Yo vivo allí #2

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Ese día hubo una fuerte tormenta que se prolongó hasta la mañana del día siguiente.

 Sorpresivamente, el fuerte viento y las goteras no lograron perturbar ni una sola rama del jardín. Los árboles seguían en pie e incluso el viejo columpio parecía más nuevo gracias a la lluvia que había limpiado el polvo y barro que tenía encima.

No quería salir de la cocina. Ocasionalmente, mirada por la pequeña ventana que tenía la puerta que daba al jardín. Incluso la fuente parecía más limpia.

Su madre le había dicho que arreglaría el jardín, que quizás sería una buena idea para un día en familia, un buen fin de semana.

Podía ver desde allí el panteón. Seguramente sus padres tampoco lo hayan visto aún y ojalá no lo viesen.

Se armó de valor y salió lentamente de la cocina. Recordó el vago sonido de la voz del chico cuando le hablaba de alguna llave. ¿Sería real? Siguió de largo y volvió a pararse en el mismo sitio donde había visto al chico ayer.

- ¿Encontraste la llave?

El chico apareció por la izquierda asomando su cabeza por las rejas de metal. Llevaba la misma ropa y el pelo revuelto.

Ella permaneció en silencio, de nuevo, al igual que el otro día.

- Oh... Debió ser de mal agrado, no haberme presentado ayer... - Le sonrió.- Soy Jimin.

Ella ladeó la cabeza.

- ¿Eres algo real? - Él hizo una mueca.

- No soy algo, soy alguien real. - Se acercó a la reja.- Puedes acercarte para tocar mi brazo. - Ella negó con la cabeza y Jimin sonrió. - Te ves tensa. No muerdo... - Río con suavidad. - Si es lo que te da miedo.

- ¿Cómo es posible que... Vivas ahí?

Jimin sonrió y se sentó en el suelo.

- Si te sientas conmigo, te contaré mi historia... Y quizás si traes un poco de chocolate... Puede ser frío, no me importaría mucho.

Se ruborizó casi inconscientemente.

- No te traeré nada. - Gruñó.

- Está bien. Siéntate frente a mí, al menos. 

Ella se puso de cuclillas en su sitio y luego terminó por sentarse. Jimin sonrió y encogió los hombros.

- Es un avance.

- Quiero oír tu historia.

Jimin asintió.

- Recuerdo que éramos una familia enorme, tanto, que muchos de los esposos y esposas de nuestros tíos, primos y hermanos vivían en esta casa. Pero no te dejes engañar por sus bonitas habitaciones y su piso reluciente.

- Es una casa hermosa, a pesar de ser tan antigua, parece nueva por dentro.

Jimin sonrió y asintió. 

- Siempre se verá así. Solíamos ser una familia muy unida, casi nunca teníamos conflictos entre nosotros. Pero estábamos lejos de ser la familia perfecta. - Se rascó un poco el cuello. - En algún otoño, tras la muerte de una de las esposas, las cosas en esta casa comenzaron a cambiar para mal. Todos cambiaron... Incluso yo. Poco a poco fui testigo de como la vida de todos se iba marchitando a grandes pasos mientras yo solo podía verlos.

- ¿Alguna enfermedad? ¿La peste negra?

Jimin negó suavemente, viéndola fijamente a los ojos.

- Nada que fuera tan simple. La casa fue maldecida por una secta. En ese entonces, la brujería y lo paranormal estaba en su máximo punto de quiebre. Quizás fuimos muy escépticos respecto al tema. - Se inclinó un poco al frente.- ¿Tú crees en esas cosas?

Ella encogió los hombros y asintió a medias.

- Sí... Mi madre es médium.

Jimin asintió.

- La mayoría de mi familia murió, están enterrados e incluso amontonados en este lugar... Lograron descansar en paz. Pero yo jamás logré culminar mi larga estancia aquí.

- ¿A qué te refieres? - Ella frunció el ceño. - ¿Inmortalidad?

Jimin asintió, de nuevo. 

- Exactamente. Por alguna razón que jamás me quedo clara, no pude morir y acompañarlos en su camino al más allá. Aquella secta me tuvo prisionero aquí, y también tomaron la casa para sus rituales, sacrificios y demás cosas bastante horrendas.

- La casa no parecía haber estado abandonada cuando llegamos ayer.

- Bajo aquella casa hay muchos hechizos. Pero en sus paredes hace algún tiempo hubo muchísima sangre.

Ella se acomodó unos mechones de cabello que se saltaban por su cara gracias al viento.

- He estado aquí encerrado desde entonces. Lo único que me hace especial es mi inmortalidad y el hecho de no necesitar ninguna comida para mantenerme vivo.

- ¿Y la llave?

Los ojos de Jimin resplandecieron.

- La llave... Solo sé que debe estar escondida en algún lugar de la casa. Es una llave hecha de plata, muy simple pero con cierto valor.

- Este lugar también está encantado. ¿No?

Jimin asintió.

- Todo el terreno. Deberías decirle a tus padres que se abstengan de salir en las noches a este jardín. Hay varias cosas que nadie debería ver. Ni siquiera yo.

- ¿Entonces no puedes salir de ahí?

Jimin negó mientras jugaba con sus manos.

- Algo me encadena a este lugar, aun si pudiera doblar estos barrotes, no podría salir de aquí.

Ella asintió.

- Entonces, si consigo la llave, ¿Derribará el hechizo?

Jimin asintió mientras sonreía con ilusión.

- Exactamente.

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Imagina inspirado en la serie de Netflix Locky y Key. 

One shots -Jimin- (Segunda Parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora