26.

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💥MARCOS💥

La observo correr mientras se aleja de mi y entrar a ese lugar.

¿Será que entro?

Es un restaurante, es un lugar público.

No, mejor no lo hago. Después
Yulissa se enoja y ya no quiere hablar conmigo.

Miro mi reloj y veo que falta mucho para las siete, decido caminar las calles para conocer un poco este pueblo. Camino y camino sin rumbo alguno hasta que siento hambre.

Creo qué es hora de volver al hotel.

Voy de regreso al restaurante a buscar el auto que alquilé y dejé parqueado ahí, de repente el bullicio de los niños llaman mi atención.

Ese debe ser el parque del que me habló Yulissa.

Me acerco para inspeccionarlo y entonces la veo, está justo ahí sentada en el pasto, está de lado a mí y no está sola. Tiene un bebé sentado en sus piernas.

Ese debe ser el niño del que Cristofer me habló.

—Hola Eva. ¿Cómo estás? —Pega un brinco al escuchar mi voz y voltea a verme, la cara de susto que tiene me hace reír un poco—. ¿Es tu hijo? —No dice nada, solo me observa y yo igual, no se si son ideas mías, pero parece nerviosa. ¿Cuál es su nombre?

—Tu, ¿Qué haces aquí idiota?.

—Ya veo que igual que siempre, estoy aquí por negocios.

—¿Negocios? ¿En este pueblo?

—Si Eva, exploro el lugar, y ¿Me dirás como se llama tu hijo?

—Él, eh. Mateo, si, ese es su nombre, Mateo. —responde muy nerviosa.

—Mateo eh, qué curioso. Acabo de pasar por un lugar que tiene su nombre. ¿Coincidencia?

—Yo que sé. Es un nombre común.

—¿En qué momento lo tuviste? No estabas embarazada la última vez que nos vimos y si saco cuentas no...

—Si lo estaba, solo que no tenía por qué decírtelo a ti.

—Ok, pero... ¿Puedo verlo?

—¡No!—grita levantándose y abrazando al pequeño para ocultarlo de mí—. ¡Karen! Ven aquí. —llama a alguien.

Una joven de ojos cafés, cabello lacio, corto hasta un poco más abajo de sus orejas, piel canela llega y Eva le entrega al niño.

» Llévalo a casa. —La joven me mira, recibe al niño y se marcha. —Ahora si Marcos ¿Qué es lo que quieres? —Se coloca enfrente de mí.

—Solo pasaba por aquí, te vi y quise aprovechar para disculparme contigo. Sé que no te agrado y tienes tus razones para hacerlo, pero me gustaría cambiar eso.

—¿En serio? ¿Y cómo lo harás? Porque recuerdo que hiciste que me echaran como un perro de mi trabajo y que no me contrataran en ningún otro lado.

—Lo siento Eva —Abre los ojos sorprendida.

— ¿Qué?¿Escuché bien?.

MATEO, La Mejor Decisión.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora