Frente a sus ojos

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El cuerpo de Jimin emanaba calor, cosa que era un poco extraña, pues su tacto siempre era frío. Quizás fuera impresión suya.

Pero el roce de sus pieles y los dedos de Jimin vagando libremente por su espalda, tocando cada centímetro de su piel, la hizo sentir cálida. Sentía la cara caliente. Las manos le sudaban mientras enterraba sus dedos entre los cabellos de Jimin y él le besaba suavemente el cuello.

El roce de sus pieles era suave, el tacto era una descarga eléctrica, un suspiro, un jadeo involuntario.

- Estoy tan sediento de ti.

Jimin se enderezó un poco mientras apartaba las manos de su cuerpo. Sintió un frío azotarle la piel, pero le sostuvo la mirada, respirando por la boca.

Jimin se había inclinado sobre ella mientras se sostenía de la pared que tenía atrás, con su brazo cerca de la cabeza de ella y los cabellos bajándole por la frente.

- Quisiera quedarme una eternidad contigo.

El corazón le dio un vuelco en el pecho, mientras seguían mirándose. No quería responderle, no sabía cómo hacerlo. No quería hablar, quería besarlo.

Lo atrajo hacia sí misma desde la nuca y lo besó, sintiendolo jadear antes de cerrar sus labios contra los de ella.

La tomó por las mejillas, uniendo sus frentes. Jimin la miraba, pero ella no quería abrir los ojos.

- Déjame demostrarte cuanto significas para mí, solos aquí.

Por fin abrió los ojos, lo miró mientras posaba sus manos en su abdomen. Se le erizó la piel y arrugó la nariz.

Jimin sonrió mientras se pasaba una mano por los cabellos y se los echaba hacia atrás. El sudor que recorría su cuerpo lo hacía brillar, su piel pálida, la luz dándole en la espalda, los músculos tensos.

Gimió cuando Jimin la tomó de las caderas e hizo que sus pieles chocarán ruidosamente.

Jimin la besaba con delicadeza, recorriendo con minuciosidad cada centímetro de su piel con la boca, bajando por la barbilla, el cuello, las clavículas, hasta desembarcar en el valle de sus senos. El sujetador que llevaba era de lila, un lila que le pareció particularmente atractivo. Iba a juego con su piel.

Ella pasaba sus manos por los cabellos de Jimin, su espalda y sus hombros. Los músculos se le marcaban cada vez que se movía para recorrerla por otro camino que no habían encontrado sus labios sobre su piel.

Sentía la piel caliente alrededor de donde Jimin tenía sus manos. El pulgar hacía presión sobre el hueso de la cadera, pero omitía cualquier dolor. En ese momento no existía esa sensación. No conocía la palabra.

Se sentía en otro mundo, ni siquiera se sentía ella misma en ese momento. Jimin suspirada contra su piel, la besaba, la apretaba.

Sabía que Jimin tenía formas distintas de amar, para él un pequeño roce intencionado era el mayor acto de amor que pudiera hacer en siglos y se sentía sorprendentemente afortunada por tenerlo allí para ella sola, explorándola, mientras levantaba sus manos sobre su propia cabeza y las retenía con una de las suyas. La otra seguía adherida al hueso de su cadera, mientras le mordía suavemente la piel.

No podía quedarse quieta, pero Jimin la quería quieta. Quería grabarse cada reacción, cada suspiro, cada jadeo, cada gemido, los quería todos en su piel, contra sus labios, contra sus manos, frente a sus ojos.

One shots -Jimin- (Segunda Parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora