Oportunidad. Parte 3

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-¿Estás seguro que quieres continuar con esto?- preguntó Xiao a Yibo mirando el rostro del joven mordiendo su labio inferior esperando su reacción, cualquiera, sólo quería tener una mínima idea de lo que rondaba en su cabeza.

Yibo le regresó la mirada con confianza y tomó su mano entrelazando sus dedos. – Esto es importante. Debo y quiero estar contigo.

-Ok, entonces vamos- suspiró Xiao mientras sonreía por la respuesta que acababa de escuchar, porque era sincera y de pronto ya no le importaba lo que sucedería en unos minutos.

Salieron del auto y caminaron uno al lado de otro. Zhan tocó el timbre y espero a que alguien de la enorme mansión atendiera su llamado.

Una mujer de mediana edad los hizo pasar a la sala y se retiró para llamar a Qin Su.

A los pocos minutos entró corriendo Zizhen y se abalanzó a los brazos de Zhan. Por un momento dudó en sostenerlo, pero tal vez era su deber hacerlo de ahora en adelante, aunque muy en el fondo se sorprendió al darse cuenta de que era muy diferente la sensación entre tener en sus brazos a Zizhen y A-Yuan. Abrazar a A-Yuan se sentía más natural.

-Zhan- saludó Qin Su mirando a su hijo en brazos de Zhan. Era como la fotografía perfecta de la familia de sus sueños. No había nada que deseara más que tenerlo a él como padre de su hijo.

-Qin Su- saludó haciendo una leve reverencia. - supongo que recuerdas a Wangji.

-Claro que sí- contesto haciendo a su vez una pequeña reverencia la cual Yibo correspondió con su usual rostro inexpresivo y fría aura.

-Ah... ¿quieren tomar algo? – preguntó dubitativa – puedo ordenar un poco de té.

-No, no es necesario, pero gracias- contestó Zhan poniendo a Zizhen en el suelo quien fue a abrazar la cintura de su madre-. Sólo vine a continuar la conversación que quedó pendiente la última vez.

-Oh, claro- contestó ella bajando la mirada sintiéndose insegura. -Ahm, ¿quieres ir a la biblioteca? - preguntó con clara intención de mantener una conversación en privado.

-No será necesario- contestó Zhan -. No hay secretos entre Wangji y yo- afirmó Zhan.

Qin Su lo miró con atención, después miró a aquel apuesto joven con rostro frío y su corazón se contrajo de dolor.

-No- susurró tan bajito que Xiao apenas si la escuchó. Lagrimas acudían a sus ojos mientras pasaba la mirada entre los dos jóvenes y sintió el mismo dolor que cuando se enteró de la muerte del pelinegro. -Esto no es cierto. -añadió bajando la mirada sin poder contener el mar de lágrimas. Zizhen se asustó y abrazó a su madre.

-¿Qué sucede?- preguntó confundido Zhan acercándose a ella tratando de reconfortarla sin entender lo que le había pasado- Qin Su ¿te encuentras bien?

-¿Cómo es esto posible?- preguntó Qin Su a nadie en específico porque fue perfectamente capaz de percibir el fuerte lazo que había entre los dos jóvenes, y no era una unión de amistad o de hermandad. Era fuerte, muy fuerte, tanto que casi podía palparla. -Esto no tiene sentido, tú no eres así.

-Qin Su, no entiendo lo que estás diciendo- comentó un poco asustado Zhan.

-Mami, no llores- imploró Zizhen con lágrimas surcándole su pequeño rostro.

Zhan no podía hacer hablar a Qin Su quien se dejó caer en el sillón más cercano cubriendo su boca con su mano sacudiendo su cabeza de un lado a otro. No era justo, acababa de enterarse de que Zhan seguía vivo y sin poder evitarlo comenzó a imaginar su futuro junto a él, pero ahora todas sus esperanzas se estaban derrumbando de nuevo. Lo había perdido. Y esto era tan definitivo como si en verdad hubiera muerto. Zhan amaba a ese joven de nombre Wangji, lo amaba como ella deseaba que él la amara. Lo amaba en todos los sentidos posibles. Se sintió tan herida, tan furiosa y decepcionada que no ponía atención a las palabras de Zhan ni de su hijo quien trataba de consolarla.

No Imaginaba 2. PERMANECERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora