¿Conoces Romeo y Julieta?

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Jimin abrió la puerta del baño, encendiendo las luces. Había puesto trapos viejos en las ventanas para que no entrara el sol.

Ella permanecía en la bañera, con la aleta de la cola moviéndose, por un lado de la bañera, mientras ella permanecía dormida sobre sus brazos en el borde la misma.

Jimin se acercó suavemente, poniendo la canasta en el suelo. Nunca pensó que su baño fue tan espacioso hasta que tuvo que meter una sirena en la bañera.

Le acarició las mejillas, sintiéndola moverse levemente.

Se frotó los ojos y movió la cola.

- Jimin...

Él le sonrió mientras se levantaba para acercar la cesta.

- Traje algunas velas aromáticas, un libro, algunas frutillas y un poco de sal para el agua.

Ella sonrió y quiso abrazarlo, pero no podía hacerlo a no ser que él se acercara lo suficiente.

- ¿Qué olor tienen las velas? - Inquirió. 

Jimin se inclinó sobre ella mientras ponía una sobre sus manos. Sacó el encendedor de su bolsillo trasero y la encendió.

- Cuidado, puedes quemarte las pestañas.

Ella sonrió mientras sus mejillas se ponían rojas por el calor. Olía a pino.

- Es un olor agradable.

Jimin sonrió al verla feliz. Era difícil tenerla allí, pero por ahora tendría que cuidarla.

- Pondré las velas cerca de ti para que puedas sentir su olor.

Las puso alrededor de la bañera desde el suelo mientras abría la llave para que el agua se enfriará y no se sintiera en una olla hirviendo.

- Traeré los medicamentos.

La herida de la mordida de un tiburón estaba en su cola, a causa de los medicamentos sus escamas se habían caído y su piel ahora parecía la de un sapo, viscosa. Los agujeros ya estaban sanando, pero seguía viéndose algo doloroso.

- ¿Cómo te sientes?

Ella se movió lo mejor que pudo en el reducido espacio y luego suspiró.

- No puedo mover muy bien mi cola.

Jimin temía que quizás la mordida hubiera dañado alguna terminación nerviosa que terminaba en su cola. Jimin le acarició la aleta mientras ella le miraba con tristeza.

- ¿Sientes?

Ella asintió. Jimin se sintió aliviado.

- Debes estar sanando lentamente. Es lo normal. No quiere decir que no volverás a nadar. Solo tardarás más en recuperarte.

Ella asintió mientras Jimin buscaba una pequeña vasija que usaba para echarle agua en la cabeza.

Se arrodilló suavemente con cuidado de no tirar ninguna vela y recogió agua de la llave.

Mientras le pasaba suavemente los dedos por los cabellos y dejaba caer el agua sobre su cabeza, ella se sintió amena, se sintió segura.

Cada vez que mojaba su piel se veía más resplandeciente, parecía que brillará. Era extraordinario.

- ¿Quieres que leamos un poco? - Preguntó. 

Ella se inclinó nuevamente sobre el borde la bañera, dejando caer algunas gotas de agua sobre una de las velas, apagándola.

- Oh, lo siento.

Jimin sonrió.

- ¿Conoces Romeo y Julieta?

Ella negó, apoyando su barbilla sobre sus mismos brazos.

Jimin se acomodó en el suelo, abriendo el libro. Ella se inclinó más para ver las páginas.

- Te leeré un poco.

El tiempo transcurrió tranquilo, lento, mientras Jimin le leía suavemente párrafos y párrafos y ella lo miraba con un brillo especial en los ojos.

One shots -Jimin- (Segunda Parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora