A Molly se le iluminó la mirada al ver a Jossette entrar por el umbral de la puerta, rápidamente llegó hasta ella para verla de mejor forma y abrazarla, fuertemente la apretaba con la idea de quizás haberla perdido por las peleas entre hermanos, era difícil controlar a 8 niños, y mucho más cuando algunos de ellos ya estaban creciendo.
-Hija mía – le decía con cariño y amor mientras la abrazaba.
Jossette la abrazó y cerró sus ojos para poder cautivar el aroma de su madre en su mente, para no olvidarla, para no olvidar jamás de dónde venía.
Arthur se acercó a ella y sin dejar de verla le acarició el cabello feliz de volver a verla, era su familia, y no podía concebir pensar que podría perder a alguno de sus miembros.
Prontamente los niños llegaron a saludarla, le pareció extraño que ni Bill ni Charlie estuvieran en ese reencuentro de ensueño, luego de unos abrazos rápidos y las preguntas insistentes de Ginny sobre su desaparición,
Antes de caer rendida en el sofá de la sala, Calica caminaba entre sus piernas encontrando la cama improvisada que le había hecho su madre con lana que había sobrado, se acostaba cansada del largo viaje con la mirada fija da Jossette sobre ella, la despertaba del trance un fuerte regaño de su madre.
-Jossette Morrié – ponía sus manos sobre su cintura con el ceño fruncido – que tienes que decir en tu defensa?
Jo sabía muy bien de lo que hablaba Molly, y entre cerraba los ojos porque de cierta forma esperaba ese regaño al volver en el verano, el secreto no jurado del incidente del baile de año nuevo había sido una bomba con tiempo definido, era claro que al volver toda la familia sabría cuan cerca estuvieron de la muerte inminente del dragón escondido de Hogwarts, esperar algo diferente era imposible, así que solo se limitaba a poner una cara lastimosa de perro arrepentido.
-Que... - pensó unos segundos mientras veía la mirada encendida de su madre.
-No hay pero que valga Jossette, lo que hiciste fue irresponsable, sabes que tienes que cuidar a tus hermanos – levantaba el dedo índice regañándola – No avalo lo que hizo Bill, pero no debiste llevar a Charlie con un dragón.
-Mamá, por favor – estiro su cabeza hacia atrás cansada.
-Nada de mamá, ahora irás a tu habitación, estás castigada por el resto del verano – Jossette tomo sus cosas y bajó la mirada.
Comenzó a subir las escaleras y una palabra la dejó helada.
-Te quedarás con Bill hasta que arreglen sus problemas, no quiero hermanos enojados aquí, es suficiente con las peleas de los niños, ustedes no puedes discutir así – Arthur le decía bajito a Jo antes de subir las escaleras.
Cada escalón se sentía más pesado, más difícil de subir, no sabía si era por el cansancio incesante del viaje, o por lo que creía que encontraría al entrar a la habitación, sabía perfectamente que Bill no quería saber nada de ella, pero guardaba la esperanza que al estar a punto de perderla estaría menos renuente a conversar, con menos ganas de discutir.
Al estar frente a la puerta, sintió como unas manos frías la rodearon por la cintura, la asustaron de gran manera, al darse cuenta y apuntar su varita a su cuello, se daba cuenta que su hermano menor estaba escondido esperándola.
-Cálmate Jo – reía mientras se achinaban sus ojos.
-Me asustaste – bajaba su varita para abrazarlo – te extrañe.
-Yo también – se soltaba de su agarre – también te castigaron? – terminaba la frase con una risita.
-Creo que a alguien se le salió lo del dragón – apuntó a la habitación.
-La verdad salió el tema porque llegó una carta de que te quedarías en Francia, todos pensamos que ya no te volveríamos a ver.
-Todos? – miró con tristeza la puerta de su nueva habitación, pensando en Bill.
-Todos Jo – tomo una mano de la chica – por favor, nunca nos dejes.
Jossette devolvía su mirada a Charlie, acariciaba su mejilla llena de pecas y pasaba su mano por el cabello que crecía dándole un toque tierno.
-Nunca dejaría a mi familia.
Jossette con esto, en silencio se despedía sin decir una palabra, volteaba su cuerpo y tocaba la perilla de la puerta, que con frialdad de hacia parte de cuerpo, la rotaba de apoco con miedo, pero miedo de encontrar a Bill, que no le dijera nada, sentir realmente que lo había perdido.
Al entrar a la habitación oscura, dejaba sus cosas a un lado y de disponía a recostarse, sin mirarlo, como en una esquina de habitación, sentado en la cama escribía algunas cosas, hace mucho tiempo no entraba a esa habitación, pero recordaba algunas cosas, como las fotografías pegadas en la pared al igual que las notitas que se pasaban en clases, todo lo guardaba y lo exhibía como muestra de su amor incondicional, por la penumbra le era difícil distinguir si estaban, pero una vela que se encendió de pronto le facilitó encontrar de mejor manera lo que allí había.
Le sorprendió saber que aún tenía todo, como si nada hubiese pasado entre ellos dos, como si no hubiese dado una declaración clara de guerra, lanzado la bomba de la indiferencia, que los tenía allí, inmaculados conectando sus miradas cómplices por primera vez, luego de tanto tiempo.
-Buenas noches, que bueno verte – Jossette rompía el hielo rápidamente.
Sin respuesta alguna, este se le veía la tristeza en sus ojos que se notaban que había llorado, llorado por ella, por haber sido un tonto, pero su orgullo le impedía hablarle, decirle cuanto la había extrañado y cuando había temido por perderla.
Jossette se acostaba en la cama que era de Charlie, y se daba vuelta para poder conciliar el sueño, esa noche pesada le dolía la cabeza, le dolía el alma, le dolía la vida.
En medio de la noche, ya cuando todos dormían en la gran casa, podía sentir que el aún estaba despierto, aunque hubiese apagado la vela que alumbraba la habitación, dudo mucho en dar ese paso, pero no quería quedarse toda la vida en el quizás.
-Sabías que eras lo más importante en mi vida – Jo le decía sin esperar respuesta.
-No podía dejar las cosas así – Bill le respondía, sorprendentemente.
El escucharlo nuevamente la hacía llorar, las lagrimas silenciosas corrían por su mejilla que trazaba un camino para ellas, le asombró aún más cuando sintió como sus frazadas se movían y un brazo la rodeaba abrazándola, era él levantando la bandera blanca, no quería volver a tenerla lejos.{}
-Pero aún así, sabiendo eso, no dudaste en darme la espalda.
-Yo jamás te dejé Jossette – la sintió llorar.
Y con nada más que decirse, con declararse la tregua volvían a verse, Jossette se daba la vuelta para verlo, inmaculado, precioso, brillante, esa noche de verano, que parecía ser fría, se volvió templada al calor de su abrazo.
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|F|r|a|g|m|e|n|t|e|d| Weasley Stories. (Bill Weasley)
Hayran Kurgu"Toda existencia que no contenga una gran locura carece de valor, ¿En qué se diferencia una existencia semejante de la de una piedra, un palo o una mala hierba? Lo afirmo con total honestidad: hay que ser objeto de una gran locura para querer ser...