《Capítulo 16》

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Addison Miller

Harry y yo estábamos sentados en la cama, rodeados en el silencio de la habitación, y no tenía ni puta idea por dónde empezar.

¿Cómo le cuentas a alguien que casi fuiste asesinada por tu ex pareja; que tu mejor amiga te salvó y por eso está en coma?

No son cosas que uno planea contar, esa es la verdad, pero por alguna razón, Harry me transmitía una cierta confianza que no la había tenido con nadie. Su simple presencia provocaba que mi cuerpo se relajara, me agradaba estar con él.

Creo que es por esa razón que me sentía preparada para contarle la historia completa; para contarle de una vez por todas, mi pasado.

Un pasado tormentoso, caótico y que hasta el día de hoy me persigue. Era su decisión si él quería formar parte de mi mundo, y de todo lo que me rodeaba.

—Voy a comenzar diciendo que no es algo fácil de contar, ni de procesar —hablé lentamente—. Hace dos años atrás estaba en una fiesta con mi mejor amiga Rydel y mi novio, actualmente ex novio, Michael.

—Aja —musitó mirando al suelo y asintiendo lentamente.

—Le pedí a Michael que me trajera una bebida sin alcohol, pero lo que menos me esperaba era que esa bebida tuviera una droga, puesta por Michael. —Decidí parar para poder respirar profundamente unas cuantas veces. Luego continúe—. Comencé a sentirme mal y Michael me llevó a una de las habitaciones de arriba en donde él intentó...asesinarme.

—Hijo de perra —comentó. Podía ver que su ceño estaba arrugado y las venas de su cuello y brazos comenzaban a hincharse, se veía realmente molesto—. Lo siento, es que no puedo creer que hayas pasado por todo eso. Prosigue.

—Comencé a gritar pidiendo ayuda, pensé que iba a morir, realmente ya no tenía esperanzas. Es ahí cuando Rydel apareció y me ayudó —dije mordiéndome el labio para evitar que las lágrimas salieran de mis ojos—. Me dijo que fuera a buscar ayuda y así lo hice, pero la droga avanzaba tan rápido que me caí de las escaleras. Noah me recogió y con las pocas fuerzas que me quedaban le dije lo que estaba pasando, todos subieron arriba, pero al llegar arriba la puerta estaba trabada.

Mis ojos se encontraban cristalizados, pero ninguna lágrima caía de ellos. Estaba al borde del colapso, no podía contar esto sin que mi corazón doliera.

Odiaba sentirme tan vulnerable, ser tan débil. Saber que mi vida se desmorono abruptamente de un momento al otro, y que era poco probable volver a recuperar, volver a restaurar el orden.

—Golpearon la puerta hasta que esta cayó, pero al entrar ya era tarde, Rydel estaba destruida. —Terminé de decir, sintiendo como las lágrimas salían de mis ojos y cada vez me costaba más hablar—. Me desmayé y...al despertar me enteré de que ella estaba en coma.

—Ven aquí, Miller —ordenó Harry envolviéndome con sus brazos y dejaba un beso en mi cabeza—. Eres demasiado hermosa para estar llorando. Eres fuerte, eres valiente, eres alguien maravillosa y que en poco tiempo se volvió muy especial para mí.

Me acerqué más a él, apoyando mi cabeza sobre su pecho. Aspirando el olor a perfume que desprendían sus prendas. Mis lágrimas mojaban su blusa, pero al parecer eso no le importaba.

—Michael violó a Rydel y casi la mata —respondí aferrándome a su cuerpo mientras que sollozaba—. Fue a juicio y lo declararon inocente, es obvio que sus padres le pagaron al juez para que lo declararan inocente. El caso no será abierto hasta que despierte Rydel.

—Él las va a pagar Miller, por lo que te hizo.

—Eso espero.

—Pero... ¿Qué tienen que ver las cajas y la carta con esto? —preguntó confuso.

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