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Aquella chica había dejado mucho que pensar y desear a Roger, y es que el señor Taylor no la había visto como la amiga de su hija, no la había apreciado como una jovencita más, sino como una mujer hecha y derecha. Y es que la chica no era para nada fea, poseía un físico demasiado atractivo.
Aquello grandes ojos de color marrón decorados con unas espesas y bien rizadas pestañas lo habían cautivado demasiado, aquella mirada no era la de cualquier chica viendo a un hombre, aquella mirada expresaba el deseo que sentía ella hacia él.
Y lo que más se le había hecho tierno e inocente de ella eran las mejillas sonrosadas que ella poseía dándole un toque tierno, sus cejas perfectamente depiladas y delineadas hacía resaltar su hermoso y redondo rostro y qué decir de aquellos no labios algo carnosos que estaban pintados de un brillo labial transparente, haciéndolos ver apetecibles. Y, por si fuera poco, su larga cabellera lacia de color negro hacía resaltar el tono de su piel.
Y qué decir de su cuerpo, debajo de esas prendas de vestir podía jurar que se encontraba un cuerpo digno de aquel angelical y hermoso rostro, sólo me bastó con ver lo gruesas que eran sus piernas a través de la tela de mezclilla de su pantalón entallado, haciendo resaltar perfectamente sus atributos.
De estatura no era tan baja, puedo asegurar que aproximadamente media 1.65 cm. era una medida perfecta.
No puedo sacar de mi mente aquella imagen de esa bella mujer, era la perfecta creación hecha por Dios. Estaba una y otra vez recordando la forma en que me observó, será que ella también sintió esa conexión, ese deseo infernal que sentí al momento de vernos. Mi boca no dice nada, pero mi mirada te dice todo lo que siento por ti...
Los hombres solemos creer que los ojos de las bellas mujeres tienen algo dentro, y a menudo solemos equivocarnos, pero puedo jurar que con ella no era una equivocación.
No dejaba de pensar eso una y otra vez, hasta que el grito de Freddie me hizo salir de mi trance.
—Roger, querido, ¿qué te sucede? —preguntó uno de los mejores amigos del señor Taylor. Al no obtener respuesta alguna, decidió gritarle—. ¡ROOOGER!
—Demonios, ¿por qué me estás gritando? —exclamó un Roger todo alterado y con el ceño fruncido volteando a ver a Freddie.
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—Parezco estúpido hablándote desde hace 3 minutos y no me prestas atención —exclamó Freddie alterado.
—Lo siento, estaba algo distraído.
—¿Me quieres ver la cara de estúpido? Lo noté. ¿Una nueva conquista? —escupió Freddie y sonriendo coquetamente.
Roger no podía decirle que se quedó perplejo por la dulce, tierna e inocente jovencita que estaba en esos momentos en su hogar.
—Probablemente —dijo Roger—. Pero...
—Pero, ¿dijiste, pero? —lo interrumpió Freddie—. Roger, creo que ya es tiempo de que salgas con mujeres.
—Y creo que por fin la encontré —respondió Roger.
—Cariño, sólo espero que esta vez no sea como las típicas féminas que se acercan a ti por tu dinero.
—No creo que ella sea así —se quedó pensando—. Ella es diferente al resto de mujeres que se me han acercado, posee algo que me ha cautivado.
—Esto sí no lo puedo creer —interrumpió Freddie a Roger—. Debo de hablar con la prensa para hacer oficial que el famoso empresario Roger Taylor está enamorado.
—Qué gracioso —comentó sarcásticamente Roger—. No lo estoy. Simplemente digo que ella es diferente del resto.
—¡Ay! Corazón, espero y estés en lo correcto, mereces hacer tu vida de nuevo —dijo con una sonrisa Freddie—. Desde lo que pasó con...
—¡Cállate Freddie! —exclamó un Roger todo alterado e interrumpiendo a Freddie—. Ni lo menciones. Juré no volver a tener otra mujer en mi vida después de ella —expresó irritado y molesto por aquel comentario de su amigo recordándole su pasado.
—Ya es momento de que te des una oportunidad, pero esta vez que sea en serio.
—¡Noo! No romperé mi promesa que hice. Si llego a tener algo con esa mujer, sólo será una aventura. Sexo, eso es todo.
—Querido, no sea duro contigo mismo. Bien sabes que todos te apoyamos en que vuelvas a rehacer tu vida —habló Freddie poniendo una mano en el hombro izquierdo de su rubio amigo en señal de apoyo.
—Lo sé, pero no quiero faltar a esa promesa.
—Y no lo harás, Lola te lo ha hecho saber muchas veces. Ella quiere verte feliz y si tu felicidad es empezar a tener algo serio con alguien pues adelante.
—Mi única felicidad es mi hija.
—Ay, corazón, no seas tan terco —expresó Freddie—. Piensa y recuerda que sólo se vive una vez ,y si esta es tu oportunidad, aprovéchala.
Las palabras de Freddie me habían dejado pensando, juré nunca volver a enamorarme de ninguna mujer, después de lo sucedido en el pasado no iba a haber nada más importante en mi vida que no fuera mi hija, ella me ha convertido lo que soy hoy en día, por ella he llegado hasta este punto de mi vida.
Pero a la vez puede que Freddie tenga razón, pero en este momento no estoy para tener una relación amorosa. Probablemente sólo complaceré mis deseos carnales con ella. Debía de encontrar la manera de acercarme a ella.
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¿Qué es lo que el señor Taylor trata de ocultar de su pasado?
