《Prólogo》

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Harry y yo estábamos debajo de un pequeño techo de una panadería cubriéndonos de la lluvia. Me encontraba sentada abrazando mis piernas, intentando no llorar, tratando de guardar todo el dolor que había cargado por años.

Él se sentó lentamente a mi lado en silencio, podía sentir como su mirada penetraba cada parte de mi ser.

Solo se oían las pequeñas gotas de lluvia que caían sobre el suelo. No había nadie en las calles, ni niños, ni mujeres, ni hombres; ningún alma que no fueran las nuestras.

—¿Qué haces aquí? —pregunté—. Te mereces a alguien mejor que el desastre que soy yo.

—¿Sabes? —habló e hizo una breve pausa—; ambos somos desastres, pero tú eres el desastre que más quiero en mi vida. El que hace que mi corazón se acelere cada vez que estás cerca, el que me hace reír. El que me hace sentir completo alejando todos mis demonios, todos mis miedos —dijo Harry tomando mi mano para entrelazarla con la suya—. No puedes volver atrás y cambiar el principio Miller, pero puedes comenzar donde estás y cambiar el final.

—Aquel día de la fiesta, tal vez Michael no me mató, pero hizo que algo en mí muriera —susurré, sintiendo como las lágrimas caían por mis mejillas—. Todos estamos pasando por un infierno, solo que en diferentes niveles y con distintos demonios. Incluso, hay momentos en los que realmente tengo mucho miedo de que dañe a las personas que amo.

—Cuando se le teme a alguien, es porque a ese alguien le hemos concedido poder sobre nosotros. Sé que no es fácil no tenerle miedo a algo, o a alguien que nos arrebató lo que más amábamos y apreciábamos con todo nuestro ser, pero tienes que intentarlo Miller. Yo estaré para ti, siempre voy a estar —indicó, mientras besaba mi mano—. Recuerda que no tienes la culpa de lo que sucedió. Jamás dejes que te hagan creer eso. Jamás dejes que tu propia mente te haga creer eso.

Asentí lentamente y sonreí.

—Es mejor que nos vayamos de aquí, está comenzado a anochecer y hace frío, te vas a resfriar.

Nos levantamos de la acera para comenzar a caminar rumbo a mi casa; debajo de la lluvia que iba cesando. Harry volvió a tomar mi mano entrelazándola con la suya, y fue ahí cuando supe que estaba perdidamente enamorada de Harry Reynolds.

 Harry volvió a tomar mi mano entrelazándola con la suya, y fue ahí cuando supe que estaba perdidamente enamorada de Harry Reynolds

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