《Capítulo 32》

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Addison Miller

Nunca pensé que volver aquí podría ser de gran ayuda para poder enfrentar a los Stevenson.

Mi abuela vivía en el mismo pueblo de donde se encontraba la casa del lago.

Hace muchos años atrás vivía con nosotros en Oregón, pero luego empezaron a surgir problemas, y es por esa misma razón que decidió irse de casa.

Yo haría lo mismo si pudiera.

Mi abuela Grace Baker conocida como Grace Miller, ya que había adoptado el apellido de su esposo, mi abuelo. Era una mujer de negocios que siempre acompañaba y muchas veces dirigía la compañía familiar.

Siempre me decía que desde hace mucho tiempo hubo rivalidades entre los Stevenson y los Miller, pero nunca pensé que fuera para tanto hasta el día de hoy.

Esto parecía como las típicas batallas en el viejo oeste, solo que un poco más sádicas y macabras.

Harry y yo habíamos decido ir a la casa de mi abuela para poder saber un poco más sobre mi extraña y retorcida historia familiar.

Jamás tuve el valor para volver aquí, muchas veces pensé que mi abuela estaría decepcionada de mi por no ser lo suficiente valiente o fuerte cuando Michael quiso atacarme.

Mi familia había soportado tantas cosas, aparentaban ser tan fuertes. Mientras que yo era la oveja negra, era diferente a todos ellos. No sabía si eso era bueno o malo, pero era lo que me había mantenido con vida por todos estos años.

Me encontraba en la puerta de su hogar, y a decir verdad, estaba muy nerviosa. Hace dos años que no la visitaba, desde el accidente intenté distanciarme de todos, hasta de mis propios padres, pero nunca tuve que alejarme de mi abuela.

Di tres leves golpes en la puerta esperando a que alguien la abriera, y como si el universo escuchara mis pensamientos a los pocos segundos esta se abrió.

Mi abuela se encontraba frente a mí asombrada observándome con sus ojos que se encontraban inquietos.

Grace Miller es una mujer muy hermosa, está muy cerca de los setenta años, pero a pesar de eso su físico era admirable. Sus ojos eran de color gris y su piel tan pálida como la nieve.

—No puedo creer que estás aquí —dijo entre lágrimas acercándose a mí con los brazos abiertos.

—Yo también te extrañe —susurré—. Y sé que no estuve bien alejarme de ti, pero pensé que ibas a decepcionarte de mí.

—No, cariño —indicó con una leve sonrisa—. Nunca me decepcionaría de ti, intentaste ser fuerte, pero la situación te supero.

—Pero debí...

—¿Es tú novio? —preguntó mi abuela mirando a Harry—. ¡Pero si es tan lindo!

Mi abuela agarró a Harry y lo abrazo tan fuerte que el pobre casi se queda sin aire.

—En realidad él no es... bueno aun....

—Pasen, pasen. —Nos ordenó—. No queremos que nadie nos vea.

—En realidad vine a hablar sobre lo de...

—Michael. —Terminó de decir ella por mí—. Están cobrando su venganza.

—¿Cómo es que sabes de todo esto?

—Oh, cariño. Se cosas que no debería saber, soy vieja y chismosa. —contestó, Harry y yo tomamos asientos en un gran sofá de color negro—. ¿Tienen hambre?

Nuestros Propios Demonios |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora