Addison Miller
A veces el silencio podía ser tu mejor aliado cuando necesitabas dejar de pensar en todo aquello que te volvía loca, que te hacía daño.
Sabía que yo no era la mejor persona del mundo, creo que estaba muy lejos de ser una buena persona. Si tuviera que contar cada cosa estúpida que he hecho, no me alcanzaría ni la mitad de mi vida para hacerlo.
No era una persona inocente, no era pura y no tenía fe en absolutamente nada, pero lo amaba más que a mi propia vida. Amaba a Harry de una forma muy difícil de explicar y no podía comprender como se había fijado en una persona como yo, una persona rota de alma y corazón, dañada por cualquier lado del que vieras.
Yo tenía muchas cicatrices que necesitaba sanar, y que tomarían más tiempo del que yo me imaginaba. Solo quería que todo dejara de doler, porque estaba harta de no poder lidiar con todo lo que me estaba pasando.
Yo era una persona con todas sus piezas desechas, piezas imposibles de volver a juntar y unificar, pero él lo logró.
Me dio esperanzas cuando sentía que todo se venía abajo, me demostró que el amor es el sentimiento más grande en el mundo o hasta en el universo siendo capaz de hasta destruir una persona, pero también de volver a reconstruirla.
Y él se tomó la molestia de juntar cada una de las piezas de mi corazón, de volver a unirlas y hasta hacerlas más fuertes, pero tenía miedo de que todo vuelva desmoronarse y de perderlo. De saber que no podría escuchar nunca más su voz, ni sentir su calidez.
¿Pero acaso esto iba a durar para siempre? ¿Acaso llegaríamos a viejos y moríamos de la mano, sabiendo que tuvimos una larga vida?
No lo sabía y tampoco quería saberlo. Me aterraba el futuro y lo que me fuera a deparar, porque mayormente con el paso de los años mi vida fue decayendo en gran manera.
Perdí a demasiadas personas, y otras me traicionaron.
¿La vida no se cansaría de golpearme? ¿De verme caer una y otra vez?
Algunas personas fuimos destinadas a habitar en el sufrimiento, y yo no quería que Harry formara parte de mi sufrimiento.
Tal vez necesitábamos un tiempo, aunque en realidad, no éramos nada.
No teníamos un título oficial de novios, tampoco lo necesitábamos, porque sabíamos los que sentíamos uno por el otro.
Mi vida era un maldito desastre sangriento sin que yo lo buscara, y no podía esperar a que todo se esfumara de una día para el otro. Sabía que la felicidad iba acompañada de dolor, pero creo que mi caso era extremo, porque el dolor me estaba superando.
No sé si soportaría un perdida más, no me consideraba lo suficientemente fuerte como para lograrlo.
Escuché un ruido detrás de los árboles del bosque, no me alarme porque sabía que era él. Sabía que era lo suficiente entrometido como para seguirme.
—Recuerdo haberte dicho que quería estar sola.
—Y yo recuerdo haberte prometido que siempre estaría para ti —respondió Harry saliendo de entre medio de los árboles.
—¿Y si acaso esa promesa se rompe? —pregunté dándome la vuelta y dirigiendo mí mirada directamente a sus ojos—. ¿Y si acaso lo nuestro era conocernos, pero no estar juntos?
—¿A qué quieres llegar con eso Addison? —preguntó molesto.
—Tal vez tenemos que acabar con todo esto —indiqué—. Prefiero que te alejes de mí a perderte para siempre, esto debe terminar.
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Nuestros Propios Demonios |EDITANDO|
Teen FictionEn un mundo lleno de maldad en donde los verdaderos monstruos somos los seres humanos, las consecuencias caen tanto en el más culpable como en el más inocente, Addison y Harry saben muy bien eso. Ella es reservada y el mundo se ha ganado su odio. De...