|F|r|a|g|m|e|n|t|e|d| Weasley Stories. (Bill Weasley)

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-Jossette, quieres jugar?

-Gobstones? – Jossette se acercaba a su amiga que estaba sentada en el suelo – no somos muy grandes para eso? – se reía mientras se sentaba al frente de ella.

-Vamos a graduarnos, y es probable que jamás volvamos a jugar como antes – le decía nostálgica.

-Como cuando íbamos en primer año, éramos bastante ingenuas.

-Y llenas de energía, ahora con suerte puedo levantarme por la mañana y si tengo suerte tengo ganas de vivir – Jossette le decía tirando el gobstone.

-Tuve suerte de encontrarte Jo, elegí bien a mi mejor amiga.

-Yo sé que jamás te lo digo, porque no suelo decirlo, pero te quiero mucho Mae, no sabes lo importante que eres para mí – se apagó un poco – luego de todo lo que sucedió con mis padres, William y tú fueron mis grandes pilares, no sé que habría hecho si nos los hubiese tenido a ustedes.

Mae le sonrió antes de que el gobstone tirara su liquido extraño a su ropa.

-Qué asco! – le dijo exagerada – ya veo porque dejamos de jugar Gobstones.

Jossette explotó en risa, sintió como si los años no hubiesen pasado por su cuerpo y su vida, que hace algunos meses había sido victima del sombrero seleccionador y volvía a reír con su mejor amiga luego de saber que sus padres habían muerto, volvía a tener ese sentimiento tímido de conocer a los Weasley a final de año, volvía a ver a Bill como su mejor amigo.

Pero se volvía a ver a ella misma, con diecisiete años, la vida había pasado, tenía una nueva familia a la que amaba con toda su alma, su mejor amiga se volvía a reír con ella luego de tantos amarguras, su cuerpo ya era el rastro de todas esas aventuras que había vivido con su mejor amiga y con el que fue su mejor amigo, el que era ahora, el compañero de vida.

Mae dejaba el juego a medio terminar, no quería seguir siendo rociada por liquidos de dudosa procedencia, así que se levantaba estirándole la mano a Jossette.

-Vamos a comer antes de ir a la biblioteca – le decía con amor.

Ahí Jossette entendió que quizás eran los últimos momentos que podía comer con tanta tranquilidad en el gran comedor, que serían los últimos momentos donde podía estrechar la mano de Mae, esa que había estrechado por casi lo que quedaba de su vida.

Sin dudarlo más de una vez, le tomaba su mano esperando que le ayudase y así fue, parándose de inmediato fueron ambas hasta el comedor.

En medio del camino se incorporaba Tonks que a medio se tropezaba con sus propios pies.

-Van a comer? – les preguntaba efusiva.

-Si Tonks – la vio cómo se recomponía – deberías tener ojos en los pies.

-Si tuviera ojos en los pies, los tendría todos magullados – Charlie se acercaba a las chicas que caminaban tranquilamente hasta el comedor.

-Sabes que podría tener ojos en los pies Charlie – Tonks levantaba las cejas sintiéndose orgullosa – puedo transformarme en lo que sea.

-Por favor no hagas eso – Jossette le rogaba llevándose las manos a la cabeza de manera exagerada – se vería asqueroso.

Todos se reían ante la expresión tan teatral de Jossette de describir lo asqueroso que sería que Tonks tuviera ojos en los pies.

Cuando ya estuvieron dentro del gran comedor, el profesor Flitwick supervisaba el almuerzo de todos los estudiantes, y los amigos se sentaban de frente a comer.

-Luego irán a estudiar? – Charlie le preguntaba a Jossette y Mae.

-Sí – Mae le respondía al momento – quieres ir?