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Yo sólo quería pasármela bien, aprendiendo a volar de la mano con la persona que me hizo sentir tan especial en tan poco tiempo. Tan sólo dejé que mi corazón decidiese en ese entonces, cuando aún era joven, pero muy en el fondo sabía perfectamente las consecuencias de mis actos que tendría que pagar tarde que temprano.
Sé que no soy la única que lamenta que las cosas hayan terminado de esta manera, lastimé a gente que me quería y tenían cierto afecto hacia mí. A veces siento que soy yo la que no soporta el reflejo de lo que todos ven de mí; siento como si mi vida pasara como una flecha y lo único que puedo hacer es mirar y llorar.
Echo mucho de menos cuando mi vida sólo se trataba de organizar e ir a una fiesta. Ahora, todos los días parecen ser tan oscuros, la luna y las estrellas no son nada sin ti. Todos esos detalles que extraño de ti, tu caricia, tu piel, ¿por dónde empiezo? No hay palabras que puedan explicar cómo te echo de menos.
He sobrevivido otro día sin saber de ti, sin decirte que te extraño. He sobrevivido otro día a esta terrible condena que estaré pagando por el resto de mi vida, no sé cómo le haré para aprender a vivir sin ti. Todos los días de mi vida reniego de este vacío, de este agujero que soy por dentro. Estas lágrimas cuentan su propia historia. Me dijiste que no llorase cuando no estuvieras, pero el sentimiento es incontenible, es demasiado fuerte cada día que pasa, es como si estuviera muriendo lentamente en este mundo, en esta vida.
Siempre serás mi recuerdo favorito, aquello que tuve un ratito de mi vida y que adoré cada minuto; aquello que me quitaba el sueño en las noches y me dejaba una sonrisa inigualable, aquello que no volveré a tener. Aquello que la vida me restregó y me gritó en la cara que no se puede tener todo en esta vida y que la felicidad no siempre es completa.
Ya no me aferro al pasado ni a los recuerdos tristes, no quiero volver a abrir esa herida que por mucho tiempo me costó cicatrizar y que muy pocos saben. No reviviré los dolores y los sufrimientos antiguos. Lo que pasó pasó, de ahora en adelante pondré mis fuerzas en construir una vida nueva, orientada hacia lo alto y caminaré de frente sin mirar atrás. Veré como el sol nace cada día, sin pensar en la noche que pasó.
Después de toda la tempestad que me tocó vivir, creo que al fin llegó mi calma, mi tranquilidad y paz. Todo este tiempo he aprendido a ser fuerte y valiente, pues al parecer la vida por fin me está regalando una sonrisa después de todo. Un nuevo mundo que descubrí, esa olla gigantesca de oro que hay al final del arcoíris, al fin había encontrado a mi felicidad.
Me encontraba ordenando un poco la casa, estaba en la planta de arriba cuando fijé mi mirada en el reloj de pulso que traía, me percaté que ya era la hora de la comida, bajé corriendo las escaleras para poner a calentar la comida que había hecho horas antes, subí nuevamente para terminar con lo que estaba haciendo, cuando escuché un ruido en planta baja, supuse que él había llegado.
Una sonrisa se formó en mi rostro al percibir su presencia, me agradaba completamente su compañía, es como si de él dependiera mi estabilidad emocional. Salí de mi habitación y comencé a bajar lentamente las escaleras.
