《Capítulo 10》

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Addison Miller

Había pasado una semana de todo lo que había ocurrido; una semana desde aquella carta extraña, las llamadas misteriosas y lo del artículo.

En esta semana tuve más tiempo de conocer a Harry. Siempre hablábamos dentro del castigo, pero nunca fuera de él, era alguien muy alegre y extrovertido. Un poco torpe, si se le puede llamar así.

Estoy cada vez más cerca del instituto. Noah está a mi lado mirando su celular, siempre me acompañaba, ya que nuestras casas quedaban a muy poca distancia.

—¿Qué tanto miras en tu celular? —pregunté.

—Sigo pensando en lo del incendio y la carta —respondió arrugando su entrecejo —, sé que estoy cerca de descubrir algo, solo queda la pieza faltante.

—Estamos igual —dije soltando un suspiro a lo último.

—La otra vez que cortaste la llamada —relamió sus labios y continuó—, ¿fue por lo que decía el artículo?

—Sí —contesté firmemente—, Derek Stevenson, es el padre de Michael y supuestamente estuvo involucrado en el crimen, pero jamás se encontraron pruebas válidas.

—Sospechas de Michael, ya que él podría tener acceso a ese sello —dijo Noah observándome con una leve sonrisa—, no eres la única. Como te dije antes, siento que para resolver esto me falta una pieza, una pieza muy importante.

—No lo sé, pero es mejor dejar de hablar del tema y concentrarnos en las clases.

—Tienes razón —concordó Noah.

Ambos entramos por las grandes puertas de la escuela para luego separarnos; para que cada uno se dirigiera a su clase indicada.

Hoy toca clase de química, una de las materias que más odio. Todo lo relacionado con ecuaciones, fórmulas o números no se me da para nada bien.

Subo el primer piso para luego doblar en la esquina en donde se encuentra el salón de química.

Entro notando que no había nadie en el salón, excepto una persona que gracias a su largo y desordenado cabello castaño pude reconocer.

Harry se encontraba con los brazos cruzados arriba de la mesa y su cabeza reposaba sobre ellos. Me acerco lentamente y toco su hombro suavemente.

—¡No estoy dormido profesor! —gritó provocando que se escapara una risa de mi boca.

—Tranquilo, Harry.

—Oh, claro. Lo siento —habló estirando sus brazos para desperezarse—. ¿Quieres sentarte aquí?

—Claro —respondí encogiéndome de hombros—, es mi lugar favorito porque es muy poco probable que el profesor me vea y me haga pasar al pizarrón.

—Con que no se te da bien la química, Miller —dijo Harry riendo.

—No soy buena con las fórmulas o ecuaciones, o todo lo que tenga números —dije sentándome y acomodando mis cosas.

—Entonces hoy es tu día de suerte —comentó sonriente—, soy muy bueno con química y con matemáticas, no me gustan, pero se me dan muy bien.

La campana comienza a sonar y varios alumnos comienzan a entrar al salón como animales acomodándose en sus lugares. Simplemente patético.

No solo detestaba química porque no la entendiera, era más bien porque odiaba al profesor Brown.

Era de aquellos que profesores que no importaba cuanto intentares agradarles, su forma antipática y descarada de tratar a la gente siempre sería igual. Lo peor de todo es que ni si quiera tenía un favorito, el simplemente nos odiaba a cada uno de nosotros con lo más profundo de su ser.

Nuestros Propios Demonios |EDITANDO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora