11.

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🌷YULISSA🌷

No me he sentido bien estos últimos días, y desde que Eva se fue con Elly, mis noches han sido perturbadoras, pero trato de ocultarlo para que Eva no se de cuenta, lo menos que quiero es preocuparla. Debo ser fuerte y seguir con mi vida, estar así le hace daño a mi bebé, por eso hoy he decido levantarme con muchas fuerzas para luchar contra todo para hacerlo feliz.

Creo que toda esa tristeza que he resguardado estos días, mi pequeño bebé lo ha sentido y me preocupa porque ha estado muy inquieto, especialmente el día de hoy, patea fuerte como haciéndome reclamos por mis llantos nocturnos y no ha parado de moverse.

—Yuli ¿Te sientes bien? —Indaga Eva al verme pensativa.

—Si, no te preocupes, es tú ahijado que no deja de moverse y a veces duele.

—¿En serio? —Se acerca y coloca su mano sobre mi vientre.

—¿Qué pasa pequeñín? ¿Por qué este príncipe está molestando a mami? eh —Le habla chiquito y mi pequeño se mueve, creo que le responde—. ¡Oh Yuli! me pateó. —río con ternura—. Ya quiero pellizcar esos cachetes.

—Claro que no, tu no vas a maltratar a mi hijo.

—Son caricias, no maltrato. Sabes que lo voy a malcriar y consentir. Me va a querer más a mi. —Me saca la lengua.

—Yo soy su ma... —La estúpida sale de la cocina dejándome con la palabra en la boca.

Voy tras ella y abro mi boca, detengo mis pasos y observo la cantidad de personas que hay el día de hoy, siento mucha felicidad porque eso significa que mi comida ha gustado, tenemos mucho trabajo que hacer sin duda. Gracias a Dios mi amiga me está ayudando también con esto.

Vuelvo a la cocina para ver como va todo con el menú, mientras Eva les da la bienvenida a cada uno de los clientes.

He decidido realizar solo dos platillos diarios porque pienso que tener muchos menús, confunde a los clientes y se les hace difícil escoger haciéndolos perder el interés en el lugar y esa no es la idea.

Al entrar a la cocina me preocupo al ver que aún no han terminado con el pollo, uno de los platillos de hoy. 

Hanna, la cocinera dice que hay un problema con el horno y no han podido terminar de preparar el pollo y aún está a medio cocer, eso me angustia porque ya debería estar listo, igual que las papas.

—Se apagó de un momento a otro Yulissa, no quiere funcionar.

—¿Qué? ¿y por que no me han informado a mí ni a Eva de esto? Ese horno es nuevo, no pudo haberse dañado.

—Lo siento, creí que podía solucionarlo, en estos momentos me disponía a avisarles.

—¿Lo revisaron bien?

—Si, los cables están bien.

—¿Y las tomas de corriente? —Por la expresión en la cara de Hanna me doy cuenta que no.

—Jacobo, ven por favor. Necesito tu ayuda.

—¿Y yo en que te ayudo Yulissa?

—Tú, ve por favor a ofrecer en menú que está listo, y dile a Eva de lo otro, ella se encargará de calmar a los. Clientes.

—Si, ya voy.

Jacobo llega y le pido que me ayude a mover el horno, lo observo mientras lo hace y pienso en lo orgullosa que estoy de él, Jacobo es un joven muy juicioso, tiene 18 años, trabaja aquí por las mañanas para ayudar a su mamá con los gastos, tiene dos hermanitos pequeños de 8 y 6 años muy comelones, como él dice. Estudia por las noches su último año de la escuela, pronto habrá grado.

MATEO, La Mejor Decisión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora