-Me siento muy feliz por ti Mae, William es un buen chico – le respondía con ternura.
-Porque le dices William? – se sentaba al lado de ella – todos le dicen Bill – ponía su mano sobre su barbilla mirando al cielo – jamás te lo pregunté, pero siempre lo he notado.
-Por que me gusta decirle William, es su nombre – reía recordando cuando se presentaron – aparte mamá siempre me dice que le diga Will, eso si no lo entiendo – reía mientras se acomodaba en su cama.
Mae veía la hora en su reloj de pared, un reloj de Búho que movía sus ojos al moverse las manecillas, era casi la hora de acostarse, pero Jossette estaba esperando ese momento.
-Van a ser las 10, ¿de verdad vas a salir ahora? – le preguntaba con preocupación en su rostro.
-Sí, es ahora o nunca – le ponía un polerón negro con capucha – si Will pregunta por mí, no sabes nada – le advertía cautelosa.
-Irás con Vicent? – susurraba sus palabras.
-Sí – Jossette le respondía con ternura.
Si bien Jossette solía hacer todo con Will, esta era una oportunidad para poder ampliarse y no solo ser una hermana perdida de los Weasley, Vicent se había esmerado mucho en invitarla al baile y por lo mismo decidía contarle lo que era su plan para esa noche, Charlie esperaba en una esquina al lado de las cocinas, esperando que viera salir al profesor Snape de su salón de clases, en ese momento él saldría.
Jossette caminaba lentamente por los pasillos, intentando que las hebillas de su calzado no sonaran en su andar, era una parte crucial del plan hacer una poción, pero debían recolectar ingredientes importantes que solo tenía Snape en su bodega personal.
La chica comenzó a acelerar el paso mirando por todos lados, sintiendo como una mano tomaba su brazo y la jalaba estampándola en la pared.
Cerró los ojos apretando los parpados quejándose en silencio por el dolor de espalda, cuando abrió los ojos se dio cuenta que unos brillantes luceros azules la miraban con enojo.
-Que estás haciendo Jo – le susurraba enojado.
-Nada – le sonreía conteniendo su risa nerviosa.
-Son más de las 10, deberías estar en tu habitación, ¿tú sabes lo que hacen los perfectos con los alumnos que no obedecen?
-¿Dejarlos ir porque quieren mucho a sus hermanas? – achicaba los ojos rogándole misericordia.
-Graciosa, ¿qué haces aquí? – Jossette iba a hablar, pero le interrumpió – pero dime la verdad.
La chica cerró los ojos viéndose enfrascada en la travesura, no tenía de otra que integrar al chico.
-Iré con Vicent y Charlie a salón de pociones – lo dijo tan rápido que le costó modular.
-Ibas a llevar a Vicent!? – se ofendió.
-Y a Charlie – le mostro una gran sonrisa
-Y A CHARLIE!? Como se te ocurre llevar a nuestro hermano pequeño a eso.
-Vamos Will, Charlie ya no es un niño, aparte que tiene muchas ganas de ir.
-Por que no me dijiste?
-Porque ahora eres perfecto.
-Si hubiera sabido que ser perfecto me quitaría tu confianza, jamás lo hubiera aceptado.
-No es porque no confié en tí, no quiero que dejes de ser perfecto, le hace mucha ilusión a mamá que lo seas – sonrió recordando a Molly – aparte no puedes decir nada de nuestros secretos – mostraba su muñeca.
-Entonces vamos – comenzaba a caminar.
-Irás con nosotros?
-No puedo perdérmelo.
Bill y Jossette llegaban hasta el lugar donde se encontrarían con Charlie, este estando ahí comenzó a ponerse nervioso al ver a su hermano mayor llegando tranquilamente.
-Nos caímos? – Charlie le preguntaba a Jossette.
-No, ¿dónde está Vicent? – la chica preguntaba apurada.
-Él es importante? – Bill le preguntaba Molesto.
Vicent salía de las cocinas asustando a los hermanos, abrazaba a Jossette sonriendo.
-Y ahora qué? – Bill interrumpía el amoroso momento.
Jossette caminaba hasta el salón viéndolo vacío, les hizo una seña para que avanzaran y todos entraron en ese mismo instante a la sala, donde se sentía una brisa fría y atemorizados llegaron hasta la bodega personal de Snape, los tres chicos en silencio veían como Jossette abría la bodega encontrándose un par de cosas interesantes, sacaba las dosis de la flor indicada y se encontraba con un pergamino extraño, al tocar con las yemas de sus dedos, aparecía una tinta que se juntaba y escribía su nombre, asustada guardo el pergamino y con una seña les hizo salir del salón.
Caminaban entre pasillos para no ser descubiertos, las habilidades de Bill y Jossette de conocer todo el castillo les ayudo bastante, hasta que llegaron a la gran escalera donde podían ver como Snape las subía en silencio, mirando los retratos como si le trajeran viejos recuerdos a su mente.
-Es de la única forma que puedo llegar a mi habitación – Jossette le decía Vicent mientras lo escondía.
Bill tomo el brazo de Jossette jalándola y metiéndola en el baño de los perfectos y antes de entrar por completo les daba instrucciones a Charlie y Vicent de ir de inmediato a la habitación que les quedaba más cerca.
Ya adentro del baño, trataban de respirar bajito para que nadie les escuchase ese vaivén de suspiros nerviosos.
-Este va a ser otro secreto – Bill sacaba su varita y ponía un encantamiento anti apertura en la puerta del baño.
-Nos quedaremos toda la noche aquí? – miró asustada su alrededor – Tengo frío.
Bill llevaba una chaqueta que se la sacaba para ponerla sobre su hermana, la llevaba hasta un lugar donde pudiesen sentarse y ahí le indicaba en silencio que se sentara junto a él.
-Déjame ver el mapa – le extendía la mano.
-Cual mapa? – la chica le preguntaba confundida.
-El pergamino, es un mapa.
-Y porque decía mi nombre?
-No lo sé, pero déjame verlo.
Jossette sacaba el pergamino extraño sin ninguna letra encima, se lo entregaba a Bill que lo examinaba y sacaba conclusiones.
-Escuche por ahí, que este puede ser un mapa, que se deben recitar unas palabras para poder descifrarlo.
-Sabes cuales son? – lo miraba fijamente esperando una respuesta positiva.
-Sí
Bill lo puso en sus manos mientras que la otra apuntaba su varita al papel con toda la fe del mundo recito las palabras
"Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas"
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|F|r|a|g|m|e|n|t|e|d| Weasley Stories. (Bill Weasley)
Fiksi Penggemar"Toda existencia que no contenga una gran locura carece de valor, ¿En qué se diferencia una existencia semejante de la de una piedra, un palo o una mala hierba? Lo afirmo con total honestidad: hay que ser objeto de una gran locura para querer ser...