19.

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🌷YULISSA🌷

Estoy agitada, casi me falta el aire. No puedo con el susto. Cierro la puerta al entrar y le pego a ella de espaldas, trato de respirar y tranquilizarme.

Observo el lugar y las personas que me miran desconectadas.

¡Mierda! Esta no es la habitación de Ester. Por el afán no me fijé.

—Disculpen. Yo... Perdón.

Asomo mi cabeza despacio para asegurarme que no hayan moros en la costa. Salgo de la habitación y me paso al frente, esta vez a la habitación correcta.

Eva está sentada al lado de Ester, acaricia su rostro mientras llora, está devastada.

—Mamita, debiste decirme, yo te abría cuidado y buscado la manera de...

—No, cariño. Ya no había nada que hacer y no quería preocuparte, ni que dejaras tu vida para atarte a mí.

—Mami, me hubiera gustado estar a tu lado todo este tiempo para poyarte con todo este proceso -Sujeta su mano y le da un beso en la frente.

Camino hasta ellas, coloco mi mano en su hombro y le doy un beso a Ester.

—Hola Yulissa, que gusto verte. Estas hermosa. —Me dice. Le cuesta trabajo hablar, pero aún así me sonríe.

Me da mucha tristeza verla en ese estado, las lágrimas corren de nuevo del pesar que me provoca. Su rostro está muy pálido, ha perdido mucho peso desde la última vez que la vi. No sé qué decirle, solo la observo hasta que poco a poco sus ojos empiezan a cerrarse, creo que está muy agotada.

Me siento en el sofá que hay en la esquina, Eva viene y me acompaña.

—Yuli, mi corazón está destrozado, mamá está muy mal, tiene cáncer y está en etapa terminal. Se negó a hacerse quimios, me lo dijo la doctora hace un rato. Ella Nunca me dijo nada y yo tampoco me di cuenta. ¡Que pésima hija soy! -dice y limpia sus lágrimas.

—No, Eva. No te castigues así, esto no es tu culpa. Las casas pasan, por que sí. Aunque parezca injusto, la vida es así.

—No entiendo como las veces que vine a visitarla no lo noté, ella se veía bien, siempre estaba arreglada, maquillada y con una sonrisa. Aunque ahora que recuerdo, la última vez que vine a verla estaba ojerosa. Me dijo que se había resfriado y se sentía cansada porque no había dormir bien los últimos días y por eso se veía así, solo estuve con ella dos días y me regresé sin darme cuenta de nada.

—Debió ser muy duro para ella.

—Sí, y ahora que lo pienso. Creo que esa fue la razón por la cuál no se vino conmigo y con tía Elly, ella no quería que la viera débil y que yo lo hiciera también.

—Ester es una gran mujer, muy fuerte y valiente sin duda. Una madre puede hacer un gran sacrificio por el bienestar de sus hijos. Ester prefirió padecer en soledad y no verte sufrir.

—¿Qué haré sin ella?

—Vivir y ser feliz, eso es lo que una madre quiere para sus hijos.

—Será difícil.

—Lo sé, pero yo estoy aquí.

—Tengo miedo.

—Yo igual. —Suspiro—. Lo vi Eva, y me vio también, estoy asustada. —digo cambiando el tema.

MATEO, La Mejor Decisión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora