《Capítulo 27》

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Addison Miller

Llevábamos tres horas de viaje desde que salimos del hotel y nos encontrábamos en medio de la carretera que estaba completamente desolada a su alrededor, que con suerte, de vez en cuando aparecía algún que otro animal de granja.

La cita con Harry había sido perfecta, se podría decir que era la cita de en sueño de toda chica.

Bailamos hasta el amanecer, vimos películas y demostramos nuestro amor uno por el otro sin temor a nada, sin temor a lo que nos depare el futuro.

—¿Estás aburrida? —preguntó Harry.

—Algo.

—Juguemos veo, veo —propuso sonriente.

—Harry literalmente no hay nada a nuestro alrededor —contesté arqueando una ceja—. Los únicos coches en la carretera son el de Noah y el nuestro.

—Tienes razón —bufó—. Necesito que me ayudes sobre lo de la apuesta con Sav.

—¿Todavía no se te ocurre nada?

—Quiero que sea algo extremadamente ridículo —contestó—. ¿Tienes alguna idea de que es lo que más le importa?

—No lo sé, déjame pensar —medité por varios minutos hasta que por fin la respuesta había llegado a mi cabeza—. El baile de graduación.

—Oh si —respondió con una pequeña sonrisa macabra—. ¿Savannah sabe patinar?

—No —respondí confusa porque no entendía cuál era su plan, pero al cabo de unos segundos ya tenía una idea de lo que planeaba—. ¡Eres malo!

—No —respondió—. Savannah perdió la apuesta, ahora debe recibir su castigo.

—Sigues siendo malo.

Harry Reynolds cuando quería podía ser muy macabro, una lado que poca veces los demostraba. Aunque yo podía ser más macabra que él, solo que no se lo diría, ya que me gustaba dar la apariencia de chica inocente y calma.

—¿Conoces la canción Creep de Radiohead?

—Obviamente —respondí sonriente—. ¿Quieres escucharla?

—Sí.

Y así lo hice.

Creep de Radiohead comenzó a sonar mientras que Harry cantaba a todo pulmón. A veces podía ser un completo idiota, pero no había duda que Harry Reynolds era de esas personas que no importaba que tan malo haya sido tu día, iba a lograr que sonrieras.

Era una persona que disfrutaba todos los días al máximo, amaba eso de él.

Si antes de conocerlo me hubieran dicho que iba a enamorarme nuevamente no lo habría creído, pero a veces el amor crece en los lugares en donde la esperanza está rota.

Y aquí estoy, enamorada de un chico que está dispuesto a hacer el ridículo ante los demás. Un chico que es capaz de soportar el dolor de otras personas para hacerlas feliz y que no importa que tanta mierda tenga que soportar siempre lo verás sonreír.

Así es Harry Reynolds, único, irremplazable y es el chico que me vuelve loca.

[ ... ]

Habíamos llegado a nuestro destino. Realmente necesitaba descansar.

Comencé a desempacar mis cosas con pereza, pensando en lo bello que sería darme una ducha luego de tantas horas de viaje.

La casa del lago era muy hermosa de dos pisos de altura. Todas sus funciones como la luz y electricidad funcionaban con energía renovable, pero lo mejor de todo es que estaba a muy poca distancia de un hermoso lago, se podría decir que era el lago más hermoso que había visto en mi vida.

Nuestros Propios Demonios |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora