|Mors| |nuntiatum|

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El chico sintió miedo, mirándola con temor abriendo mucho los ojos, solo comenzó a caminar en reversa para irse de ese lugar en ese mismo instante, donde ya todos miraban con ojos culposos a Jossette creando un cuchicheo ruidoso especulando las razones por la que la necesitaban con tanta insistencia.

-Quieres que te acompañe? – Mae le preguntaba bajito a Jossette por encima de su hombro.

Pero ella solo negó con la cabeza, dándole una mirada tranquilizadora, aunque el nerviosismo la estaba tomando por la espalda, se hizo un camino entre la gente y el sonido de sus pasos retumbó hasta su alma.

Cuando estuvo por fuera, una parte de ella misma, rodo los ojos por lo cobarde que había sido Vicent de ir con el chisme hasta Dumbledore, porque prácticamente toda la escuela estaba situada viendo el espectáculo de magia que, hacia su varita, así que solo le atribuía lo soplón al infiel.

Comenzó a dar pasos veloces por los pasillos, molestos, incomodos, y al momento de doblar por un pasillo oscuro, pudo percibir por el rabillo de su ojo una sombra que se acercaba precipitándose sobre ella y por el susto provocado sacaba su varita rápidamente apuntando a la dirección de la extraña sombra solo para darse cuenta de que no había nada, manteniendo la vista fija en el salón, volvía a guardar su varita frunciendo el ceño.

Sintió el olor.

Su nariz percibió el olor del perfume de su madre, una fragancia tan peculiar que solo la recordaba en su cabeza el día que había dejado a sus padres biológicos en septiembre de hace unos 6 años, en el momento que había comenzado su viaje hasta Hogwarts por primera vez, la ultima vez que los vio.

Se dejo seducir.

Siguió sus instintos, dirigiendo sus piernas a un lugar distinto al que iba originalmente. Dicen que la curiosidad mató al gato, pero ella podía arriesgarse, porque sabía que los indiscretos tenían dos destinos probables, uno de ellos, fatalista, sería la misma muerte, pero en el mejor de los casos, que en su mayoría logra ser esperanzador para los curiosos, era la verdad, y ella quería descubrir la verdad de el aroma.

El origen del aroma.

Una sala de clases descuidada aparecía, una que no recordaba ni siquiera en las aventuras donde se adentró tan íntimamente en los rincones secretos de Hogwarts, recordando una leyenda de pasillos, un mito de padres, que nadie podía corroborar porque, eso no podría corroborarse hasta que se viera por los propios ojos del mago, o de esta bruja, que era la principal espectadora de lo extraño, de la magia.

"Es una habitación que una persona sólo puede entrar cuando tienen una necesidad real. A veces está ahí, y a veces no lo está, pero cuando aparece, siempre está preparada para las necesidades del buscador."

Y ella tenía una necesidad, la necesidad de la respuesta a su cuestionamiento, entro sin pensarlo dos veces, porque pensarlo por segunda vez, le causaría problemas, le haría perder el tiempo, tiempo del que no era propietaria.

La oscuridad.

Su vista se limito a lo que la luz tenue quería alumbrar en la habitación, sus paredes cubiertas de espejos, le logró una vista periférica de su misma, que sin querer y a descuido de esta, se posicionó en su interior.

Un espejo, en el que pudo verse completamente, generalmente no tenía el tiempo, ni las ganas de verse tan detalladamente como ahora lo hacía, su rostro parecía cansado, estaba cansada.

Sabía lo que tenía que hacer, pero no sabía si tendría el valor de hacerlo, de dar el paso, porque aunque quisiera, este drama amoroso, no pasaría a segundo plano mientras no lo resolviese, y las respuestas invalidas que le había dado a Bill, eran insuficientes para su corazón, que cayendo a pedazos, no podría ocultar más.

|F|r|a|g|m|e|n|t|e|d| Weasley Stories.           (Bill Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora