Yo vivo allí.

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Bajaron las maletas de la camioneta y mientras sus padres ponían todas las maletas juntas en la sala de estar principal, su hija salió a conocer el jardín. Más que eso, parecía un pequeño parque.

Tenía una fuente con una estatua algo sucia, el césped estaba cortado y las flores que alguna vez adornaron los caminos, estaban marchitas. El camino de piedra estaba algo lleno de maleza y musgo, quizás por la lluvia.

Caminó mirando los árboles que aún estaban de pie viendo como sus raíces surcaban por entre el césped. Uno de tantos aún tenía entre una de sus ramas un columpio colgado hecho con una llanta vieja.

Detrás de los árboles, donde pensó que daba el final del jardín, encontró un pequeño panteón.

Se acercó a la reja para mirar hacia adentro. Tenía dos pequeñas ventanas y algo en el centro, quizás un pozo, o simplemente un agujero. No lograba verlo desde la entrada y estaba cerrada con candado.

El lugar estaba sucio con tierra y hojas que se fueron amontonando en cada otoño y esparciéndose por todo el pequeño lugar gracias al viento.

Se dio media vuelta y se dispuso a volver a la casa, pero una voz detrás de ella la hizo parar en seco.

- No pensé volver a ver a nadie por aquí... Bonita cabellera.

Se giró lentamente, encontrándose a un chico de cabellos rubios parado del otro lado de la reja. Vestía pantalones y una camiseta de botones abierta en el cuello, dejando ver una cadena plateada simple. Su piel era casi blanca.

Ella permaneció en silencio.

El chico tras la reja sonrió, acariciándose los brazos. 

- Siento si te asuste... Yo... No suelo hablar con muchas personas.

Ella permaneció allí, a unos 3 metros de la reja, preguntándose de dónde había salido ese chico, o al menos, por donde había entrado.

- ¿Cómo llegaste ahí? - Quiso saber. 

- Oh, yo vivo allí.

Señaló el gran agujero en la mitad del panteón y ella frunció el ceño.

- ¿En el pozo?

Jimin asintió.

- Solía ser un pozo. - Chasqueó la lengua. - Ahora solo es un agujero seco.

Ella permaneció allí, cada vez más cerca pero siempre guardando un poco de distancia. Tenía miedo de que sacara las manos por entre los barrotes.

- Estás diciendo que... ¿Vives dentro de ese agujero?

Él asintió mientras se acercaba y ponía su mano sobre la oxidada reja.

- T-tengo que irme.

Se dispuso a dar la vuelta y no mirar atrás.

- Espera... ¿Podrías traerme algo de comida? Creo que ya no tengo apetito...

Ella siguió caminando hasta que aceleró el paso.

- Por favor... Y-yo puedo pasar las tardes contigo... E-en alguna parte de la casa está escondida la llave que habré este candado...

Dejó de oírle luego de pasar la fuente sucia, comenzando a correr hacía la casa. 

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Imagina inspirado en la serie de Netflix Locky y Key 

One shots -Jimin- (Segunda Parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora