Que difícil era tratar de explicarles a todos los alumnos de la antigua escuela de magia, compartían la misma edad, la misma casa y con eso, muchos secretos que podían ser utilizados en su contra en algún momento de la vida, por lo mismo, casi como mellizos de distinta sangre guardaban aquellas situaciones complicadas para cualquiera como el mayor tesoro de sus vidas.
Cursaban quinto año en la escuela y al momento de llegar los regalos, la chica que levantaba la mirada oscura de sus ojos, brillantes veía como un paquete llegaba a ella desde el cielo y envuelto en una gran caja, con cuidado lo abría, no como su acompañante que desesperado tenía las ganas incesantes de ver que era lo que había dentro.
Con felicidad intuía el contenido de este, estiraba el suéter que notaba un poco grande para su cuerpo, viendo una gran "W" tejida en medio de este, absorta miraba a su acompañante que mantenía la mirada confundida sobre su jersey de lana, y volvían a juntar sus miradas para cambiarse el regalo que nuevamente, su madre había confundido.
Una gran "J" adornaba su jersey rojo, como si fueran gemelos lo vestían de inmediato haciendo reír a todos los que los veían.
-Esto es ridículo, ¿porque tienen que ser iguales? – Bill le hablaba a la chica.
-Porque somos hermanos William – se reía de como el chico se sonrojaba por la vergüenza.
Jossette Morrié era una adolescente francesa que había sido adoptada por los Weasley al momento de quedar huérfana de ambos padres, asesinados por algunos mortifagos que aún rondaban en el mundo, aquellos cobardes que no habían muerto antes junto a "el que no debe ser nombrado", mataban familias influyentes que no cooperaran en su causa.
Mucho antes del nacimiento de Jossette, Émile Morrié fue un heredero político muy amigo de Arthur Weasley dentro de Hogwarts, ambos pertenecían a la casa Gryffindor y su amistad llegó al punto de compartir muchas veces ambas familias hasta después de haber salido de la escuela por la cercanía de sus trabajos y el cariño profundo que se tenían.
Aun así, Jossette y Bill no se habían conocido hasta medio año después de haber entrado a Hogwarts ya que luego de mucho tiempo, sus padres habían tenido que separarse por el trabajo que mantenía Émile en Francia.
Jossette y Bill se conocieron por la ambición a romper todas las reglas posibles que pudiera en su estancia estudiantil, la chica se había acercado al muchacho para pedirle un favor por la reputación que se había ganado, no tan solo por ser un Weasley, sino por todas las veces que había hecho enojar a los profesores ganándose popularidad hasta en aquellos que cursaban años más avanzados podían otorgarle.
Una larga línea de regaños y constantes visitas a la oficina de Dumbledore se habían hecho más cercanos hasta el momento donde sus padres fallecieron, siendo como hija para los Weasley, casi como una melliza para Bill y una estudiante poco agradable para algunos profesores como Snape, que le molestaba la imprudencia que tenía la chica para pensar que podía hacer lo que quisiera en aquella escuela.
Se habían hecho varios amigos dentro de tu estancia, Mae era la mejor amiga de Jossette, un poco más baja que ella con unos intensos ojos verdes pero un tanto aislada del mundo, si bien compartía mucho con sus amigos prefería estar estudiando en algún lugar oculto de la biblioteca.
Ambos chicos levantaban su mirada de los regalos de navidad para atender un mensaje importante que el director de la escuela tenía para ellos, Jossette ordenaba la caja para hacer menos espacio viendo una nota que su padre le había mandado junto al suéter que usaba en ese momento.
-Alumnos, quisiera desearles una feliz navidad, espero que estén agradecidos con un nuevo año que comenzaremos, tenemos un par de anuncios importantes que darles – se daba un poco de respiro – primeramente, quisiera que no se acercaran al pasillo sur del quinto piso, tendremos reparaciones, el segundo anuncio importante es que celebraremos un baile de año nuevo donde todos podrán asistir, busquen algo bonito que utilizar, ¡feliz navidad!
El viejo mago se alejaba del podio donde había dado su discurso y algo dentro de Jossette sonrió frívolamente, no era totalmente coincidencia que un pasillo dentro de todo Hogwarts estuviera clausurado, y mucho menos uno tan transitado por lo que recordaba.
-Jossette!?
La chica despertaba de sus pensamientos volviendo a la realidad mirando a todos como la veían confundidos.
-Qué!? ¿Qué sucede? – la chica respondía al acto.
Mae sonreía tiernamente riendo al final por las estrellas que pensaba su amiga.
-Estudiaremos hoy en la noche!? – Mae le decía bajito.
-Ah! Claro, necesito unos libros antes, ¿crees que Pince aún esté ahí?
-Alguna vez se va?
Ambas chicas se levantaban sin despedirse, esperando que la bibliotecaria estuviera aún ahí, esperando a alumnos nocturnos que intentaran escabullirse y doblar puntas de los libros o hacer ruido.
Bill salía de la conversación que tenía con Charlie que con la mirada lo advertía del escape que tenían del banquete de navidad, preguntándose qué hacían, intuía lo peor.
Caminaban despacio por los pasillos oscuros de la estancia, donde la única luz que tenían eran las antorchas y velas que alumbraban tenue su paso camino hacia la biblioteca.
Cuando llegaron a esta, entraron sin previo aviso encontrándose esta biblioteca completamente vacía, caminaron sin hacer mucho ruido encontrándose de frente a la señora Pince viéndolas de una forma aterradora.
-Que hacen aquí!? – le hablaba fuerte, pero despacio respetando sus propias reglas – ¿Morrié, no cree que podría calmarse por lo menos en navidad?
Jossette miró a Mae como se había quedado sin aliento al ver a la bibliotecaria, bajaba la mirada dejando ver el largo de sus pestañas caer, intentando su rostro infantil, ese mismo que le ponía a su padre para conseguir algo.
-Es que queríamos adelantar estudio, está ver si es verdad – le hablaba desde la sinceridad de su corazón, o por lo menos Mae pensaba que era así – si no cree en mí, por lo menos crea en Mae, por favor – levantaba la mirada haciéndola brillar.
Pince miraba a las chicas como rogaban la estancia de algunos segundos en aquella habitación sombría, rodaba los ojos dando un largo suspiro.
-Está bien – la miraba enojada – 15 minutos, tengo que cerrar la biblioteca.
Jossette volvía a mostrar las perlas que tenía por dientes, esbozando una gran sonrisa dejando sus ojos achicados por el gesto.
-Se lo aseguro que no haré nada malo!
Pince hacia una mueca de desagrado al no creerle a la chica, se daba vuelta y se alejaba del lugar, y en el momento que estuvo lo bastante lejos, Jossette sacaba su varita conjurando lumos para poder ver mejor.
-Que libros te faltan – le preguntaba inocentemente su amiga, pero la chica sonreía, Mae conocía bien esa sonrisa – no Jossette, no lo harás – negaba con la cabeza – ¿qué estás pensando hacer? – le susurraba.
-Solo necesito algunos libros sobre conjuros que pueda escabullirme.
-¿Jossette, quieres ir al pasillo clausurado? – le abría los ojos aun susurrándole – Dijeron explícitamente que no se podía entrar.
-Cálmate Mae, por lo mismo – se llevaba la mano a su barbilla pensativa – si no fuese importante, no lo hubieran dado como anuncio.
-Por que me arrastras a esto – le decía cansada – no tienes a Bill para esto.
-No quiero molestarlo – bajaba su mirada – no quiero que pierda su insignia, se ve muy feliz corriendo detrás de los alumnos más jóvenes.
-A mi me encantaría ser perfecta – decía con tristeza en sus palabras.
-Menos tristeza y más búsqueda Mae, esta noche será larga.
Mae y Jossette se embarcaban a buscar referencias y libros que estuvieran relacionados con lo que buscaba la joven bruja, con sus varitas encendidas en un conjuro básico, caminaban entre los estantes lentamente tratando de leer todos los títulos de estos.
En un momento, Jossette encontraba el libro que llevaba varios minutos buscando frente a ella, al momento de acercar su mano para buscarlo, veía como alguien más lo tomaba desde el otro lado del estante asustándola por completo.
-¿En qué andas ahora Morrié?
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|F|r|a|g|m|e|n|t|e|d| Weasley Stories. (Bill Weasley)
Fanfiction"Toda existencia que no contenga una gran locura carece de valor, ¿En qué se diferencia una existencia semejante de la de una piedra, un palo o una mala hierba? Lo afirmo con total honestidad: hay que ser objeto de una gran locura para querer ser...