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Pov Makoto Naegi.

Lunes.

Hoy era el día, y yo estaba aquí en el salón de clases con el resto de mis compañeros. Me sentía impaciente, quería salir de una vez. Ahora me percataba que Komaru no me había dicho a qué hora vendría, eso me preocupo un poco, ya que quería estar en la entrada esperándola. Parece que mi impaciencia era notable, ya que Byakuya me miró extrañado.

—¿Qué te pasa? —preguntó.

—¿Eh?

—Te ves preocupado.

—Mi hermana viene hoy... Y no me mandó ningún mensaje todavía, ni me dijo a qué hora vendría...

—¿Y?

—¿Y si le pasa algo en el camino? Tal vez ya salió, tal vez ya debería estar aquí...

—Creo que te estás preocupando demasiado.

—Voy a llamarla...

¿Tengo motivos para preocuparme? Creo que sí, a pesar de ser de día, que mi pequeña hermana ande sola por la calle no me termina de gustar. Saqué el móvil de mi bolsillo y marqué su número.

Byakuya me miró burlón, pero no me importó. La puerta empezó a ser golpeada, pero no me importó. Ahora mismo mi prioridad era hablar con Komaru. Al fin la llamada fue atendida y mi corazón volvió a latir.

—Hola, Komaru, una pregunta, ¿a qué hora vendrás? Porque sé que puede sonar exagerado, pero yo...

—Mira detrás.

—¿Eh?

Obedecí, al voltearme me encontré con que mi querida hermana menor estaba parada al lado de la puerta, mirándome con una sonrisa. Sonreí, mi corazón estaba más tranquilo ahora. Me moví a través de los asientos y abrí los brazos, mi hermanita no tardó en abalanzarse para abrazarme.

—¡Cuánto tiempo! —gritó felizmente.

Yo sonreí. Mi pequeña hermana no cambiaba no importa el tiempo que pasase.

—No pensé que te dejarían entrar a este edificio.

—Yo igual, pero la identificación sirvió.

—No pensé que aún la tuvieras.

—Es el único pase que tengo para poder entrar a verte, obviamente lo conservaría —infló sus mejillas.

—¡Komaru! —saludó el beisbolista con los brazos abiertos, seguramente esperando un abrazo.

—¡Hola! —devolvió el saludo felizmente mi hermana, pero no se aparto de mi lado—. Lo siento, sólo abrazo a mi hermano.

—Nae, ¿no vas a presentarnos? —preguntó Hagakure de manera poco cuidadosa.

Ahora me daba cuenta, la mayoría de chicos tenían la mirada sobre el ángel que tengo por hermana. Sin tratar siquiera de ser amable, la puse detrás de mí mientras les dedicaba la peor de mis miradas a mis compañeros.

—¿Makoto?

—Mantente atrás, Komaru...

—Creo que sólo quieren presentarse...

—¿Komaru? —cuestionó confundida una voz detrás de nosotros.

Al instante volteamos, detrás de nosotros, entrando por la puerta estaban el grupo de chicas. La persona que había musitado el nombre de mi hermana fue Fukawa, la cual la miraba con completa sorpresa, seguramente no esperaba que estuviera aquí. Los ojos de Komaru brillaron y su sonrisa se amplió, para al instante arrojarse sobre la escritora.

Nuestro tiempo (Naegiri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora