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Pov Makoto Naegi.

Un par de días habían pasado ya desde la fiesta que hicimos entre ambas clases. Todo había vuelto a la normalidad para mí y Kyouko. Ahora lo único que hacíamos era salir con nuestros amigos, ir a clases y pasar tiempo juntos.

No teníamos ningún tipo de problemas por los cuales preocuparnos, excepto tal vez las tareas que nos mandaba Koichi, pero después de eso nada. Era agradable saber que todo estaba bien, era agradable saber que hasta febrero no debíamos preocuparnos por nada, por fin estábamos teniendo un descanso de Enoshima.

Era agradable, pero había algo que perturbaba mi tranquilidad, transformándola en incomodidad. Las miradas de mis amigos permanecían fijas en mí, esto ya comenzaba a incomodarme.

—¿Por qué me miran tanto? —pregunté.

—Sigue siendo difícil de creer... —musitó Kuwata.

—¿Qué cosa?

—¿En serio Naegi nos ganó a todos?

—¿De qué hablas?

—De Hagakure lo entiendo, porque es horrible y nadie lo quie...

—¡Hey! —le dio un codazo el adivino.

—Ok, ¿qué les pasa? —pregunté.

—¿Se lo decimos o...? —cuestionó Oowada, mirando al grupo.

—Tal vez lo mejor sea que no lo sepa —respondió Yamada.

—Tienen que decírmelo, ahora sé que saben algo —dije.

—No, mejor no se lo digamos, aunque sea inmoral —espetó Ishimaru.

—¿"Inmoral"? ¿Qué hicieron ahora?

—¿Recuerdas el día de la fiesta...? —preguntó nervioso Oowada tras un silencio.

—Sí... —asentí.

—¿Recuerdas que volviste con Kirigiri?

—Obviamente, me hizo un cartel, ¿cómo olvidarlo?

—¿Recuerdas que esa misma noche te llamé a tu celular...?

—Sí, recuer...

Detuve mis palabras. Poco a poco mis ojos se abrieron hasta el tope y miré a mis amigos, ellos asentían con incomodidad. Llevé ambas manos a mi cara y empecé a negar con la cabeza, no quería que esto fuera real.

—Fue la mamada, literalmente —bromeó Kuwata.

—No, no, no, no, no, no...

—Te dije que no le parecería gracioso —habló Hagakure, mirando a Kuwata.

—¿Quién...? ¿Quién más lo sabe...?

—Toda la clase.

Pegué mi frente a la mesa, esto era lo peor que me podía pasar. Quería que la tierra me tragara ahora mismo. Si a mí me afectaba tanto, no me imagino cuando Kyouko se entere. ¡¿Cómo demonios le diría esto?!

—Creo que ahora las chicas se lo dirán a ella...

Al escuchar las palabras de Oowada, despegué de inmediato mi cabeza de la mesa y giré para ver a Kyouko, las chicas estaban hablando con ella. Pude ver como Kyouko abría los ojos sorprendida y llevaba ambas manos a su cara, pero al contrario de mí, ella separó sus manos de su rostro y giró para verme a mí y los chicos.

No se le veía avergonzada, permanecía estoica. Nos miró por unos segundos que me parecieron eternos y luego volteó con sus amigas. Levantó ambas manos, las puso frente a ella y las separó notablemente, creo que estaba midiendo al... Mi cara al instante se volvió roja al darme cuenta. A ella poco pareció importarle mi vergüenza, ya que ni me miró, simplemente empezó a charlar sonriente con sus amigas, moviendo sus manos mientras hablaba.

Nuestro tiempo (Naegiri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora