Exceso de confianza. Parte 1

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-¿Sabes que nos dejas en ridículo?- Xichen encontró a Xiao en el balcón con A-Yuan en sus brazos dormido.

Yibo se encontraba conversando con sus amigos y Zhan aún no les había dicho sobre la visión de Ahqing, era obvio que él mismo mataba a Zhuliu por lo que creyó conveniente comenzar a idear un plan por cuenta propia y evitar así la pérdida de vidas, según lo visto por la chica.

-¿A qué te refieres?- preguntó invitando a Xichen a tomar asiento a su lado.

-Wen Qing, mi tío e incluso yo, hicimos hasta lo imposible por mantener a Ahqing con vida, sentíamos cómo la perdíamos sin poder evitarlo. Pensamos en todo lo que podría servir y nada funcionaba, entonces llegas tu y en apenas unos minutos la dejas como nueva – explicó Xichen.

-No es mi intención compararme con sus habilidades- sonrió Zhan – creo que en realidad mi técnica es como hacer trampa, porque en realidad yo no sano el cuerpo. Es como si sólo reiniciara el sistema. El alma de las personas hace todo el trabajo.

-No cualquiera lo puede hacer- continuo Xichen mirando a Zhan sosteniendo a "su hijo" y sonrió ante la visión – Ni siquiera mi tío que es considerado el mejor sanador de nuestro tiempo, quien incluso puede sanarse a sí mismo.

-Wow, eso sí que es impresionante – comentó Zhan sorprendido- Son muy pocos quienes tienen control de sus habilidades sobre sí mismos.

-Tú también entras en esa categoría – le recordó Xichen.

-Sí, supongo que el poder revivir cuantas veces quiera cuenta.

-Creo que no te aprecias con total justicia- comentó Xichen al notar la mirada baja de Zhan pues podía distinguir el prejuicio que él mismo se tenía por ser un nigromante – Lo que puedes hacer es realmente impresionante, más aún ahora que has encontrado una manera de ayudar a las personas, darles una segunda oportunidad sin importar el tipo de daño que tenga su cuerpo o la enfermedad que los aqueje, ¿sabes a cuántos podrías ayudar y salvar con lo que puedes hacer?

-¿A caso me vas a ofrecer un puesto en tu centro de sanación?- preguntó incrédulo.

-No sería mala idea, ¿sabes? – lo consideró Xichen.- No es como si después de todo esto consideren regresar a su destierro.

Zhan lo miró interrogante – No hemos hablado de eso- contestó – Aunque supongo que sería lo mejor para Yibo, permanecer aquí.

-¿Y no es lo mejor para ti?- preguntó Xichen.

-Bueno, no es como que puedas promocionar mis servicios de nigromante en tu clínica, en algún momento comenzarán a hacerse preguntas, alguien podría reconocerme y todo el esfuerzo que hizo Yibo hace dos años quedaría en nada.

-¿Por qué hablas como si mi hermano pudiera permanecer aquí sin ti?- preguntó Xichen.

-Porque al parecer, Zhan aun no entiende que eso no es posible- contestó Yibo escuchando parte de la conversación, entonces se dirigió a Zhan – No puedo creer que sigas con eso- le recriminó.

-Bueno, creo que yo ya terminé aquí- Xichen se retiró ante la mirada asesina de Zhan.

-Sólo digo que aún no hemos hablado sobre lo que haremos cuando todo esto se solucione – se defendió Zhan.

Yibo se sentó a su lado muy cerca tomando el rostro de Zhan para juntar sus labios, lento, un contacto superficial hasta que su lengua recorrió el lunar del mayor para terminar succionándolo un poco, entonces lo miró atentamente a los ojos – Tienes que comenzar a pensar en ambos como una sola persona – le dijo seriamente acariciando la mejilla ajena – Podríamos quedarnos aquí o regresar a Luanzang, no me importa, mientras estemos juntos.

Zhan sonrió y besó a Yibo profundizando el beso.

-¿En verdad no pueden permanecer juntos sin estarse comiendo en todo momento? – Wen Qing los había visto desde el cristal cuando terminó de instalar a Ahqing en una habitación de la casa – Ni porque está su hijo con ustedes. Pervertidos – los regañó quitando a A-Yuan de los brazos de Zhan para acostarlo apropiadamente.

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-¿Planean una excursión a Luanzang?- Cheng entraba a la oficina de Xichen que se encontraba revisando la lista de medicamentos entregada por Wen Qing.

-Tío quiere ir a dar seguimiento a los heridos del incendio – Xichen le respondió sin despegar los ojos de los documentos en sus manos, por lo que no se percató cuando Cheng puso seguro a la puerta. -Los hermanos Wen también nos apoyarán.

-¿Y no pensabas invitarme? – Cheng se acercó al mayor retirando los documentos y recargándose sobre el escritorio frente a Xichen, deshizo el nudo de su corbata y comenzó a desabotonar su camisa.

-¿Ahora?, ¿en verdad quieres hacerlo ahora?- preguntó Xichen incrédulo levantándose de su asiento acomodándose entre las piernas de Cheng quien se detuvo sus movimientos.

-Ya veo que tu no – dijo molesto comenzando a abotonar de nuevo su camisa.

Xichen detuvo sus manos y comenzó a besarlo atrayéndolo a su cuerpo – Yo siempre quiero hacértelo.

-No veo el suficiente entusiasmo ahora- contestó Cheng esquivando los labios del mayor tratando de liberar sus manos sin ocultar su descontento.

Xichen aumentó la fuerza de su agarré acercándose al rostro de Cheng – Ya deberías haber aprendido que no debes retarme, Jiang Cheng – con fuerza tomó la mandíbula del menor uniendo sus labios en un beso rudo, restregando insistentemente su lengua hasta que se coló en la húmeda cavidad de su amante abriendo de un tirón la camisa haciendo botar varios botones.

-Eres un salvaje- se quejó Cheng tratando de tomar un poco de aire.

-Eso es lo que obtienes al provocarme de esa manera- Xichen olvidó su comportamiento recatado y giró el cuerpo de Cheng obligándolo a inclinarse sobre el escritorio, desabotonó los pantalones bajándolos con rapidez sintiéndose sumamente excitado.

Y es que eso era el efecto que Cheng tenía sobre él, por algún motivo él siempre sacaba a relucir ese lado suyo pasional y descontrolado, muy diferente a su personalidad tranquila y pacífica, pero tener a Cheng a su antojo, escucharlo jadear y derretir su fachada huraña y arisca hasta deshacerlo en placer le hacía sentirse demasiado vivo. Saberse el único con el poder de ver al menor con la guardia baja lo llenaba de satisfacción.

Salivó y enterró dos dedos haciendo a Cheng arquearse un poco ante la intrusión sujetándose fuertemente del escritorio empujando un poco su trasero para aumentar la profundidad de la profanación.

-Carajo, Xichen, deja de jugar y hazlo – pidió Cheng cerrando los ojos tratando de no sonar tan necesitado como se sentía en realidad.

No Imaginaba 2. PERMANECERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora