《Capítulo 38》

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Addison Miller

Un dolor punzante se hizo presente en mi cien. Abrí lentamente mis ojos, encontrándome con una habitación abandonada y sucia, casi oscura, sino fuera por la pequeña lámpara que colgaba del techo.

Poco a poco fui recordando todo lo que había pasado.

Genial, había sido secuestrada.

Mis manos y pies estaban atados a una silla. Intenté zafarme, moviéndome de un lado para el otro, pero fue en vano.

—No lo intentes —dijo Michael saliendo de la sombras.

—¿Acaso no tienes suficiente? —pregunté— ¿Por qué haces esto?

—¿Tú crees que a mí me gusta hacerte daño? —preguntó con el semblante serio—. No tengo opción y tú lo sabes.

—Si este es mi fin, quiero respuestas.

—De acuerdo —respondió tomando una de las sillas que se encontraban afiladas en un costado de la habitación para luego sentarse frente a mí—. Pregunta lo que se te apetezca.

Esto había sido más fácil de lo que esperaba.

—¿Quién es ella? —pregunté—. ¿Quién es la causa por la que haces todo esto?

—Es mi hermana —respondió provocando que me sorprendiera—. Ella es mi hermana por parte de mi madre, pero no por parte de mi padre. Mi madre le fue infiel a mi padre hace unos años atrás, es por esa misma razón que no tiene problema de acabar con la vida de Rowan. Solo tiene seis años, Addison, y para su edad ya ha vivido mucho.

—Con que se llama Rowan —hablé sarcásticamente—. ¿Por qué violaste a Rydel cuando querías acabar conmigo?

—¿Qué cosas dices? —preguntó riendo—. Creo que estás delirando.

—Eres un idiota, ¿en serio crees que soy tan ingenua?

—Lo más probable es que no me creas, pero yo no abusé de Rydel.

—Mentiroso —farfullé escupiendo en su cara.

—Me lo merezco —contestó con una sonrisa limpiando su rostro—. Soy como el rey de la manipulación. Al estar drogada tu mente mezcla los recuerdos, los confunde. Solo iba a matarte, nada grave.

Claro, nada grave Michael Stevenson. Maldito desquiciado de mierda.

—Esto no tiene sentido.

—Yo no hice nada con Rydel —comentó arrugando su ceño—. Cuando tú te fuiste salí por la ventana, jamás puse una mano sobre ella. Mi propósito era asesinarte o por lo menos hacerle creer a mi familia que lo había hecho. No quería asesinarte Addison, me agradas.

—Eres un maldito...

—Él dice la verdad. —Oí la voz de un hombre que salía que de entre las sombras—. Me presento, soy James Stevenson. Tío de Michael, y también el que se hizo dueño del cuerpo de tu amiga.

—Hijo de puta —mascullé con furia intentando zafarme de las cuerdas que me retenían—. ¡Te matare idiota!

—Lo disfruté mucho —Se burló en mi cara, pero esa sonrisa no duro mucho debido a que Michael había estrellado su puño contra la mejilla de su tío.

—¡Eres un maldito bastardo! —Le gritó en la cara—. ¡¿Acaso no tuviste suficiente con a verte aprovechado de...

Sus palabras atoraron en sus labios, provocado que el suspenso y la curiosidad que recorrían mi mente se intensificaran.

Nuestros Propios Demonios |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora