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💥MARCOS💥

Mi cabeza me va explotar, todo da vueltas mientras miro el techo de mi habitación, al igual que casi todos los días estoy pasando un terrible Guayabo por culpa de la borrachera que me pegué anoche, y de nuevo completamente solo.  La mujer que traje anoche se fue furiosa porque le di dinero después de cogérmela, me dijo un montón de insultos que ya ni recuerdo, luego se largó.

Cierro mis ojos tratando de calmar un poco mi dolor de cabeza, los pensamientos me aturden y por más que trato de no pensar más, no lo consigo. Imágenes pasan en como en cámara rápida haciendo que me duela aun más. Coloco mi almohada sobre mi cabeza, pero eso no evita que siga pensándo en mi vida y el cambio tan radical que tuvo. De un momento a otro mi mundo se vino a bajo como un derrumbe que deja solo caos. No dejo de preguntarme que hice mal para que me pasara todo esto.

Si no hace más de un año mi vida era perfecta, logré graduarme con honores de la universidad, ingresé a liderar las empresas que se unieron al casarme con Martina, todo marchaba a la perfección, tenía una esposa sexy, el sexo era tan genial que parecíamos conejos, bueno, la verdad era que a Martina le urgía embarazarse para poder cobrar su herencia en cuanto el bebé naciera, reconozco que lo disfruté y... En el proceso dejé de pensar en ella, en Yulissa. Hubo un momento de tristeza con la perdida de nuestro primer bebé, pero lo superamos y pronto encargamos de nuevo, con la fortuna de ser dos.

Para la fiesta de cumpleaños de mi suegro anunciamos la maravillosa noticia de que seríamos padres, por supuesto estuvieron muy felices, con excepción de mi padre. Intentó ocultar su molestia, pero lo noté. Mientras los demás celebraban, el parecía angustiado y cuando mamá informó que yo recibiría mi parte de la herencia  que me dejó el abuelo como regalo en cuanto mi hijo naciera, palideció y eso me preocupó, pero se me quitó en cuanto levantó la copa e hizo un brindis por nosotros y nuestros futuros hijos.

Creo que estaba paranoico ese día.

Martina no estaba tan sorprendida como yo, porque desde antes de casarnos sus padres le dieron su herencia la cual podía reclamar una vez que tuviera un hijo, no importa a si fiera niño o niña, pero para mí sí que lo fue. El abuelo había estipulado que mi herencia podría reclamarla una vez cumpliera 30 años y tuviera mi vida organizada, o sea, esposa e hijos.

Entonces no entendía como la tendría en unos meses si aún faltaban algunos años para mis 30. Supongo que ellos tenían un as bajo la manga, de igual manera eso no me importó en lo absoluto, lo importante aquí era que pronto tendría mi propio dinero y podría independizarme de mis padres y los de Martina, haríamos nuestras vidas sin depender de nadie, más que nosotros mismos y la verdad, ella era la más interesada, deseaba tener su propio dinero lo antes posible.

Abro mis ojos y mientras recuerdo todo aquello las lágrimas empiezan a brotar y lloro como un niño.  El sonido de mi teléfono me hace reaccionar, pero no deseo contestar la llamada, dejo que suene y suene hasta que me desespero por la intensa jaqueca.  Mi cabeza quiere reventar del dolor y el estúpido aparato no deja de sonar, no tengo más remedio que levantarme y buscarlo.

—Bueno —contesto porque es mamá, no quiero que venga a buscarme si no lo hago.

Marcos hijo, te he estado llamando desde ayer, ¿Por qué no respondías mis llamadas?

—Madre yo... Estaba ocupado —miento.

Bruno llamó, te vio anoche en el bar, ¿Te embriagaste otra vez? ¿Hasta cuando vas a comportarte como un adolescente rebelde? Me preocupas hijo —coloco mi mano en mi cabeza.

MATEO, La Mejor Decisión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora