《Capítulo 30》

648 137 331
                                    

Addison Miller

Que mejor plan que comer pizza en medio de la noche, mientras están dando Orgullo y Prejuicio.

Noah había visto más de un millón de veces esa película gracias a Savannah, pero de todas formas aceptó verla, debido a que no quería discutir con Sav. Harry, a diferencia de nosotros, jamás había visto esa película, lo cual me sorprendió porque es un clásico.

Me sentí ofendida, y desde ahora en más la veríamos cada vez que tuviéramos oportunidad.

—Necesito un Darcy —comentó Savannah cruzándose de brazos—. ¿¡Por qué no nací en esa época!?

—¿Y yo qué? —Se quejó Noah pasando uno de sus brazos detrás del cuello de Savannah.

—Es verdad —respondió depositando besos en toda la cara de Noah—. Puedo convertirte a ti en mi Darcy.

—No me refería a eso, pero no me disgusta.

—Creo que nos vamos a dormir —habló Savannah, mientras que ambos se levantaban del sofá ente risas—. Buenas noches,

—Buenas noches —contestamos Harry y yo al unísono.

Me di la vuelta para seguir viendo la película cuando me percaté de que si esos dos dormían juntos, yo tendría que dormir junto a Harry.

—¡Tengo que dormir contigo! —exclamé aunque esa expresión sonó más como una afirmación que como una pregunta.

—Si no estás de acuerdo puedo dormir en el sofá —respondió Harry con una leve sonrisa.

—No, descuida. Puedes dormir conmigo —contesté—. Ese grito fue más por sorpresa que por disgusto.

—Entonces... ¿No te será molesto dormir conmigo?

—No, no lo será —respondí riendo—. Creo que es todo lo contario.

—Me alegra escuchar eso. —Él se acercó a mí para depositar un beso en mis labios y cuando intentó separarse no lo deje.

Me estaba volviendo adicta a Harry Reynolds, quería absolutamente todo de él. Su forma de amarme, y de hacerme experimentar sensaciones que nunca había sentido, era algo tan placentero.

Cada rose de nuestros labios provocaba miles de sensaciones en mí, sentía como pequeños escalofríos recorrían mi cuerpo. La forma en que nuestras lenguas danzaban en la boca del otro, me llevaba a otro nivel.

Harry soltó mi cabello, provocando que este cayera a ambos lados de mi cara.

—¿Te han dicho lo sexy que eres? —preguntó mordiendo el lóbulo de oreja.

Aquel punto palpitante comenzaba a humedecer mi ropa interior, sabía que necesitaba más que un simple beso.

Decidí aumentar el ritmo y nuestro beso se volvió más posesivo, más brusco y por inercia y deseo, me subí encima de él pasando cada una de mis piernas a los lados de su cintura. Harry colocó sus manos en mi cintura, y la apretó con fuerza, pero no la suficiente como para provocarme algún daño.

Un jadeo escapó de mis labios, y una risa ronca de los suyos, avivando es fuego dentro de mí.

Harry me alzó bruscamente, apretando mi trasero con fuerza.

Sus besos trazaron un camino húmedo desde mi clavícula hasta mi cuello, la forma en que él lo hacía era única.

—Harry —gemí contra su oído.

—¿Estás segura? —preguntó dejando de besarme para mirar directamente mis ojos—. Si en algún momento te arrepientes solo dilo Miller. No voy a hacer nada a menos que tú quieras.

Nuestros Propios Demonios |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora