《Capítulo 12》

735 180 217
                                    

Addison Miller

—¿Vas a decirme a dónde vamos? —Le pregunté a Harry.

—No, es una sorpresa —respondió—. Faltan unas pocas cuadras, ya estamos cerca.

—Está bien.

—¿Vas a contarme lo que te sucedió? —preguntó—. No te sientas obligada a contármelo.

Respiré hondo unas cuantas veces, mientras armaba en mi cabeza qué partes de la historia le contaría a Harry y cuáles no, todavía.

—Hace dos años atrás, estaba en una fiesta con mi ahora ex novio, Michael y mi mejor amiga Rydel, donde ocurrió una tragedia, si podemos llamarlo así. —hablé con fluidez, deteniéndome solo para tomar aire—. Rydel y yo, terminamos en el hospital gravemente heridas. Yo desperté después de aquel accidente en cambio ella...ella...entró en un coma.

—Cuanto lo siento Addison —dijo Harry deteniéndose para mírame.

—Ella sigue en coma, está en ese estado desde hace dos años, sus padres no la desconectan debido a que tienen esperanzas de que vuelva a despertar.

—¿Y Michael?

—Solo voy a decirte que es el culpable de todo lo que sucedió y no está en la cárcel porque el juez "no encontró" —Me detuve para hacer comillas con mis dedos—, pruebas suficientes para declararlo culpable. Hasta que Rydel no despierte, el caso estará cerrado.

—Qué hijo de puta —masculló—, pero ten esperanzas, todo lo malo llega y él va a tener justo lo que merece.

—Mis esperanzas las perdí hace mucho tiempo, Reynolds —contesté con una leve sonrisa—, solo tengo esperanzas para que Rydel despierte.

Él me observó arrugando su ceño, y sonrió. No entendía lo que estaba pasando por su cabeza, pero quería saberlo.

—La esperanza es una de las emociones que mantiene la cordura en el ser humano —indicó como si recitara la frase de algún escritor.

—¿A qué te refieres?

—La esperanza es lo que te mantiene cuerdo, debido a que por ella somos capaces de esperar años por algo o por alguien. Tenemos la convicción de que las cosas pasarán y no importa el lapso de tiempo que pase —explicó deteniéndose por algunos segundos para luego continuar—. En un breve resumen, la esperanza te mantiene vivo.

—Y el dolor te hace saber que estás vivo.

—Exacto.

Seguimos caminando dos calles más, cuando Harry decidió hablar.

—Llegamos. —Señaló un carrito de helados que había a unos pocos pasos de nosotros—. Desde que llegué aquí, en mi opinión personal, este señor vende el mejor helado. Dime que te gusta el helado, si no la sorpresa estará arruinada.

—Claro que me gusta, amo el helado— respondí riendo—. Nunca había visto este carrito, en sí, jamás estuve en esta calle.

—Esta es mi calle —habló—. Bueno exactamente, no, en la otra esquina está mi calle.

—Wow —respondí—. O sea que la otra vez que me acompañaste hasta mi casa... —dijo mientras sacaba cuentas en mi cabeza—. ¡Caminaste treinta cuadras desde mi casa hasta aquí!

—En realidad son treinta y cinco cuadras exactamente, pero no importa.

—Estás loco —dije riendo.

—Claro que no. Solo quería acompañar a una linda chica a casa —dijo mientras seguía caminando hacia aquel pequeño carro.

Comencé a sentir como mis mejillas se acaloraban y como la temperatura de mi cuerpo aumentaba.

Nuestros Propios Demonios |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora