra que iban a interpretar en tan sólo siete días.

El lugar que habían escogido para ensayar era la mansión Hyūga, pues al parecer había muchos lugares dentro del recinto en el cual nadie los interrumpiría. Además, Sakura, Ino y Shino se dedicarían a terminar de confeccionar el vestuario durante el día y también la escenografía, imposibilitándoles poder practicar en el anfiteatro de la aldea.

―Buen día Akamaru ―dijo sentándose sobre la cama para rascarle la cabeza a su perro―. ¿Qué te parece si nos levantamos? Debemos encontrarnos con Hinata. De seguro ya nos debe estar esperando, muchacho.

Caminar por su casa sin sentirse observado ni angustiado por la mirada de su madre era una de las mejores sensaciones posibles. No le diría que era irresponsable, ni tampoco tendría que escuchar que era un debilucho y que si seguía así se volvería un bufón en vez de un shinobi, tal como su padre. Tampoco tendría que escuchar a su hermana decirle que Akamaru estaba demasiado atrasado en su progreso como perro ninja y que si no se tomaba en serio su rol como entrenador terminaría con un perro perezoso e inútil.

Entró al baño con una sonrisa de oreja a oreja; por primera vez en años no se encontró con cabellos largos por todo el suelo, ni con productos de higiene femenina a la vista de cualquiera, ni tampoco con maquillaje desparramado por todo el lava manos. Finalmente podría sentarse en el trono del rey de la casa sin escuchar que se apurara del otro lado de la puerta; aquello le sacó la más placentera sonrisa.

Team Seven [Naruto Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora