Capítulo 26 - Un día de Verano Cualquiera

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CAPÍTULO 26
UN DÍA DE VERANO CUALQUIERA

No sé cuando empezamos realmente a ser amigos y en realidad no me importa recordar la fecha exacta, me conformo con saber que estás ahí para darme una mano cuando la necesito. Mirarte y saber que juntos aprendimos el valor de las palabras confianza, respeto, tolerancia, cariño. Muchas personas pueden entrar y salir de tu vida pero solamente unas pocas van a dejar una huella imborrable en el corazón.

Mirar el cielo recostado bajo los árboles era agradable. Al estar así, sentía que podía esperar todo el tiempo del mundo mientras su compañera llegaba sin irritarse por su tardanza.

No le molestaba que se hubiese atrasado, de hecho, hacía mucho tiempo que no experimentaba una serenidad tan grande como en ese momento en que se dejaba llevar por el clima, el pesado aire caliente, el sonido del agua fluyendo, el olor a las hierbas y el incesante sonido que emitían los insectos. Sí, el verano tiene el poder de hacerle eso a las personas, como si mágicamente el estrés de todo el año desapareciera. En días así, era bueno cerrar los ojos y pretender como si el mundo alrededor de él desapareciera.

El sonido estridente de los grillos en el bosque lo hacía sentirse un tanto adormecido, como si estuviesen cantando para él una melodía de cuna. ¿Qué era el verano en Konoha sin los grillos y las ondas de calor sofocante?

De cualquier forma, ¿Quién en su sano juicio entrenaría a esa hora y con el sol golpeando con esa intensidad? Estaba seguro que ni si quiera Gai habría podido soportarlo sin que se le nublara la visión y comenzara a ver alucinaciones.

Sin su camiseta, sudando, con las sombras de las hojas bailando sobre su torso, de seguro el aspecto de Sasuke Uchiha hubiese hecho que más de una de sus fangirls tuviese sangrado nasal ¿Y cómo no? En los últimos tres meses había crecido alrededor de cuatro centímetros y su cuerpo ya no parecía tanto el de un niño, sino más bien, el de un adolescente. Tenía catorce años y se habían acabado oficialmente esos días de niñez y no sólo su aspecto lo evidenciaba, la forma en que venía sintiéndose últimamente también lo hacía.

De pronto sintió pasos rápidos que se aproximaban, más bien el sonido de alguien corriendo. Ni si quiera tuvo que abrir los ojos para saber de quién se trataba, ella era la única persona en Konoha que apenas tocaba el suelo al correr.

Si él era bueno pensando con rapidez en situaciones de peligro, Hinata era toda una experta cuando se trataba de mantenerse sigilosa y hasta sus movimientos, por descuidados que fuesen, eran ligeros, casi imperceptibles. Era buena en ser silenciosa y en esconderse con rapidez, algo que hasta el propio Kakashi había alabado en más de una ocasión.

—Sí que tardaste Hyūga —dijo, aún con los ojos cerrados—. Llevo dos horas esperándote.


—Lo siento, las clases con Tsunade-sama fueron más largas de lo que e-esperé —le respondió, deteniéndose a recuperar el aliento justo frente a él.


Tsk, no sé para qué te molestas en seguir con eso cuando claramente deberías estar entrenando ninjutsu —le espetó sin abrir los ojos y con algo de hastío.


—Pero estaba entrenando ninjutsu, ninjutsu médico.


—No te intentes pasar de lista conmigo Hyūga.


—Lo siento, no quise hacerte enojar.


—Hn.


—Sasuke-kun —lo llamó un tanto triste.

Team Seven [Naruto Fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora