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Pov Byakuya Togami.

Molesto, le había pedido una sola cosa y no era capaz de cumplirla, ¿y ahora? Ahora era yo quien tenía que preparar las jodidas hamburguesas. La puerta que daba al edificio se abrió, me preparé para regañar al maldito enano que me había forzado a hacer esto, pero me sorprendí al ver a una chica con el maquillaje corrido en vez de a Makoto.

—¿Celes?

—Oh, n-no pensé que aquí, bueno, no importa...

—¿Qué te...?

—Nada —me interrumpió.

Antes de siquiera dejarme hacer otra pregunta, salió por dónde vino. A pesar de verla poco, noté un par de cosas; su maquillaje corrido, sus ojos rojos y su falsa sonrisa, obviamente ella había estado llorando, pero, ¿por qué?

Casi como si la respuesta quisiera golpearme, la puerta volvió a abrirse, dejándome ver a un castaño sin ánimo. Él me miró por un segundo y cambió su expresión, sonriéndome.

—B-Byakuya, gracias por encargarte, puedes ir con los demás si quieres, yo...

—¿Qué sucedió?

—¿Hm?

—No te hagas el estúpido conmigo, dijiste que surgió un problema, así que asumo que...

—No quiero hablar de eso, ¿sí? —interrumpió con amargura.

—¿Tiene que ver con Celes?

Él no dijo nada, simplemente apartó la mirada para no tener que verme. Por mucho que me moleste, conozco a este enano, así que sé que se siente culpable por alguna razón y sé que no importa que se lo ordene, él no abrirá la boca. Suspiré pesadamente, algo que él notó.

—Lo lamento —se disculpó.

—Encárgate de la comida.

Sin decir más, él asintió y se puso frente a la parrilla tal y como se lo ordené. Atravesé el vestíbulo y salí hacia la playa. En una dirección estaba la mayoría de la clase, pero en la otra se encontraba Celes caminando, alejándose cada vez más.

Suspiré, algo le había sucedido a Makoto y ella tenía que ver, así que me dediqué a seguirla. Ella no pareció notar que yo estaba detrás en ningún momento. Ya que caminaba detrás de ella, no podía verle la cara, pero podía notar como cada tanto llevaba sus manos a su rostro sin dejar de caminar, como si estuviera limpiándose los ojos. Solamente se detuvo cuando estuvimos notablemente lejos del resto de la clase, sin mirar hacia atrás se acercó hacia la zona tropical de la isla y se sentó allí.

Ahora había notado que yo estaba aquí, estábamos bastante alejados, pero dado que yo estaba caminando por la arena, ella me vio. Sonrió forzosa y frunció un poco el ceño, para luego limpiarse las lagrimas que luchaban por salir de sus ojos.

—¿Qué quieres? —me preguntó, obviamente no le agradó ser seguida.

Me acerqué sin vacilar y me quedé parado a unos pocos metros de ella.

—¿Qué fue lo que hiciste? —pregunté, sin una pizca de empatía.

—¿Qué?

—Makoto está mal y obviamente tú también, algo ocurrió, ¿qué hiciste?

Ella frunció su cara y continuó mirándome.

—Lo besé...

—¡¿Qué?! ¡Tú sabes que él...!

—¡Lo sé! ¡Lo sé!

No pudo mantenerse, su voz se quebró y las lágrimas por fin salieron. Esta chica era una verdadera estúpida, ¿qué demonios se creía? Era más que evidente que Makoto no dejaría a Kirigiri por andar con ella, era obvio que ella no estaba ni pintada en su "historia de amor", era más que...

Nuestro tiempo (Naegiri)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora