43

719 44 56
                                    

Pov Kyouko Kirigiri.

Mi respiración era irregular, me sentía más nerviosa que de costumbre, más feliz. Mis amigas simplemente estaban felices por mí. Asahina me maquillaba y Fukawa sostenía un pequeño espejo frente a mí. Sé maquillarme sola, pero la nadadora insistió en que la dejara hacerlo, no hacía falta siquiera que se los dijera, ellas ya sabían lo que yo iba a hacer.

—Voy a prepararlo —espetó Celes.

Yo simplemente le sonreí y ella me sonrió de la misma forma, para luego salir del dormitorio. Le pedí que mantuviera ocupado a Makoto por unos minutos hasta que la morena terminara de maquillarme, así podría llevármelo sin preocuparme por la mirada del resto de chicos. No podía evitar sonreír, estaba tan feliz.

"La amo tanto que quiero compartir el resto de mi vida con ella" las palabras de Makoto resonaron una vez más en mi cabeza, provocando mi sonrisa se volviera más amplia y mis ojos se humedecieran.

—P-Por si acaso no te aplico sombra en los ojos —musitó Asahina.

—Gracias —hablé, para limpiarme las lágrimas que luchaban por salir.

Ella simplemente sonrió y siguió aplicándome rubor en las mejillas.

—Fukawa, ¿puedes pasarme el...?

—Enseguida —declaró la escritora antes de siquiera dejar terminar hablar a Asahina.

La de lentes bajó el espejo y se apresuró a ir a una de las maletas, desde la cual sacó un pequeño estuche y lo abrió, para rebuscar un poco y terminar sacando un pequeño tubo negro. Giró la base de éste y un rosado labial emergió.

A pesar de no usar labial seguido, hoy era una ocasión especial, así que no dudé en aplicármelo cuando Fukawa me lo alcanzó. Unos pocos minutos fueron suficiente para que Asahina terminara de "embellecerme".

—Te ves bien, Kyouko, muy linda.

—Gracias por su ayuda, con todo, en serio.

—Sólo invítanos a la boda —acotó Fukawa.

Yo sonreí y reí aniñadamente con mis amigas. En el pasado pude haber estado sola, pero ahora no, ahora tenía un maravilloso novio y unas maravillosas amigas, personas en las cuales podía confiar plenamente y sin miedo.

Si me hubieran dicho ese febrero que ingresé a Kibougamine, que encontraría el amor y podría llorar tanto por tristezas y felicidades, sin duda no lo habría creído. Me despedí de las chicas y salí del dormitorio, para luego bajar las escaleras e ir prácticamente brincando fuera del edificio.

Mi Makoto estaba hablando con Celes, ninguno pareció notar que me acercaba, ya que ni se dignaron en mirarme. Noté algo mientras me acercaba, Celes parecía triste y mantenía su mirada en otro lado, eso pareció sobresaltar a Makoto.

—Escucha, eres asombrosa, Celes, cualquier chico sería muy afortunado de estar en una relación contigo. Eres un gran partido.

—¿En serio lo crees?

—¡Sí! —respondió Makoto al instante— Eres divertida, sabes coser, eres buena guardando secretos y las risas nunca me faltan cuando estoy contigo.

Celes rio un poco y embozó una ligera sonrisa ante eso. Entendía lo que pasaba, Makoto la estaba halagando para hacerle saber lo mucho que ella valía como persona, eso sin duda era algo que él haría.

—¿Lo ves? Sabes que eres asombrosa. Hermosa, elegante y cautivadora, esas palabras describen perfectamente a las rozas, pero te describen mucho mejor a ti, a Celestia Ludenberg.

Nuestro tiempo (Naegiri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora