CAPÍTULO 38

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Recuerdo muy bien esos muros que construí cuando me dejaste en la ruina, ahora debes de alegrarte, cariño, porque esa reina de hielo que creaste y esos muros que hice se están viniendo abajo y ni siquiera están ofreciendo resistencia o están hacie...

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Recuerdo muy bien esos muros que construí cuando me dejaste en la ruina, ahora debes de alegrarte, cariño, porque esa reina de hielo que creaste y esos muros que hice se están viniendo abajo y ni siquiera están ofreciendo resistencia o están haciendo un sonido ante el derrumbe. Sólo así encontré una forma de dejarte entrar.

A cualquier parte que vaya de ahora en adelante, miraré a mi alrededor y sé que siempre estaré rodeada por tu abrazo. Una de las tantas cosas que tengo por decirte es que eres mi gracia salvadora porque tan sólo eres todo lo que necesito y ruego porque eso no se desvanezca.

Golpéame como un rayo de sol ardiendo durante mi noche más oscura, pues entre todos, tú eres el único al que quiero tener a mi lado hoy y siempre. Antes era adicta a los narcóticos, pero ahora sólo soy adicta a tu luz, a tu sonrisa, a ti...

Todo lo que haces, es todo lo que ves, y sé que si te estoy encantando es porque tú también me debes estar encantando. A donde quiera que vayamos sé que siempre me estarás gustando.

Has tenido miedo al amor por culpa de la persona que te pulverizó el corazón. Cariño, no tienes por qué huir de una de las experiencias más excitantes de esta vida. Ahora sé por lo que estás pasando y creo que sólo con un simple toque puedo verte libre.

El reluciente sol anunciaba su llegada colándose por los cristales de la enorme ventana que tenía mi habitación, abrí lentamente uno de mis ojos y esperé a que me acostumbrara a la claridad de la luz. En la habitación reinaba el silencio absoluto, en mi rostro se hizo presente una sonrisa que hace mucho no tenía, sonreí mientras recordaba todo lo hablado ayer con Roger. ¿Será que esta vez haya una oportunidad entre nosotros?

—Ma cherie... —comentó esa voz que ni en mil años luz me cansaré de escuchar.

Me senté en la cama para ver al hombre que me encanta día con día.

—Buenos días —murmuré con una voz ronca.

—¿Cómo amaneciste, cariño? —cuestionó. Se acercó hasta mí y depositó un beso en mi frente.

—Estupenda... —murmuré. Mientras una sonrisa en mi rostro se hacía presente.

—Me alegra saber eso... —respondió—. Hoy será nuestro primer día aquí, así que quiero comenzar bien nuestra estadía aquí.

—¿A qué te refieres?

—Tengo algo planeado —sonrió—. Sólo te diré que te veo en media en el comedor para desayunar y el resto déjamelo a mí.

—Roger... —lo regañé—. ¿Qué te traes ahora?

—Nada... —respondió mientras esbozaba una perfecta sonrisa en su rostro—. Por cierto, deberías llevar unas piezas de traje de baño.

—Te veo abajo —comentó mientras se retiraba de la habitación.

Me levanté de inmediato y me metí a la ducha, estaba muy emocionada por saber que es todo lo que se trae Roger entre manos, quiero saberlo todo y no quiero hacerlo esperar por mucho tiempo. Al salir de la ducha busqué en el closet algo que ponerme y opté por un vestido blanco de encaje con algunos olanes en la falda y el corte de los hombros era campesina, me lo puse con unas sandalias y algunos accesorios dorados.

Young and beautiful •|Roger Taylor y ______|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora